Los jóvenes

Están de visita en Oaxaca dos de mis nietas amadas, de nombres Luciflor y Mariana, cuyas edades se encuentran dentro de la década de los treinta años. No tendría nada de raro ya que están en la casa de su abuelo que es como la suya y constantemente visitan, lo que me hace escribir esta nota, es que están con ellas una amiga que vino de Serbia, de la ciudad de Belgrado donde vive. Se llama Iba, es la segunda persona que nos visita, de un grupo de becarios de la universidad de Finlandia, donde estudio Luciflor un curso de seis meses que el gobierno de este país ofrece anualmente como una de las formas de proporcionar a un grupo de estudiantes de todo el mundo cursos sobre los nuevos conocimientos que se están incorporado a los sistemas educativos. Son por así decirlo, sistemas de avanzada del conocimiento.

Independientemente del área educativa, que es importante para los estudiantes y sus centros de estudio cuando regresan, está el modelo económico para crear y dar trabajo a los habitantes de esas ciudades a partir de ocupar al cien por ciento sus centros de estudio y universidades. 

Las clases siguen todo el año, no como aquí en Oaxaca que solo se imparten cuando a los maestros se les da la gana, a los alumnos solamente les ofrecen la beca de estudios, que es muy cara desde el punto de vista que se quiera ver, los supuestos becarios tienen que pagar su hospedaje, alimentación, libros y todos aquellos servicios que requieren. El cual se cubre con otra beca que otorga la universidad o centro de estudios de donde provienen.  

Estos becarios les dan trabajo a varias decenas de personas de las localidades estudiantiles de ese país, es negocio redondo porque además los estudiantes tienen que consumir todo en esa región.

Traerá en su pasaporte huellas de las diferentes ciudades que ha visitado en su vida, algunas para tomar otros cursos o por el puro placer de conocer lugares, mejorar sus relaciones con las personas que ha conocido y visitar el mundo.

Cuando comparo las oportunidades que tienen mis nietas con las que tuvieron mis hijas y con las que yo tuve, veo que este mundo se ha preocupado por darle mayor oportunidad a los jóvenes para hacerlos más libres y darles mejores oportunidades para ser más felices y universales. Es asombrosa la capacidad que tienen hoy para vivir en otros países, tener intercambios académicos con otras universidades e intercambiar relaciones e idiomas. Definitivamente las oportunidades para los jóvenes han cambiado, son mejores, distintas y les permiten tener más opciones de elección para vivir.

Los matrimonios interraciales se han multiplicado y vamos poco a poco teniendo en el mundo una población que no tiene un país definido y que proviene del intercambio y el amor de jóvenes de distintas nacionalidades, finalmente llegaremos a tener una raza planetaria fuera de todos aquellos nacionalismos que tantos y tantos dolores motivaron a la humanidad.

Los jóvenes de ahora son sin duda alguna, más libres para decidir su propia vida, porque tienen mayores oportunidades de información y finalmente la situación en que vive el planeta, sin guerras y violencia con un desarrollo generalizado permite que los jóvenes de estas generaciones tengan mayores oportunidades de disfrutar la vida y de realizarse en distintas profesiones.

Habrá que aprovechar las becas de intercambios y beneficios que ofrecen los gobiernos para que los jóvenes contemporáneos tengan oportunidades de salir a estudiar otras materias, relacionarse con distintas personalidades, conocer otros usos y costumbres y, sobre todo, sentir la libertad de qué pueden vivir libres en cualquier lugar del planeta tierra. Ampliemos las posibilidades de estas nuevas generaciones con becas de intercambio, precios especiales para ellos y todos aquellos mecanismos que hagan de su estancia en otros países un modo de vida agradable y lleno de buenos recuerdos, de esa manera, así como ha ocurrido con mis nietos que vienen a visitarnos junto con sus compañeras, otras familias vayan formando una comunidad universal.