DE PARADOJAS Y UTOPÍAS
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PRI y su sambenito

1).- La marca irreversible

El sambenito fue, según la Inquisición, símbolo de infamia. Y lo es hoy en día. El ropaje que les colgaban a los apóstatas y herejes, cuando traicionaban la fe cristiana. Se quedaba tatuado no sólo en el cuerpo sino en el alma. Desde 2018, el gobierno oaxaqueño, emanado de las filas del PRI, lleva el suyo. La entrega cuestionable de la plaza a Morena. Y no es por haber establecido la consabida sana distancia entre gobierno/partido. No. En el sistema mexicano, jefe político es líder ex officio del partido. No estamos descubriendo en hilo negro. Así fue; así es hoy.

En las candidaturas se ha ponderado más el reciclaje y los compromisos que el perfil, el arraigo o la competitividad de quienes han sido enviados a los procesos electorales. Los resultados han sido lamentables. Se ha dejado al Comité Directivo Estatal (CDE) del tricolor, como si fuera una oficialía de partes. Un membrete, pues. En la indigencia. No es fortuito que el partido en el poder estatal haya sido humillado. Lo fue también en el pasado, es cierto, en 2006 y 2009, pero hoy, la frase de “la plaza entregada” ya es en el país –y en el mismo tricolor- vox populi. (“Templo Mayor”, Reforma, 23 de enero, 2022).

2).- De la coordinación a la sumisión

El proceso de 2018 fue algo inédito: ningún candidato del PRI hizo campaña. Como si les hubieran dicho: “engarróteseme ahí”. En 2021, pese a la coalición con PAN y PRD, el resultado fue de magros triunfos locales y humillación en las federales. ¿Municipios? Peor tantito. No existe ya la mística de competir. Si el general se dobla, la tropa entra en pánico. Se rinde sin presentar combate. Capitula. El argumento del apoyo de AMLO para los proyectos carreteros o el Corredor Interoceánico, ya no cuajan en la concience colectif de la militancia priista, que tiene muy clara la película. 

Con certeza, Oaxaca figura en el “testamento político”. Es feudo, bastión y legado de esta pseudo monarquía, maquillada de democracia.

Hasta hoy, nada hay que agradecerle a Su Alteza. Tampoco quemarle incienso o que seamos felices porque viene a Oaxaca. En sus 27 visitas no ha dejado nada. Sólo promesas diferidas. Es como si siguiera en campaña. Una buena coordinación es prudente y hasta esperanzadora. Pero entregar la plaza para evitar fricciones o molestias con el que manda, es asumir conductas de alienación y entreguismo.

3).- Un candidato a modo

Aunque lo hemos criticado con dureza, sería un error negar que Alejandro Avilés ha sido de facto, una especie de pivote del arreglo político. El brazo legislativo que le ha cuidado las espaldas al gobierno de Alejandro Murat. Conoce, como pocos, las entrañas del tricolor oaxaqueño y de sus adversarios. Pero, también, los deslices, los malos oficios y los desvíos de quienes han caminado al filo de la ley. Ergo: Gustavo Díaz, a) El Gato. Esos males necesarios que la cúpula priista sólo quiere ver de reojo.

Ha sido un negociador con Morena y con el resto de partidos. No lo ven con malos ojos.

No se trata de un perfil bajo, sino de un priista cuestionado por medios y periodistas —incluyéndome— pero, paradójicamente, respetado por sus correligionarios y dirigentes partidistas. Tiene trayectoria; tiene trabajo. Es hábil y entre los priistas y no, se mueve como pez en el agua. Empero, debe estar consciente —asumo— de ir a la liza electoral, con un pesado fardo sobre la espalda. En esta difícil tarea, hará mancuerna con Javier Villacaña, presidente del PRI estatal. 

4).- Hacer la chamba

Más allá de especulaciones, AAA pagó caro el madruguete que anunció su colega y paisano, hace un par de años en la Cuenca del Papaloapan. Se la hicieron efectiva. Ahora es candidato y el mismo gobernador llamó a cerrar filas con él. Ha concitado el apoyo de los sectores, pero tendrá que bogar contra corriente en un mar encrespado y los traidores y tránsfugas al acecho; esos beneficiarios del tricolor que no ven las horas de abandonar el barco. De “amigos” devenidos los peores detractores y simuladores. Los que hicieron su chamba en el pasado proceso, trabajando para los de enfrente.

Desde hace años, el PRI oaxaqueño ha sido rehén de la división y el fuego amigo; del desánimo y el derrotismo. Tal vez no sea el triunfo lo que está en la mesa, sino el orgullo y la dignidad del tricolor, para consumar la capitulación. Ahí se habrá de manifestar la lealtad incondicional a quien manda en la entidad y abrirle el camino a las altas esferas de la Federación, que sería el quid de esta rendición pactada.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— No ha sido fortuita nuestra crítica al tema de la inseguridad en Oaxaca. Hay que dejar atrás el mito, recurrente en mensajes y discursos, de que somos de las entidades más seguras de México. Sólo 14 feminicidios en lo que va del año es una cifra escalofriante.

— El gobierno estatal tiene que sacar la casta y la cara por la empresa “Eólica del Sur”, que ha pasado un Calvario de presiones y no acaba de estabilizarse. Ahora, bajo acoso de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

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