Felicitación oportuna. Covid, la segunda ola
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Felicitación oportuna. Covid, la segunda ola

 


La expresión del presidente de México en el sentido de no felicitar a Joe Biden, porque equivaldría a un reconocimiento de su triunfo electoral y nosotros como país independiente no podemos darle reconocimiento a nadie, se fortalece cada día a medida que el escenario electoral en los EEUU se complica. Los partidos en lugar de ponerse a trabajar por el proceso de transición están sacando nuevos argumentos que lamentablemente ensucian la votación. Los demócratas luchan por consolidar los resultados dados a conocer y los republicanos manifiestan una serie de irregularidades en los procedimientos, que incluso harían necesario volver a contar los votos.  

Varias son las expresiones y argumentos que se manifiestan y que influyen en la actitud de nuestro presidente. El triunfo de Joe Biden lo han manejado algunos medios impresos como algo propio. El The New York Times y otros diarios publicaron reportajes y entrevistas donde más 50 funcionarios electores de otros tantos estados de la Unión Americana afirman que no hay ninguna irregularidad. Por su parte, la cadena de televisión Fox News publica una larga lista de votantes con nombres de muertos y aparecen como electores vivos. Trump desde la Casa Blanca está tomando una serie de medidas administrativas para mantener el control absoluto sobre la administración americana. El jueves despidió a directores claves del Pentágono y los sustituyó por aliados incondicionales, que no atenderán ninguna orden que no sea dada por Trump, personaje al que no le importa meter a la nación en un conflicto poselectoral.  

Aunque una felicitación no es un reconocimiento jurídico, sí es una manifestación de aceptación, un acto de buena voluntad que se puede interpretar como un reconocimiento. El presidente de México no es el único mandatario que no ha felicitado a Joe Biden. Otros países mantienen una prudente conducta antes de manifestarse sus congratulaciones, me imagino que por las mismas razones por la cual lo hace México.  

Aquí, en el consumo doméstico para demostrar que son muy machos e independientes los gobernadores aliancistas, a contracorriente de la decisión presidencial, enviaron una carta al candidato demócrata, en la que lo felicitan por su “triunfo” y hacen votos por construir entre México y los Estados Unidos, una región competitiva, segura y próspera. Lo mismo ha hecho el PAN y otros grupos antiamlo.  

Joe Biden es un hombre que conoce bien México, como buen católico en algunas ocasiones que ha venido ha ido al santuario de la Virgen de Guadalupe, conoce al presidente y el movimiento de Morena. Biden y López Obrador se han entrevistado e intercambiado ideas. Por otra parte, como hombre de Estado conoce las condiciones de la relación política-económica de México y los Estados Unidos, las cuales no puede ser determinadas por una felicitación. De manera que no debe de preocuparnos el momento del saludo. Aunque haya gente dentro de la Secretaria de Relaciones Exteriores que quieran meter ruido en las decisiones que se toman. Como ocurrió con la embajadora de México en Washington que envió una carta al grupo de Biden que resultó más que una explicación, una complicación, lo cual aprovecharon los antiamlo para tener parque que disparar contra la embajadora y el Canciller Marcelo Ebrad. 

El peligro de un reconocimiento apresurado no lo veo en Biden y su nueva administración, nuestras relaciones no cambiarán drásticamente por un detalle de ese tipo, lo veo en Trump, que en estos dos meses y días que le faltan para desocupar la Casa Blanca, en su locura, como un tigre herido empiece a dar de manotazos y uno de ellos le toque a México. Trump es un hombre predecible en sus odios por las acciones destructivas que se le ocurren y porque hay más de 70 millones de norteamericanos que lo apoyaron. Ha dicho que no pueden dejar de defender a sus electores, que por ellos está luchando.    

En este escenario la posición del presidente de México Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de esperar el pronunciamiento de los órganos electorales de los Estados Unidos sobre el ganador, resulta sensato oportuno y prudente.

  

Covid-19 y la miseria

 

Juanito Pérez Audelo me manda todos los días el reporte de la situación que guarda el Covid en Oaxaca. Ahí aparecen las cifras de la Secretaria de Salud. Me impresiona el número de nuevos contagiados, de los muertos, los hospitalizados, las camas ocupadas que son todas. Me imagino que las verdaderas cifras que existen de oaxaqueños azotados por esta pandemia son mayores. Dicen los médicos más optimistas que esta enfermedad no tiene un alto grado de mortalidad, pero es muy contagiosa y los enfermos llegan al hospital cuando no hay nada que hacer, más que morir con cierta dignidad en una cama de hospital.  

Es evidente que estar en los últimos lugares del desarrollo y mantener los índices de analfabetismo, pobreza y mala alimentación, tiene que tener resultados desastrosos en la población. Lo más grave es que viene una segunda oleada de Covid-19, que es peor, porque encuentra los sistemas de salud agotados, los presupuestos de los gobiernos sin recursos, la economía debilitada, y la sociedad harta de encierros y mascarillas.  

Lamentablemente no se ha entendido que el rebote es precisamente porque no se acataron las normas de higiene, lo cual nos regresó a los primeros meses del año 2020. Han muerto más de un millón doscientas mil personas en todo el mundo, hay 50 millones de contagios. Las vacunas necesitan por lo menos cinco meses más para su aprobación y aplicación en masa. No queda otra que acatar las normas. Es imperativo respetar y aun extremar las medidas preventivas. Difícil intentar detener el Coronavirus que nos tiene de rodillas, si no se cuenta con el apoyo de la población. Más difícil es tener grupos sociales donde no se tiene dinero ni para comer, menos para instrumentar medidas higiénicas, pedirles que usen cubre bocas o que no salgan de sus casas. Imparcial.

 

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