La inflación
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Debates y Deslindes

La inflación

 


 

La inflación no para, ha disminuido la velocidad de aumento de los precios, pero ahí está presente como una amenaza a la economía de la población, una inflación controlada, pero inflación al fin. Los precios suben cada determinado tiempo y escribo esta nota porque veo que existe un absoluto desconocimiento en las personas de los derechos del consumidor, de la fuerza que tiene el consumidor y de las posibilidades que tiene de defenderse de los voraces vendedores de productos.

Lo extraño es que el consumidor no protesta ante los aumentos de precios, no hace valer su fuerza, no ejerce sus derechos por el contrario calla y la sufre y escribo lo anterior en base a las modestísimas encuestas que hago en las tiendas y comercios donde asisto no solo no hay protesta, sino que guarda un silencio sepulcral ante los aumentos. 

Compran menos y en ocasiones dejan de comprar el producto de su dieta, disminuyen la cantidad o la riqueza en proteínas desaparece de los alimentos o bien posponen la compra de los productos que desean adquirir porque estos han subido de precio y están fuera de su alcance por el momento.

El problema es que siempre este tipo de aumentos afectan a los consumidores con menos recursos económicos pues son los más afectados, porque sólo les queda como alternativa dejar de adquirir los productos que necesitan o disminuir la cantidad que adquieren, dejan de comprar. Cuando se trata de la dieta y el dinero no alcanza hay disminución en el volumen del consumo o existen modificaciones de los artículos a unos más baratos o de menor calidad.

¿Qué es lo qué pasa con el consumidor mexicano que no tiene ni la fuerza ni la astucia de los consumidores de otros países, donde forman uniones de consumidores y estos boicotean a productores que suben los precios demasiado?

Se deja de comprar, se discute y se cuestiona al fabricante que vende más caro, en otros países hay manifestaciones en las calles, pero lamentablemente aquí no existe eso, solo existe la resignación dolorosa, gastamos menos y consumimos una menor cantidad o en caso extremo se deja de comprar lo básico, poniendo como ejemplo; la carne.

Lastimosamente existe una falta de cultura del consumidor que se manifiesta en no hacer nada, no protestar, no exigir un trato justo. Aquí en Oaxaca vemos que las grandes fortunas que existen son de comerciantes, hay otros productores, ahora que tiene una mayor demanda el mezcal han aumentado los medianos y pequeños productores de esta bebida, pero por angas o por mangas, como lo explicó el diputado Noroña se desprecia Oaxaca como una región transformadora.

Cambiar esa mentalidad requiere por una parte de la voluntad transformadora de la sociedad, gobierno local y de la República utilizar seriamente las oficinas de consumidores que se han instalado en los estados y cuya tarea modesta pasa desapercibida para la mayoría de la población, sirve sólo como un mecanismo para distribuir la riqueza mediante sueldos, es una de tantas oficinas que se crean y cumplen medianamente su trabajo.

No sé si en Oaxaca exista un instituto u oficina del consumidor y tampoco he visto ninguna de las acciones que deben emprender en beneficio de los consumidores orientándolos sobre los precios de los artículos de primera necesidad, sobre los mercados que tienen altos costos para el consumidor y sobre aquellos productos que suben excesivamente sus precios, sin importar que el consumidor no recibe el mismo aumento de sueldos y salarios.

Los comerciantes ponían como pretexto al aumento de precios que venden sus productos a la lejanía de Oaxaca de los centros productores o concentradores de artículos como es la ciudad de México o Puebla donde básicamente se fijan los precios nacionales. Pero esa distancia se acortó con la autopista que vino a disminuir más de cinco horas el transporte los comerciantes de Oaxaca nos siguen cobrando las 12 horas de transporte de los artículos que consumimos y que no se producen en Oaxaca lo cual desde cualquier punto de vista es injusto, no hay nadie que lo corrija. Pero ahora la autopista que ha disminuido a menos de la mitad la distancia los precios deberían de bajar en la misma proporción de lo que han dejado de pagar ellos por el transporte, pero no es así, siguen ganando como si la distancia entre México y Oaxaca fuera todavía de 12 horas. 

Infinitas son las posibilidades de actuar de los consumidores se necesita un mínimo de conciencia de clase y una política definida de las autoridades para equilibrar la relación entre vendedores y consumidores y hacer del consumo en la ciudad de Oaxaca algo menos oneroso de lo que en este momento ocurre, ya que estamos considerados a nivel nacional como una de las ciudades con los precios más altos de venta de artículos al público. Ojalá esto se corrigiera.