El país de luto
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Debates y Deslindes

El país de luto

 


— La ciudad que queremos

Lamentable la muerte de los migrantes que iniciaron una protesta en ciudad Juárez y que por falta de controles perdieron la vida en un incendio que ellos provocaron. El responsable, sin duda alguna, es el Instituto Nacional de Migración que los tenía bajo su responsabilidad. No hay ninguna excusa para disculpar la falta de previsiones y políticas claras que protegieran la vida de estas personas, su muerte es una muerte que nos afecta a todos porque es un descuido del Estado que los tenía bajo su responsabilidad.

Sorprende que todos los grupos reaccionarios que nunca se ocupan de los migrantes ni del pueblo en general, se hayan vuelto ahora furibundos defensores de ellos que hoy maldigan en todas sus formas las acciones del Estado y de los grupos encargados de atenderlos. No existe mejor propuesta que este lamentable accidente para para atacar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Tienen un pretexto perfecto. Los movimientos de migrantes han conmocionado a todo el mundo rebasando las capacidades de los estados receptores para tratarlos. Lamentablemente ocurrió en nuestro país esta tragedia.

Oaxaca

Si comparamos la ciudad de Oaxaca con un ser humano y tratamos de adivinar su edad yo diría que Oaxaca es una adolescente que está apenas encontrando su verdadera personalidad y se enfrenta a un crecimiento amorfo, despiadado, sin recursos de planeación y lleno de contradicciones. Una cosa que me asombra es el alto costo que tienen los terrenos y las casas habitación tanto de renta como de venta. Hace 20 años el precio de un terreno en una colonia cercana era de 100 pesos el metro en uno de los centros habitacionales más cercanos al centro. Ahora que se desató una fiebre de compra venta y construcción me entero que ese mismo terreno cuesta ahora entre 8 mil y 10 mil pesos, una auténtica locura.

De la misma manera como se han desatado los precios de los bienes inmuebles se ha desatado el crecimiento sin ningún control y en una anarquía total. Los dueños de los predios con tal de venderlos rápidamente y seguir haciendo negocios los entregan sin servicios terminados creando un sin fin de molestias para la ciudad. Por otra parte, el oaxaqueño no piensa que no sólo el pedazo de terreno que compró es de él, sino que la banqueta y la calle aledaña también le pertenecen, de esa manera trata de ocupar con puestos, vehículos, tiendas a media calle parte de la vía pública aledaña a su propiedad sin importar el derecho que tienen los demás a transitar por una vía pública, libre de obstáculos.

Es evidente que el municipio y el gobierno del Estado tienen un plan de desarrollo ideal hacia donde debería de crecer la ciudad, donde existe agua y posibilidades de establecer servicio de drenaje, pavimentación, sin embargo, éste es un plan ideal porque parece que nadie los respeta y la ciudad en los últimos 10 años ha crecido a tontas y a locas en distintas direcciones atendiendo más a los intereses de los fraccionadores que a los intereses de la ciudad. Por otra parte, todo parece indicar que no tenemos una concepción clara de qué ciudad queremos tener y heredar a nuestros hijos, en la construcción existen todo tipo de estilos arquitectónicos, coloniales modernistas y en los últimos tiempos ese tipo de colonias que se utilizan mucho en el norte de fraccionamiento cerrados qué hacen sentir a los dueños gente muy importante.

El primer cuadro al cual se le han invertido millones y millones de dólares ha mantenido su arquitectura de principios del siglo XIX y XX, lo que constituye uno de los principales atractivos de la ciudad. El andador cumple sus funciones perfectamente y la liberación del zócalo de vendedores ambulantes es sin duda una acción de gobierno que todos agradecemos. Si volvemos al principio de qué la ciudad de Oaxaca está como un adolescente en su etapa de crecimiento tendríamos que revisar realmente que queremos que sea en los próximos años la capital del Estado y los municipios aledaños, qué nuevas atracciones podemos agregarle y pueden hacerse en la ciudad y en alguna de las zonas y municipios que tienen mayores recursos turísticos.

Lamentablemente nos enfrentamos a lo que los políticos llaman “politización” de la sociedad y que se convierte en plantones en todas partes, siempre y cuando perjudique el tránsito tanto de peatones como de vehículos, generen malos olores, eviten la circulación y obligan a la sociedad a pagar los caprichos y actitudes de unos cuantos vivales que han hecho de la protesta pública en las calles, uno de los más lucrativos negocios. Oaxaca está por terminarse de construir. Están sentadas las bases de una bella ciudad de tipo colonial mexicano, azotada por una serie de plantones de malos oaxaqueños que consideran un orgullo causar millones de molestias a los habitantes. Hagamos algo en contra de los plantones y los bloqueos.