Visión de los vencedores
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Visión de los vencedores

 


Importantísimo que este 13 de agosto que se hayan conmemorado como los quinientos años de la resistencia indígena, para preservar su cultura y no como antes se hacía para festejar una conquista. La conmemoración fue sin duda alguna, una nueva visión de los vencidos, que supieron resistir más de 500 años la colonización y mantienen vivas sus tradiciones y manifestaciones culturales. Podemos afirmar que este día cambió la visión de la historia de México.
El término de conquista de México es un término acuñado por los conquistadores quienes suprimieron la voz de los pueblos indígenas y las diferencias que había entre ellos cuando llegaron, lo que permitió que ciertas comunidades indígenas se unieran a ellos. Nuestros males comienzan cuando se aplicaron las Leyes de indias, en nuestro país, que era una expresión de la monarquía española, en lo que menos se pensó en esa legislación fue en los pueblos originarios, se les trató peor que animales y no se diga a las mujeres. Los españoles en su brutal y cruel actitud llegaron a matar a más de cien mil mujeres, jóvenes y niños después de la toma de Tenochtitlan.
México quedó dividido en dos naciones: la indígena discriminada y sujeta a las encomiendas y la española que gobernaba con una brutalidad extrema. El oro que se llevaron de México los europeos en 300 años fueron más 182 toneladas, cuando llegaron los españoles había 14 millones de habitantes 87 años después solamente quedaban un millón 700 mil habitantes. La llamada conquista había sido una guerra de exterminio.
Con ese estigma hemos vivido quinientos años en los que México ha tratado de ser una nación conformada por personas que llevan dentro de su cuerpo sangre indígena y española y que lamentablemente no pueden conciliarse. Todavía se escuchan frases discriminatorias y despectivas sobre los indígenas, aquí en Oaxaca se les dice “indios yopes” y los españoles están claramente diferenciados por su estatus económico y su actitud. Nuestra nación, como ninguna otra se encuentra dividida por el racismo y la discriminación. Son pocos los que se sienten orgullosos de su sangre indígena
El acto realizado en el Zócalo de la ciudad de México, el tono y tema de los discursos nos ha enseñado que hay otra forma de ver la realidad y que era una aberración y una locura conmemorar, es decir festejar, la conquista de México Tenochtitlán. Máxime ahora, que se cumplen los 500 años de la toma de la gran Tenochtitlan. Como la corrección de la historia debe de ser completa, el 27 de julio el histórico ahuehuete ubicado en la calzada México Tacuba de la ciudad de México donde lloró Hernán Cortes su derrota al ver pasar todo aporreado a Pedro de Alvarado y sus tropas, llamado “El árbol de la noche triste”, fue rebautizado con el nombre de “Árbol de la Noche Victoriosa”
El presidente AMLO expresó en la ceremonia que transformó para siempre la historia de este país. “Las conquistas, las invasiones, las guerras, siempre serán un riesgo para la humanidad. Además del agravio principal, traen consigo afectaciones culturales, sociales y daños colaterales. Suele pasar que la ambición y la tristeza viajan, viven y duermen juntas. Políticos, monarcas y hombres de Estado no deben omitir estas lecciones que surgen de amargas realidades y se convierten en enseñanzas mayores. “
“Ojalá todos hagamos el compromiso de la no repetición, de no repetir los mismos errores y horrores. Pongamos fin a esos anacronismos, a esas atrocidades y digamos nunca más una invasión, una ocupación o una conquista, aunque se emprenda en nombre de la fe, de la paz, de la civilización, de la democracia, de la libertad o, más grotesco aún, en nombre de los derechos humanos.”
“No debemos aceptar que el poder militar, la fuerza bruta, triunfe sobre la justicia. Debemos, en cambio, procurar que desaparezca de la faz de la tierra la ambición, la esclavitud, la opresión, el racismo, el clasismo y la discriminación, y que sólo reine e impere la justicia, la igualdad, la paz y la fraternidad universal”.
Finalmente se ve el camino para solucionar ese estigma que hemos vivido quinientos años en los que México ha tratado de ser una nación conformada por personas que llevan dentro de su cuerpo sangre indígena y española y que lamentablemente no pueden conciliarse. Fin