Lo que falta es gobernar 
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Lo que falta es gobernar 

 


Me sorprendió agradablemente que el primer día hábil de la administración del gobernador Salomón Jara haya tomado la decisión de quitar a los vendedores ambulantes que se habían instalado enfrente del palacio de gobierno desde hace más de 15 años. Durante ese tiempo, dos administraciones estatales, cuatro presidentes municipales, grupos de vendedores ambulantes, mezclados con protestante políticos dejaron que ocuparan los portales del Palacio de Gobierno sin que nadie les dijera nada. Un valemadrismo absoluto. Un gobernador me comentó que había alquilado un departamento en las cercanías del Palacio para que los protestantes se bañaran y durmieran. No le importó solucionar los problemas de esos grupos que daban la peor expresión de falta de gobierno, de no importarle los problemas sociales, de descuido, ante protestantes triquis y después ante decenas de vendedores que hicieron suyo ese lugar. Es asombrosa la expresión de corrupción en que vive Oaxaca y sus gobiernos estatales y municipales que se expresaba en esas supuestas manifestaciones de protesta y que eran simples mercados de vendedores ambulantes quienes tenían un sitio firme y seguro para vender sin pagar ni un centavo de renta o de luz y dándole en la madre a la plaza principal de la Verde Antequera. 

Varias son las lecciones que estamos teniendo, por una parte, que este gobernador que forma parte del primer gobernador del partido Morena que llega al gobierno de Oaxaca, sabe tomar decisiones y las toma con gran espectacularidad y efecto político. Por otra parte, la verdadera importancia y gravedad de las protestas y agresiones que le hacen los grupos políticos a la sociedad con sus plantones y secuestros de calles, casetas de cobro. El otro día me enteré que un estudiante de una normal se había ahogado en la alberca de la escuela y al otro día sus compañeros fueron a tomar la caseta de Huitzo y cobrar las cuotas que debería cobrar CAPUFE para tener dinero y enterrar a este estudiante. Lo peor de este evento que parece sacado de Ripley, es que nadie dijo nada, ni CAPUFE, ni las autoridades de Etla, ni la policía estatal, ni la nacional.

Nadie protestó ni cumplió con sus obligaciones de mantener el orden legal, social y el respeto que merece la sociedad. Vivíamos en la absoluta impunidad de cualquier persona que quiera hacer cualquier desmán o agresión. Lo mismo ocurre en las calles de la ciudad, cualquier persona se dice autoridad del barrio y ordena, impide y obstaculiza el tránsito de personas y automóviles bajo el pretexto de que hay problemas con la basura, de bacheo o cualquier causa que moleste a los vecinos. Sin pensarlo mucho toman la autoridad ausente y la ejecutan sin medir los graves peligros que esto genera de hacerse justicia por su propia mano. La impunidad es la divisa del pueblo de Oaxaca. Esa impunidad de los grupos sociales que nos mantienen en el subdesarrollo político, emocional y cívico. Somos auténticamente una expresión de la falta de civismo y educación en todos los sentidos.

Ahora, ante una nueva administración que representa un gobierno que tiene como divisa, no robar, no mentir, no traicionar y que empieza su actividad solucionando una agresión que se le hacía a propios y extraños de la ciudad de Oaxaca surge realmente la posibilidad de que empiece a mejorar nuestra ciudad y el estado, habrá algún intento de realmente atender los problemas y darles solución antes de que se convierta en tomas de calles y protestas sociales. La situación que vivimos manifiesta la falta de una autoridad fuerte y firme y la falta de respeto a la ley. En una ocasión, Gabino Cué expresó en la Cámara de Diputados de México que sólo tenía 800 policías y había 80 mil maestros dispuestos a imponer sus demandas por la fuerza. En esa ocasión se le hizo caso y se mandó al poco tiempo una fuerza militar que tomó la ciudad que tenían secuestrada “los de la 22”. La sección 22 del magisterio, que se siente orgullosa de su violencia y fuerza. Si bien es cierto esa diferencia numérica de fuerzas reales, el arte de gobernar está precisamente en saber utilizar no solo la fuerza del Estado, sino cientos de medidas que tienen los gobernantes a su disposición para evitar llegar a confrontaciones, por lo pronto trabajar todos los días, no robar, no mentir y no engañar al pueblo. A ver si así salimos, aunque sea un poquito de los problemas en que vivimos. Fin