La cultura del plantón
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La cultura del plantón

 


Cuando analizo el desarrollo que puede tener Oaxaca, me entra una gran depresión porque estamos predestinados a ser un país y una región subdesarrollada con salarios intermedios, falta de oferta de empleos bien pagados, crecimiento menor a dos décimas, en fin, un destino de país subdesarrollado con grandes contradicciones en los salarios. No es muy halagüeño el porvenir que nos espera como estado. Si bien, es  cierto que el turismo representa una fuente de riqueza y de desarrollo, que muchas regiones del planeta viven solamente de los ingresos turísticos como ocurre con Italia, España, Francia, pero aparte del turismo que es una fuente brutal y que tiene una demanda importantísima como ocurre con los países europeos de Italia, España y Francia, tienen además grandes regiones industriales y en la división internacional del trabajo les tocó realizar productos con un gran contenido laboral y costo. Como Alemania que sigue siendo una potencia industrial en la producción del acero y su industria es una de las más importantes empleadoras de mano de obra y buenos salarios. 

Pero independientemente de las condiciones socioeconómicas para desarrollar Oaxaca, tenemos un elemento en contra que a pesar de los años, de la información que existe, de la conciencia social que se ha tratado de crear y que deberían de tener, sigue siendo una de las grandes tragedias de la entidad, y es el grupo de maestros, ahora de cualquier grupo, que por “quítame estas pajas2 hacen plantones en las calles principales destruyendo toda posibilidad de tener una vida tranquila y posible para laborar. Ningún inversionista es capaz de meter y arriesgar su dinero en un estado donde cada determinado tiempo los maestros suspenden las actividades en la ciudad. Nadie, ni los propios oaxaqueños están dispuestos a arriesgar su dinero en empresas destinadas al fracaso, porque no tienen una planta laboral estable y porque el medio ambiente donde viven no hay posibilidades de mano de obra, y de poner una empresa están sujetas a tantas vicisitudes provocadas por los maestros de enseñanza primaria y secundaria de la Sección 22 que se vuelve imposible. Conozco algunos empresarios que se han ido a Monterrey, Saltillo, Querétaro, Puebla, a poner industrias importantes porque aquí en Oaxaca cualquier inversión industrial está destinada al fracaso. 

Oaxaca está destinada al folclor, a la comida, a las artesanías, más o menos inútiles, porque lamentablemente no se ha hecho como en Italia y otras ciudades europeas objetos que unen a la belleza de las artesanías una utilidad práctica, sino que sirven únicamente como decoración. Oaxaca es además un espacio de gran libertad y de creación. La posibilidad de salir de esta condición política económica que nos han metido una clase de “maestros” y “trabajadores” muy politizados es casi imposible. Porque los niños desde la escuela primaria, que es donde se forman los principales hábitos sociales, cívicos y culturales, aprenden de sus maestros la demoledora tarea de hacer plantones. De manera que las próximas generaciones que están en la primaria ya aprendieron que el plantón es un arma política y brutalmente destructiva para la sociedad. Una verdadera tragedia para una sociedad que necesita tanto de todos los grupos sociales para desarrollarse.