¿Y la tranquilidad de Oaxaca?
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Crónicas Oaxaqueñas

¿Y la tranquilidad de Oaxaca?

 


Recuerdo con añoranza la tranquilidad de la ciudad de Oaxaca de mis primeros veinte años de vida, los setentas fueron extraordinarios, poco después de la llegada del hombre a la luna comenzaron a popularizarse en los hogares las televisiones de bulbos, el pretexto perfecto fue el mundial de futbol de nuestro país, los cumpleaños de los amigos se celebraban en el patio de las casas o en la calle, no había casi autos circulando.
Las fiestas de XV años de las hermanas de los amigos se hacían en salones como el Club de Leones, el SUTERM, el sindicato del IMSS o en patios de hoteles tradicionales de Oaxaca, como el Monte Albán en la Alameda de León o en el hotel del Prado en el Jardín Conzatti. A finales de la década nacieron las primeras discotecas, la primera fue Los Arcos ubicada en la calle de 20 de Noviembre.
Le siguieron el Yonkee en San Felipe, la disco del Hotel Victoria, Kaftans del Misión de los Ángeles, el Pashá en la calzada Porfirio Díaz, que antes se había llamado Pelis Bar y el Hipo, por eso era redonda su estructura pues se asemejaba al cuerpo de un hipopótamo, la mayoría de edad llegaba a mi vida junto con la película de Fiebre de sábado por la noche de John Travolta, es decir, la moda eran las discos.
En los ochenta, la hora de llegada a una discoteca era entre nueve y diez de la noche, la música se mantenía calmada en cuanto al volumen hasta las 10 o 10:30 cuando subía de intensidad y las pistas se llenaban de jóvenes bailando, las camisas se podían exprimir pues terminaban empapadas, la hora de salida, entre las 12 de la noche y la 1 de la mañana cuando mucho.
La mayoría de los muchachos nos íbamos caminando o en el coche de alguno que ya le permitieran manejar y no hubiera bebido, la tranquilidad y la seguridad de las calles era absoluta, no faltaba algún valiente que queriendo retar a la suerte se jugaba una ruleta rusa, que en Oaxaca consistía en correr en un automóvil sin frenar desde el Crucero hasta el Periférico.
Todos en Oaxaca sabíamos que “el Crucero” se ubica en la intersección de la Carretera Internacional Panamericana ahora llamada avenida Niños Héroes de Chapultepec con la última calle de Juárez y el inicio de la calzada Porfirio Díaz, donde se encuentran la gasolinera Fonapás y la Casa Chata, la locura consistía en correr sin frenar por toda la avenida Benito Juárez y Melchor Ocampo, retando a la suerte por no encontrarse con nadie en una esquina.
Así perdió la vida José Julio Torres (un muchacho muy conocido en Oaxaca que se parecía mucho a Roberto Jordán y trabajaba en Palace) el 19 de noviembre de 1982, en la esquina de Melchor Ocampo con Independencia se encontraron con otro auto y sobrevino la desgracia, esa práctica ha terminado afortunadamente, pues era una locura total, además que esa avenida es muy concurrida de día y de noche.
A fines del siglo XX y principios del XXI, todo fue dando un vuelco, para cerrar el ejemplo de las discotecas, los muchachos llegaban a las 11 y el volumen lo subían casi a la 1, se bebía mucho más que se bailaba y la salida no era antes de las 3 de la mañana, la violencia se fue apoderando de las calles al parejo con la facilidad de conseguir drogas de cualquier tipo, las discotecas han desaparecido como tal.
Los sindicatos de transportistas empezaron una pugna por el control de las plazas y escaló a niveles increíbles de violencia, esta última década ha estado marcada por las ejecuciones de los líderes de ambos grupos y el nacimiento de nuevos sindicatos, el poder que han adquirido es enorme, aglutinan a taxistas, mototaxistas, volteos, pipas de agua, todo lo que sea medio de transporte.
Es tal la cantidad de afiliados a cada uno que aprendieron a manipular al gobierno quien tiene que seguir dándoles toma de nota y aceptando sus imposiciones, pues de otra forma paralizan el estado, toman calles, amenazan, gritan y palmotean, también presionan al más puro estilo de la mafia a los empresarios que desean invertir en construir alguna edificación.
Todos los sindicatos se presentan exigiendo la exclusividad del contrato de acarreo de escombros, tierras y materiales, de no acceder tiran camiones de escombro y cierran los accesos a la construcción, al final hay que terminar contratando a todos encareciendo cualquier obra a casi el doble, y luego se preguntan por qué los empresarios no quieren venir a Oaxaca a invertir.
Aunque a los habitantes de esta ciudad nos molesta vivir bloqueos, plantones y marchas organizadas por los diversos sindicatos y toleradas por las autoridades, quienes por cierto se ríen pues mientras no les toquen sus bolsillos, ellos siguen cobrando, así lleguen tarde al trabajo o simplemente no lleguen, no así el ciudadano de a pie que vive mortificado con los descuentos por llegar tarde o faltar al trabajo.
Lo que sí empieza a hartar a la ciudadanía es la escalada de violencia y robos en las calles, está imposible, incluso el centro de la ciudad es una tierra sin ley o solapada por las autoridades, dice el dicho popular que en este país nadie roba sin permiso, alguien lo está permitiendo y tolerando, el robo de baterías a los automóviles ya es un escándalo, cada día roban decenas y en las mismas calles.
Ya los vecinos de todas las colonias se están empezando a organizar para protegerse, se reparten silbatos para avisar de una emergencia, crean cuentas de WhatsApp exclusivamente para comunicarse con temas de su seguridad, cuelgan mantas afuera de sus casas avisando que ya están hartos de cristalazos, robos de baterías, de motos, de negocios en las noches cuando están cerrados.
Ahora la situación es más complicada, entran a casas y comercios a plena luz del día con armas y lujo de violencia, cualquiera reparte balazos en las calles, la violencia era entre cárteles y sindicatos rivales y no le llegaba al ciudadano, hoy día ya no es así, quizás tenga que ver la apertura de frontera en el sur y las dificultades para cruzar un país tan grande como México y llegar al norte.
Tal vez sean efectos de la cuarta transformación que la gente no entiende que tener un presidente honesto significa que todos deben serlo, quizás sea un problema de seguridad del estado que se encuentra rebasado, del municipio ya ni hablamos, hace muchos años que ya la delincuencia en las colonias y agencias conurbadas a Oaxaca de Juárez está desatada y sin control.
Nadie le entra a los cerros y esta gente se baja al centro a operar con total impunidad, posiblemente con autorización o al menos permisividad, eso sí, los derechos humanos del pueblo popular para eso están, para defender a los delincuentes, pero hay que recordar que el ciudadano trabajador también es pueblo y por lo tanto es sabio y ya se está cansando, nadie se sorprenda.

Si desea contactarme favor escribir a [email protected]
Facebook: Jaime Palau Ranz
Twitter: @jpranz
Seguiré comentando la próxima semana.