Una batalla más, perdida
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Debates y Deslindes

Una batalla más, perdida

 


La necesidad de tener un empleo o crearse un autoempleo es tan brutal que no hay gobierno que pueda resistir las hordas de personas que buscan tener un ingreso mediante la venta de algún producto. Si a esa situación, de buscar un ingreso, aumentamos las diversas manifestaciones de protesta que existen en nuestro estado la situación se complica y nos enfrentamos a verdaderos dramas sociales, como la manifestación que existe frente al palacio de Gobierno en la plaza principal, que tiene más de 25 años instalada sin que se dé una solución. Parece que llegaron para quedarse en el escenario oaxaqueño donde existen cientos de protestas cada día.  

En una ocasión el ex gobernador José Murat comentó que les había rentado un departamento en el centro para que puedan descansar después de hacer sus guardias de protesta. Eso fue hace 24 años. Me pregunto: ¿qué problema pueda existir que en 25 años no han tenido respuesta, ni del gobierno estatal ni federal y que persistencia de los pueblos de mantenerse en la protesta durante tanto tiempo. ¿Qué agravio recibieron que ningún tribunal, ni autoridad competente ha podido solucionar en más de 25 años y han servido de “pie de tierra” para que se anexen una serie de vendedores ambulantes de todo tipo y de expendios, hasta de mezcal, en el zócalo de esta bella ciudad? Y creando un ambiente del más absoluto desorden en la comunidad. Es realmente surrealista que una protesta dure tanto tiempo y que nadie haga nada para que se termine- ¿De qué tamaño es el agravio, de que dimensión son los compromisos que en seis gobiernos de distinto signo político no haya sido posible darle una solución?  

Yo creo que ningún oaxaqueño en su sano juicio y ninguna persona desea estar ahí de plantón 25 años. Ya las primeras generaciones que llegaron a protestar se han muerto y los agravios seguramente que tomaron otro rumbo y responden a otras circunstancias, Sin embargo, ahí están con una terquedad de acero protestando por algo que ninguna autoridad puede o quiere resolver.  

Pronto iniciará una nueva administración del gobierno del Estado, de un signo político distinto, limpiar las puertas del palacio de gobierno a lo mejor ya resulta irrelevante, pero resultaría un acto de autoridad dispuesta a resolver los problemas. Es cierto, tienen tanto tiempo ahí que se han vuelto parte del escenario y lo más grave, es que ya nadie les hace caso. Están como un mal necesario ante la incapacidad o falta de voluntad de las autoridades, la terquedad de acero de una comunidad o de un agravio irresoluble.  

Muy saludable seria retomar el tema de la protesta y los agravios, A lo mejor ya se estableció un modo de vivir de estos grupos y les resulta muy complicado volver a su tierra a sembrar maíz o jitomates y encuentran en la protesta el descanso y la manutención necesaria. Todo parece indicar que alguna autoridad y el público en general contribuyen a su mantenimiento porque ahí están, firmes sirviendo de base a una serie de vendedores ambulantes que han invadido media plaza pública y que ahora forman un mercado ambulante que se volvió un mercado fijo destruyendo la belleza de la plaza pública o zócalo de una ciudad tan bella como Oaxaca.  

¿Realmente los agravios son tan grandes que no se han podido resolver en seis administraciones estatales y federales y 12 municipales? O es el modo de sacar dinero a la administración del estado y que un grupo de vivales sigan disfrutando de un subsidio permanente. Han pasado 25 años y como no tienen nada que hacer en su pueblo, están aquí enfrente a los visitantes propios y extraños que miran asombrados como una protesta puede durar tanto tiempo y como nadie en 25 años puede resolver un problema.  

El problema no es solamente la incapacidad de las autoridades para dar una solución. El problema es que este grupo ha ido creciendo y ahora mantiene una asamblea de sillas o de tienditas de campaña que está ahí de forma permanente. Todas las grandes y pequeñas ciudades del mundo tienen el problema de los vendedores ambulantes que inundan sus calles principales. La ciudad de México perdió hace mucho la batalla en algunas zonas y tiene que consentir y acepar cerca de las paradas del metro a cientos de vendedores ambulantes que destruyen el pasaje urbano, impiden el libre tránsito y afean la ciudad. Los vendedores defecan en las calles, las ensucian las banquetas que utilizan como dormitorio para siestas. Toda concesión es posible con tal d que no invadan algunas de las zonas escogidas para no tener ambulantes. Pero fuera de esas zonas, la ciudad es de lo ambulantes.  

¿Qué debemos de ser tolerantes con el ambulantaje conscientes de que responden a un problema social más grave e irresoluble? Debemos exigir a las autoridades que son incapaces y en ocasiones corruptas para terminar con el ambulantaje.  

Le aconsejé al nuevo presidente municipal establecer zonas para ambulantes. Buscar, inclusive uniformar sus sombrillas, darles por determinado tiempo un espacio que les permita obtener un ingreso. Todo eso lo han hecho pero los grupos de ambulantes son ya casi toda la población, La pandemia acabo con los pocos empleos que se estaban creando y metió a las economías todo el mundo en severos problemas. Cada administración aplica sus métodos, pero los dos años en que se paró la economía todavía pesan en el desarrollo mundial, ¿Cómo será en nuestro estado que se encuentra entre los más subdesarrollos del mundo? El problema requiere mucha imaginación. Fin.