Ante el reclamo de mis amigos del Istmo de Tehuantepec y ante la importancia que tiene en la región “La Venecia Oaxaqueña”, nombre que se le ha dado por los canales de riego, provenientes de la presa “Benito Juárez”, les hablaré de Santa María Mixtequilla, la que es una pequeña población situada a las faldas del cerro del mismo nombre.
Fue hasta el Siglo XIX que se llamó o llevaba el nombre de Santa Catalina Mixtequilla, según documentos históricos que he podido consultar, no sabemos en qué momento algún funcionario distraído o párroco le cambió el nombre, ya que la Patrona del lugar sigue siendo Santa Catalina de Siena, festejada cada año el 29 de abril, patrona quien fue una santa Dominica del siglo XIV, religiosa ejemplar de profunda espiritualidad, por lo que fue declarada doctora de la iglesia en 1970 por el papa Pablo VI.
En época prehispánica fue una población perteneciente al Reino de Tehuantepec. En torno a Mixtequilla gira la versión de que se pobló con habitantes mixtecos que se aliaron con los zapotecas para derrotar a los de México-Tenochtitlan y la Triple Alianza en la Guerra de Guiengola, lo cierto es que la evidencia etnohistórica apunta a que, desde la llegada de los binnididxazá (‘gente que habla lengua za’) a la planicie costera del Istmo, Mixtequilla se habitó con gente perteneciente a este grupo étnico. Por lo que aquello de que Cosijoeza tomó para él lo mejor, y a los mixtecos lo peor, es una leyenda y no historia, y sí existen documentos en idioma zapoteco provenientes de Mixtequilla que están fechados a finales del Siglo XVI, mientras que no se ha encontrado un solo texto de origen mixteco en el lugar. El idioma que hablaron sus habitantes hasta hace dos generaciones fue el Didxazá (zapoteco de la planicie costera del Istmo).
A la llegada de los españoles, la Mixtequilla estaba bajo la tutela del cacique de Tehuantepec, Don Juan Cortés Cosijopí II (Cosobí, ‘Rayo de viento’) recordemos que él fue el último monarca ya que fue hijo del Rey Cosijoeza y la reina Coyolitzin, y que al someterse al cristianismo le fue dado el nombre de Don Juan, nombre con el que muere en Nejapa de Madero en 1563, la historia de Juan Cosijopí fue muy triste ya que después de construir el templo y convento de Tehuantepec con su dinero, vinieron las vejaciones y que ya a manera de limosna, se le pensionó con 100 pesos al año, pero madamas el día de San Juan 24 de junio de 1555, recibió 50 pesos y otros 50 en la navidad de ese año, lo que es una miseria.

Fue el Frayle Bernardino de la orden de Santo Domingo quien tuvo a su cargo la comprobación de los llamados hechos delictivos del último rey de Tehuantepec, ciudad a la que visitaré en los primeros días de agosto, que se celebra la vela Santo Domingo y podré visitar el Chalet de Doña Juana C. Romero Egaña, casona que está resurgiendo como ave fénix, en cuyos parajes sembró y produjo caña y cacao. Mixtequilla Jamás perdió su carácter estratégico, pues por la situación de la población, atravesaba gente y cargamentos con rumbo a Oaxaca y Guatemala. Mixtequilla fue el principal cruce de caminos hasta principios del Siglo XX (1908) en que el Ferrocarril la desplazó.
En 1660 esta población tuvo un papel destacado en el gran levantamiento armado en contra de la dominación española, conocida en la historia como la Rebelión de Tehuantepec. Fue el alcalde zapoteca de Mixtequilla el que el 22 de marzo de ese año, que por cierto cayó en un viernes Santo, la víctima de la furia española, quien fue azotado salvajemente por el Alcalde Mayor de Tehuantepec, Don Juan de Avellán (español), lo que provocó su muerte.
Este hecho, a su vez, detonó la insurrección más importante de muchas durante la época virreinal en esa región, y que llegaría hasta la Villa Alta, así que fueron los habitantes de Mixtequilla quienes encabezaron el asalto a Tehuantepec, lo que harían ingresando por el Barrio Santa María, misma adición que fue secundada por los restantes barrios e innumerables pueblos (algunos, pertenecientes a otros grupos étnicos), lo que propició una rápida victoria y la independencia de la Alcaldía Mayor de Tehuantepec por todo un año.
A mediados del Siglo XIX Mixtequilla fue escenario de batallas entre los llamados ‘patricios’ (conservadores) y los liberales, ya que en este tiempo la población de Mixtequilla era utilizada como campamento rebelde para atacar la entonces Villa de Tehuantepec.

Cuando el soldado de la patria en ese entonces joven Porfirio Díaz fue Gobernador y Comandante Militar del Departamento de Tehuantepec, en los años 1858 y 1859, conoció el lugar, de hecho, en las cercanías del pueblo, en un paraje conocido como Las Jícaras.
El futuro Presidente de la República ganó su primera batalla en el Istmo, lo cual sucedió un 13 de abril de 1858, lo que le valió el ascenso de Mayor de Infantería; dos meses después, el 17 de junio, según relató el mismo Porfirio en sus Memorias: “sorprendí al enemigo en la Mixtequilla y lo seguí persiguiendo hasta el rancho Los Amates, en donde trató de hacerse fuerte; pero con poco esfuerzo lo derroté por completo, dejándole allí algunos muertos, entre ellos su jefe, que era el Mayor de apellido Espinosa”. Dicha acción le valió un nuevo ascenso el cual fue a Teniente Coronel por el Gobierno del Estado.
En aquellas llanuras donde el calor es sofocante, aún existe el rancho “Los Amates” y también aún existe un pequeño pozo, el lugar es conocido por los campesinos, pero muy pocos saben el acontecimiento histórico que se libró en dicho lugar; tanto es así, que en uno de los capítulos de las Memorias de Don Porfirio aparece tal nombre.
Durante la Revolución Mexicana (1911-1920) se libraron combates en las cercanías del pueblo, y es hasta el día de hoy que algunos ancianos del Istmo recuerdan anécdotas del “tiempo rebelde” de la revolución en el Istmo.
Cada comunidad zapoteca, cada pueblo istmeño de los distintos grupos étnicos que pueblan la región, guardan historias muy interesantes que insisto sus habitantes deben conocer. El caso de Santa Catalina Mixtequilla es uno de muchos pueblos con historia y tradiciones, como son sus vistosas velas, sus fiestas patronales y sus hermosas bodas, donde la istmeña convertida en novia luce su traje blanco, que nos muestra a la inmaculada contrayente.
Oaxaca de Juárez, Oax., a 23 de junio de 2025.
JORGE BUENO.
Cronista de Oaxaca.
Presidente de la A.E.C.O.
Secretario General de la
Federación Nacional de Asociaciones
de Cronistas Mexicanos, A.C.