¿Nos acercamos a un Estado de Excepción?

La palabra y la acción suenan demasiado graves para ser realidad, ya que México siempre se ha mantenido alejado de esas prácticas, cuando menos en su época moderna.

Sin embargo, algunas ocasiones amagó con ello, aunque no dejó de ser un simple rumor no confirmado, el último de ellos durante la irrupción del Covid-19.

En esta ocasión parece un libreto de una cinta de acción, diseñado por una mente malévola

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagra en su artículo 29 el Estado de Excepción, el que, por cierto, carece de una ley reglamentaria.

El Estado de Excepción considera que un Presidente está facultado para decretarlo, cuando exista un riesgo de que la sociedad se encuentre en conflicto o en grave peligro, motivado por casos de invasión o perturbación grave de la paz pública.

La vigencia del Estado de Derecho provocaría: un cese o suspensión de algunos de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Se daría la suspensión de todo tipo de garantía constitucional. El Presidente de la nación establece los toques de queda a horas determinadas y tendría una duración de 30 a 90 días, aplicado en todo el país o solamente en las regiones con conflictos.

Rumores, dichos y acciones que suceden en algunas partes del país dejan en claro esta posibilidad y la acrecientan con versiones que tenderían a suspender los comicios presidenciales del dos de junio del año próximo.

Conforme avanzan los tiempos electorales que desembocarán en los comicios del dos de junio próximo, los rumores saltan por todos lados y algunos hechos de días recientes muestran visos de realidad.

Montados, espontáneos, voluntario o involuntarios, con credibilidad o sin ella, algunas acciones parecen descontrolar el diario acontecer y se conectan con las versiones que circulan rápidamente.

El Presidente rehúsa acudir a inaugurar un centro de salud en la montaña guerrerense, por estar tomadas las calles de la población y evita así un posible conflicto.

Después, en días pasados una muchedumbre atestó las calles de Oaxaca, agrediendo a quienes se encontraban a su paso, sin importar si eran ciudadanos o agentes de la autoridad. Varios policías fueron golpeados con palos, por el simple hecho de estar ahí. El gobernador, Salomón Jara, dijo que jamás reprimirá la libre manifestación.

La toma del Congreso de Sinaloa obligó al gobernador Rubén Rocha a suspender su encuentro con legisladores y posponerlo para otra fecha. En esta entidad el gobierno estatal sostiene un litigio con exautoridades de la UAS.

Nuevo León registra signos de ingobernabilidad ante la posibilidad que el dos de diciembre existan dos gobernadores, el designado por el Congreso local y quien el gobernador con licencia para entonces, Samuel García, entregó el mando.

Estos son solamente algunos litigios y controversias estatales, en un país sacudido por la violencia, entronizada en cuando menos 25 entidades del país.

Las campañas electorales apenas inician y suben de tono virulento con ataques directos entre los tres contendientes que buscan encabezar las preferencias ciudadanas.

Dejan ver que la búsqueda del voto será una lucha constante y están dispuestos a conseguirlo, usando todo tipo de artimañas legales y aunque que no lo sean tanto.

El escenario se va modificando y creciendo de uno de violencia verbal a otro que puede derivar en algo más fuerte.

Desde el gobierno federal se asoma la mano que respalda las acciones de la candidata oficial que sin tapujos de ninguna clase continúa siendo privilegiada en sus desplazamientos por todo el país.

Esperamos que los rumores no sean más que chismes y decires de la gente y que los acontecimientos que vienen sucediendo sean simples coincidencias.

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El conflicto político de Nuevo León mantiene ocupado en esa entidad al dirigente nacional de MC, Dante Delgado, quien olvida su labor como senador, para mantenerse en pie de lucha respaldando a su carta presidencial, pero Dante también se encuentra listo para entrar de sustituto por Samuel en la contienda presidencial.

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