Fox: demente senil
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Debates y Deslindes

Fox: demente senil

 


Me pregunto cómo es posible que un hombre tan estúpido, ignorante e inculto como Vicente, pueda ser un hombre tan rico y haya llegado a ser gobernador de Guanajuato y presidente de la República. Ha de ser astuto y sabe ser sirviente de las refresqueras transnacionales. Sus expresiones y falta de cultura han servido de burla a mí y pienso que a muchos mexicanos nos han llenado de vergüenza. ¿Cómo pudo escalar esos puestos? Me imagino que ahora que le quitaron su pensión sigue con la misma vida, no le hizo mella a su patrimonio económico, sí al político.
Desde que salió de la presidencia empezó a opinar sobre una serie de asuntos públicos con la misma ignorancia que dirigió el país; ahora con motivo de la consulta popular a la que nos convocó el presidente electo Andrés Manuel Lopez Obrador, utiliza a los oaxaqueños como ejemplo de ignorancia y de que no conocemos los aviones. Como buen fascista y retrógrada afirma “estos temas no se les deben preguntar a los oaxaqueños. Ya que estos no viajan en aviones, es como preguntarle a la ignorancia”. Mayor estupidez no había escuchado.
Rechacemos a Vicente Fox si viene a tierra oaxaqueña, exhibamos su ignorancia, su estupidez y su racismo. Es ocioso recordarle las figuras de verdaderos estadistas como Benito Juárez y Porfirio Díaz que han sido presidentes de la República.

Los constructores de México

El gremio de los ingenieros mantiene en nuestro país un bajo perfil publicitario y político, sin embargo, son ellos los constructores del México moderno. Sus obras como Ciudad Universitaria, la Torre Latinoamericana, la moderna Ciudad de México, lo puentes colgantes, las presas y carreteras, constituye prodigios de ingeniería, algunos como Heberto Castillo, revolucionaron la técnica de construcción en el mundo. El pasado lunes, las cinco organizaciones que agrupa a estos profesionistas se reunieron para rendir homenaje “post mortem” a uno de sus más preclaros miembros: el ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, en el primer aniversario luctuoso.
Durante la ceremonia el doctor José Francisco Albarrán, presidente de la Academia de Ingeniería, que es el órgano por excelencia de valor académico, anunció que la Academia se ha dado a la tarea de impulsar un movimiento para desarrollar una conciencia clara, en todos los sectores, sobre la importancia de la ingeniería en la definición de las prioridades nacionales y las políticas públicas. El doctor Albarrán expresó que es importante que se entienda y asimile que el desarrollo de la ingeniería forma parte de la soberanía nacional, por ello hay que desarrollar la conciencia en el país y hacer más y mejor ingeniería y sobre todo valorar el costo de no hacer ingeniería.
Hay que impulsar y hacer conciencia para usar mucho más ingeniería mexicana y mucho menos extranjera. En los últimos 30 años en nuestro país, se ha duplicado el número de ingenieros, por cada mil habitantes, lo cual nos da una ventaja sobre los países europeos y americanos que “nosotros no aprovechamos”. Bien por la Academia que de esta manera se propone impulsar a este importantísimo gremio mexicano. Esta acción permitirá recobrar la soberanía nacional.
En el homenaje también participó Sara Martínez González Casanova, quien pronunció unas emotivas palabras que transcribo por su valor humano y expresivo de los sentimientos:
“Cuando mi papá me pidió que dijera unas palabras acerca de mi abuelo. Le pregunte qué era lo que quería que dijera, él me contestó: lo que tú quieras. Me puse a pensar qué era lo que quería decir y siendo sincera no encontraba nada, hasta que un día me di cuenta que no era que no tuviera nada que decir, sino, que tenía demasiadas cosas y no sabía por cuál empezar.
Al terminar la preparatoria, me vi en una encrucijada sobre qué era lo que quería después. Pasé de querer estudiar ciencias genómicas, a música, artes plásticas, sociología, antropología incluso pensé en hacer una carrera como bailarina de ballet clásico, sin embargo, no había algo que detonara en mí, una decisión. Lo único que siempre tuve claro es que fuera, cual fuese mi decisión tenía que ser una que no involucrara matemáticas y mucho menos física.
Un día estando en casa de mi abuelo, platicando, surgió el tema de qué quería estudiar, le dije que todavía no sabía, entrecruzó los dedos apoyándolos en su barbilla y de una manera bastante perspicaz me preguntó si no había pensado en estudiar ingeniería civil, supongo que al ser la nieta más chica y la única que todavía no tenía una carrera, no podía perder la oportunidad para tratar de convencerme de querer estudiar los mismo que él. Entre risas e irónicamente yo le contesté -Ay abuelo, yo podré hacer puentes muy bonitos pero que nadie se pare en ellos porque se caen-. Él me respondió con una sonrisa: lástima, hubieras hecho puentes muy bonitos.
Mi abuelo siempre tenía una respuesta para todo, incluso para las preguntas más difíciles. Yo tenía ocho años, estaba en casa de mis abuelos esperando a que regresaran del funeral de mi mamá, el primero en llegar fue mi abuelo. Yo estaba sentada en la alfombra de su cuarto cuando se asomó su figura grande, imponente, fuerte e inquebrantable. Al verlo le pregunte si había visto a mi mamá, si la había visto contenta, sonriendo, mi abuelo enmudeció y tras unos segundos de silencio me contestó que sí, que si la había visto sonreír. Yo no sé si realmente la vio sonreír o solo lo dijo para verme sonreír a mí. Lo que sí, no me cabe duda es que probablemente esa haya sido de las preguntas más difíciles que ha tenido que contestar. Al decirme eso no solo me dio una respuesta correcta sino una gran muestra de amor.
La figura de mi abuelo ha trascendido a lo largo de los años, lo ha hecho en distintas circunstancias y de diferentes formas. En 2013, me llegó un mail invitando a toda la comunidad de ex alumnos del Colegio Madrid para asistir a un homenaje que le harían al Ing. Gonzalo Martínez Corbalá por el 40 aniversario del golpe de estado en Chile. En el mail ponían que para el Colegio era de suma importancia conmemorar la labor humanitaria que había hecho mi abuelo por el pueblo chileno. Ya que el Madrid fue fundado en 1941 por exiliados españoles acogidos por Lázaro Cárdenas y 32 años después, su comunidad había crecido con los exiliados chilenos acogidos por México gracias a la entrega de mi abuelo. Para mí fue una gran sorpresa recibir ese comunicado. Siendo mi abuelo, a veces olvidaba que no solo era una persona extraordinaria en mi vida, en nuestro núcleo familiar, sino que también lo fue para muchas personas más.
Años después, la última vez que mi abuelo estuvo internado en el – hospital- 20 de noviembre, estando yo con él, llegó una enfermera a su cuarto. Al entrar preguntó si era el cuarto del Ing. Martínez, y le respondí que sí, con un poco de suspicacia ya que bajo el brazo traía una botella de tequila. Con lo tremendo que era mi abuelo, por un momento dude de su inocencia, sin embargo, antes de poder decir nada, la enfermera me abrazó y con una emoción palpable, nos contó que ella había entrado a trabajar como enfermera cuando mi abuelo había sido director del ISSSTE y que gracias a él había podido obtener la casa en la que actualmente seguía viviendo, no contó que ella nunca creyó que se la fueran a dar, al dársela, corrió a comprar una botella de tequila para regalársela a mi abuelo como agradecimiento, pero cuando se la quiso dar, él ya no era director del ISSSTE y nunca se la pudo hacer llegar. Por ello cuando se enteró que mi abuelo estaba internado, no quiso perder la oportunidad de agradecerle la ayuda que le había dado para formar su patrimonio.
Ese día la vida me volvería a recordar la influencia que había tenido mi abuelo en la vida de muchas personas. Hace días hablando con un profesor, le comenté que hoy le harían un homenaje a mi abuelo por lo que tendría que faltar a su clase, al enterarse quién era mi abuelo, exclamó: ¡Qué maravilla¡ Gracias a tu abuelo, en la carrera, me dio clases uno de los mejores teóricos del diseño, que era exiliado chileno.
Sigo sorprendiéndome del impacto que mi abuelo ha generado. Incluso siendo tan indirecto, nos ha entrecruzado a todos en el mismo camino, su camino. Por ser quien fue, gracias a sus grandes actos de amor su esencia sigue y seguirá uniendo personas, de la misma forma que los puentes han unido ciudades.
Me siento muy feliz y orgullosa de haber tenido la oportunidad de pasar la mayor parte de mi vida a su lado, sabiendo que muchos de ustedes comparten este sentimiento.
Le agradezco el tiempo que me han dado para poder contarles en este homenaje quien fue mi abuelo para muchos de nosotros, pero sobre todo le agradezco a mi abuelo el tiempo, las experiencias, los recuerdos y el amor que nos brindó, al final mi abuelo se fue haciendo lo que mejor supo hacer, crear entre nosotros puentes muy bonitos”
En la tradición mexicana los muertos no se mueren hasta que los vivos los olvidamos, la presencia del Ing. Martínez Corbalá estuvo presente en todas las palabras que se expresaron en ese evento tan memorable que logro reunir a todas las agrupaciones de ingenieros. La presencia de Gonzalo Martínez Corbalá sigue viva entre quienes lo recordamos.

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