¡Salud presidente!
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Debates y Deslindes

¡Salud presidente!

 


Desearle mal a otra persona no es sano para el que alberga esos pensamientos

Dos son los temas que me han estado dando vueltas a la cabeza esta semana. Por una parte, la violenta, criminal y desproporcionada actitud de un grupo de mexicanos, que ante el incidente de salud que tuvo el presidente de México, en lugar de desearle pronta mejoría o quedarse callados, manifestaron en las redes sus más fervientes deseos de que se muriera. Malos siempre ha habido, Caín mató a Abel Y si nos ponemos a revisar la historia encontramos que hubo más malos que buenos. Malos que desearon y provocaron la muerte de muchos de sus semejantes. El último de ellos para el mundo occidental ha sido Adolfo Hitler y los rusos y cubanos que han dirigido la Unión Soviética y que están aún en La Habana. Pero la mayoría de ellos tenían posiciones políticas encontradas y más bien acusaban a Hitler, Stalin y los hermanos Castro de matar gente no por un problema personal, sino por actitudes políticas. 

Que yo recuerde son pocas las expresiones que he escuchado en mi vida deseando que se muera otra persona. Es enfermizo desearle mal o la muerte a otra gente, demuestra una falta de principios y de calidad humana, mala fe, falta de educación, ausencia de moralidad y de ética y sobre todo una mente enfermiza. Desear la muerte de otra persona o de otro grupo de personas como ocurrió con los nazis, que según la propaganda judía mataron a varios millones de personas de esa nacionalidad, es sin duda alguna una conducta enfermiza, implica una conformación deformada en su convivencia cotidiana. Se puede tener un exabrupto, seguramente todos lo hemos tenido, pero escribir este pensamiento, publicarlo utilizar un medio gratuito y público, para expresar nuestras bajas pasiones, lo que internamente tenemos en nuestro pensamiento y personalidad tiene otras connotaciones. 

Son gente verdaderamente enferma socialmente, sin principios morales, sin ética. Me imagino con qué cara ven a su mujer o sus hijos cotidianamente. Tiene una cara suficientemente grande para presentarse ante sus hijos y su familia pidiendo la muerte de otra persona. Lo que es más grave el grupo de periodistas a los que “les fallaron sus fuentes” y publicaron sus más bajos instintos y deseos. ¡Esos son los que nos orientan e informan políticamente!  

Realmente me preocupó el tipo de personas que participan en las redes y que expresan esos deseos. Desearle mal a otra persona no es sano para el que alberga esos pensamientos. Afortunadamente la realidad era lo que se había dicho. AMLO se volvió a contagiar de Covid-19 y la cosa no pasó a mayores. Tenemos presidente para varios meses, en los cuales va a consolidar sus anhelos más caros para el pueblo de México. Salud presidente, vamos adelante. 

 

Los Derechos del Consumidor 

Una de las actitudes que me preocupan en esta etapa de inflación que lamentablemente tenemos es que la gente no protesta por el alza desmesurada de precios. Es incapaz de decirle al despachador que no es lógico ni justo subirle a un vaso de agua 25 por ciento, cuando la inflación globalizada está en un 9 por ciento. En promedio en Oaxaca, en una serie de artículos de consumo personal que tengo cotidianamente, los precios han subido un 25 por ciento. Lo que es verdaderamente infame con una sociedad en su gran mayoría tan pobre. Pero así ha sido siempre Oaxaca. Los precios los fija el comercio organizado y desorganizado siempre en perjuicio del consumidor. Ya lo he relatado que en los mercados públicos hay normalmente dos precios para un mismo producto. 

El que se les da a los fuereños y el que se les da a los clientes cotidianos, situación que violan las leyes del consumidor aquí y en cualquier parte. Tenemos una serie de comerciantes abusivos. Como no hay industria y los otros sectores económicos son débiles los comerciantes como fuerza económica y fuerza política se sirven con la cuchara grande. Abusan, desde siempre, de los consumidores. Lamentablemente no hay nadie desde el gobierno que atienda este problema que es cotidiano y vital para la población y el consumidor todavía no tiene la cultura suficiente para tener conciencia de la fuerza que tiene en esa cadena y que finalmente es la definitiva. Él puede comprar, cambiar de proveedor y dejar de comprar.