PRI: ¿Una plaza entregada?
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Opinión

De Paradojas y Utopías

PRI: ¿Una plaza entregada?

 


1).- Un poco de historia

 

Durante décadas, Oaxaca fue territorio tricolor. Salvo pequeños descalabros: Juchitán en los 70, ganado por la izquierda y Oaxaca de Juárez, Huajuapan de León o Tuxtepec, por el PAN, después por MC y otros triunfos aislados, en el estado sólo prevalecía la fuerza arrolladora del PRI. En 2006, el movimiento político-social le creó una imagen adversa. El tricolor fue barrido electoralmente. Ya permeaba el efecto López Obrador. El fenómeno se repitió en 2012 y luego en 2018. En el proceso electoral de dicho año, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), humilló materialmente a sus adversarios. Patético, ni candidatos (as) a diputados federales ni locales, palomeados por el gobierno priista de Alejandro Murat, hicieron campaña. La plaza –así literal- se entregó sin presentar combate. El PRI simplemente se allanó. Se derrotó antes de la batalla. 

La imagen de un partido devastado, fracturado y desmoralizado, incapaz de levantarse, se repitió el pasado mes de junio. En 2016, el heredero del Partido Nacional Revolucionario (PNR), nacido en 1929, pudo mantener la gubernatura, pero no el Congreso. Morena empezó a permear como partido mayoritario. En 2018, fueron 26 de 42 diputados (as) locales de dicho partido los que hicieron mayoría. En el pasado proceso de 2021, se montaron 23. Y repite la camada federal, al triunfar en los 10 distritos. Oaxaca es, pues, pese a la fortaleza histórica del tricolor, el feudo de López Obrador –que no de Morena-. Aparezca o no en la boleta. Es la marca del Mesías la que ha permeado. Hasta avecindados como Benjamín Robles Montoya y familia –franquicitarios del Partido del Trabajo (PT)- se han beneficiado de ello.

 

2).- Nada está definido

 

En los últimos meses, como si fuera el único protagonista en el circo sucesorio, ha sido Morena, sus aspirantes, sus jaloneos y meneos; sus fricciones y la confrontación entre Salomón Jara y Susana Harp; sus escándalos o protagonismo, lo que ha acaparado la atención de los medios. Ha sido omnipresente, con un dejo de omnipotencia, soberbia y megalomanía. El resto de partidos, empezando por el tricolor, han estado boca abajo, apagados y de bajo perfil. Cruel paradoja, en un gobierno priista, dirigencia y militancia se han asumido en la orfandad. Quien manda sigue bailando en dos pistas. Se ha perfilado como devoto de AMLO. Y el tricolor tuvo que sacar la casta. 

Las tablas, experiencia política y desempeño en tareas de gobierno de los tres que dejaron sus cargos en el IEEPO, la Secretaría de Administración y de Seguridad Pública: Paco Villarreal, Germán Espinosa Santibáñez y Heliodoro Díaz Escárraga, respectivamente, para competir en el proceso interno priista, irrumpen en un territorio electoral adverso, aunque no imposible de revertir. Oaxaqueños, vallistas y fogueados en diversas tareas, contrastan, sin ofender, con el medio pelo de sus adversarios, en donde prevalece la inexperiencia, medidos y tasados en encuestas de simpatía y conocimiento, no en perfiles y capacidades, pero prestos para el experimento político.

Iacta alea est, dijo Julio César a sus ejércitos al cruzar El Rubicón en la “Guerra de las Galias”. La suerte está echada para quienes aún comparten la cepa priista, con convicción y militancia. Esperamos que no sea sólo un teatro, un señuelo, un desafío temerario sólo para mostrar una fortaleza ya extinta. Pero, sobre todo, que no los manden a la guerra sin fusil, cuando tras bambalinas, los generales ya firmaron anticipadamente la capitulación, doblados, para que el Tlatoani nos siga pasando el dedo por la boca con promesas incumplidas hasta hoy. 

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— La denuncia de la senadora Susana Harp de actos intimidatorios y hasta boicot de su labor proselitista en el Istmo, confirma lo que hemos dicho. La guerra por la candidatura no será asunto menor. Puede reventar el triunfalismo y excesiva confianza de Morena. Salomón Jara y seguidores van con todo. 

— La exclusión, hasta el momento, de aspirantes externos, como el senador del PVEM, Raúl Bolaños Cacho Cué o el diputado del PT, Benjamín Robles, además de los desplazados de Morena para ser considerados en las encuestas, abre la puerta para una gran coalición de izquierda. Sólo que los doblegue el miedo.

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