Hablemos de Qatar
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Hablemos de Qatar

 


En México es muy difícil encontrar a alguien que no disfrute ver un partido de futbol o que no sea aficionado del equipo de sus amores en la liga mexicana. Los clásicos nacionales obligan todos los años convoca a las aficiones en los estadios, los televisores e inclusive en las radios. ¡Un América VS Chivas siempre es tema de sobremesa! ¡Un Tigres vs Rayados divide y confronta a los neoloneses en los rituales familiares en el norte del país! 

Dentro de las afirmaciones que damos por ciertas en el imaginario mexicano se encuentra la importancia del futbol soccer. De manera casi unánime se dice que es el deporte nacional es el balompié y no en vano es el deporte en nuestro país con mayor número de aficionados. El poeta mexicano Antonio Deltoro define al futbol como “la venganza del pie sobre la mano”. El filósofo mexicano y gran aficionado del deporte Juan Villoro menciona al respecto:

“Esta regresión en el tiempo atañe a lo que fuimos como especie, cuando los pies eran decisivos para subir a los árboles, pero también a lo que somos como individuos: los partidos nos remiten a la infancia en la que juzgamos que los dioses son posibles y que la balanza del mundo se puede dirimir en un juego. Estamos, pues, ante un doble regreso: en los grandes días del futbol volvemos a ser niños y pertenecemos de nuevo a la tribu del comienzo.”

Pero hablar del balompié no es solamente hablar de aficiones sino de entenderlo como una disciplina que es un producto social y que en él se pueden rastrear conflictos sociales y políticos a la par de estar repleto de rituales y símbolos que casi siempre entre la euforia de los partidos se pasan por alto. 

Ahora, ¿por qué hablar del fútbol ahora? Porque hace unos pocos días fue la asignación de los grupos que se enfrentaran en el mundial próximo a realizarse en el Estado de Qatar y este evento es sin duda uno de los eventos deportivos más grandes del mundo. La dimensión política en este mundial es evidente y aunque se puede decir mucho al respecto, son tres los ejes principales que nos dejan algunas pistas sobre los discursos y de los escenarios políticos de para estar al pendiente.

El primero de ellos es definitivamente el conflicto ruso- ucraniano que ha dejado en un escenario caótico y tembloroso en el mundo lo cual se ha traducido en decisiones a lo largo de la organización del mundial. Ante este conflicto la selección rusa a quedado fuera del mundial, decisión que ha sido muy polémica en tanto muchas voces, aunque solidarizadas con Ucrania, se han preguntado por la falta de sanciones en eventos pasados a selecciones como la de los Estados Unidos (y otros miembros de la OTAN) por los enfrentamientos bélicos que ha encabezado en más de una ocasión.

El segundo eje es en relación sobre la dinámica de las selecciones nacionales ya clasificadas y pareadas pero cuya permanencia aún no está asegurada, el caso de Irán por ejemplo. El pasado 29 de marzo en un partido entre Irán y El Líbano donde ambos estaban ya clasificados al mundial la polémica surgió cuando las autoridades iraníes no dejaron entrar a 2 mil mujeres al estadio ante las restricciones que hay en ese país hacia las mujeres. La FIFA emitió un ultimátum a Irán que fue ignorado por lo que una de las sanciones a considerar es la expulsión de la selección nacional de eventos internacionales, y entendiendo que el mundial en Qatar es el evento más próximo se pensaría en la expulsión del equipo de la máxima justa mundial. 

Finalmente y tocando de cerca al anfitrión es obligatorio reflexionar sobre los procesos de construcción para la infraestructura del mundial. Según datos de Amnistía Internacional en las áreas de construcción para las obras requeridas para el mundial están trabajando cerca de 1.7 millones de migrantes procedentes de Bangladesh, India y Nepal quienes son víctimas de trabajos forzados, con salarios mal remunerados o con muchas irregularidades mientras que una investigación de The Guardian afirma que cerca de 6500 trabajadores migrantes han muerto en Qatar desde que se otorgó la Copa. 

A unos meses del inicio del tan esperado evento no hay que olvidar la lectura simbólica y política del deporte (y por consiguiente del futbol), porque si bien convoca a muchas lecturas, emociones y aficiones a lo largo del mundo también nos invita a definirlo también como un ritual social. Faltan algunos meses más para la Copa del Mundo así que hay que esperar, tal vez aún queden algunas sorpresas para alimentar la discusión de quienes tanto disfrutamos del balompié.