INE: Imposible callar

1).- Democracia bajo fuego

En la Letrre à Lionel, el sociólogo francés Alain Touraine advertía que “lo fundamental no es tomar el poder, sino recrear la sociedad, inventar una nueva política… superar el colapso entre los incluídos y los excluidos; entre los de adentro y los de afuera”. (En: Manuel Castells, La era de la información, Vol. II, Siglo XXI, México, 2009, p. 341). Y no asumir que, en el espacio político, sede de la democracia, sólo existan ideas dominantes, únicas, irrebatibles. Lo que hemos visto hoy, no es el debate de ideas, el respeto a la libre expresión y el disenso, sino la visión autoritaria, el Síndrome de Hybris, que es la enfermedad del poder.

La genuflexión ante los abusos; la sublimación del fanático y fundamentalista, están llevando al país a una polarización jamás vista. Estamos viviendo aquella peste que laceró la larga hegemonía del PRI: la beatificación y momificación de sus íconos. La llamada 4T no debe cimentarse sólo en partidarios y matraqueros, también hacen falta disensos e interlocutores. Porque como en esa época oscura del unipartidismo, “el Estado providencia nos amparaba y nos apaleaba, según el humor del príncipe y el capricho de la hora” –Octavio Paz dixit-. Asumir una actitud contraria, conforme lo dicta nuestro clima de libertades es llevar el apelativo de cretinos, corruptazos, rateros, achichincles, aspiracionistas, despistados, fifís, inmorales, farsantes, alcahuetes, saqueadores y “al servicio de la oligarquía”.

Todo es conjura o “compló” de los adversarios, de los opositores, empresarios, intelectuales, periodistas, medios de comunicación. AMLO se olvida de lo que el pensador florentino –dudo mucho que lo haya leído- nos legó: “quien quiera estar a salvo de las conjuras, debe temer más a aquellos a quienes ha complacido, que a los que han recibido demasiadas injurias”. (Maquiavelo, De las conjuras, Taurus/Great Ideas, México, 2012, p. 13).

2).- INE, en defensa de la democracia

En medio de tantos desatinos y de un país que se ahoga en sangre, ahora se arremete contra uno de los órganos que, desde su creación e integración ciudadana, nos han dejado un buen sabor de boca en nuestra incipiente democracia: el Instituto Nacional Electoral (INE). Epítetos no han faltado. Contra Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret, Juan Villoro, Roger Bartra, Denise Dresser, et allium. Toda la jauría de fanáticos encima. Contrario sensu, se han erigido en tutores de las ovejas descarriadas –como dice Hans Magnus Enzensberger- “los exculpan con desmesurada benevolencia de toda responsabilidad por sus actos de violencia. La culpa jamás la tiene el criminal sino su entorno: el hogar paterno, la sociedad, el consumismo, los medios audiovisuales, los malos ejemplos”. (Ensayos sobre las discordias, Anagrama, México, 2016, p. 109). El affaire Ovidio, de que habla Guacamaya leaks, los pinta de cuerpo entero.

3).- Al diablo las instituciones

Desde los inicios de la 4T y de su ícono, AMLO, las instituciones autónomas han estado bajo fuego. Hay evidencias del ataque sistemático al INE. Y todo se remite a que se hace por el pueblo y para el pueblo. “Ese diosecillo político –como refiere Fernando Savater- que siempre es noble y nunca se equivoca, pero al que se quiere imponer por encima del ciudadano común”. (Diccionario del ciudadano sin miedo a saber, La Isla de Próspero, Ariel, Barcelona, 2007, p. 69). De aprobarse la reforma electoral, nada justifica el trasfondo de beneficiar al partido en el poder, pues México habrá de padecer una regresión histórica en su ruta democrática.

La intolerancia y el autoritarismo son, asimismo, una tentación a las que el virrey que vive en el Palacio Nacional no querrá renunciar. No es la propuesta de una reforma la que está en tela de juicio. Las podría haber muchas y hasta más burdas y torpes. Lo que ofende es querer imponerla y que todo mundo agache la cabeza como jamelgo cansado, antes de recibir una andanada de insultos y descalificaciones.  

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Oaxaca duele. Hoy mismo vemos una ciudad hecha un cochinero. ¿Tiene la culpa el PRI o es que ya nos acostumbramos al soterrado argumento de que los culpables son los de atrás? El fuego amigo contra Francisco Martínez Neri está a todo vapor. Por eso, en su propio partido le han cerrado la puerta. Estamos convencidos de que los corruptos hicieron su chamba y los pulcros, incorruptibles y sin mácula sólo se cubren las espaldas.

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