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¡Con nuestra consigna, NO!

El pasado martes, las colectivas feministas fijamos la mirada en el Congreso de la Unión, donde se debatía el posible desafuero del diputado federal Cuauhtémoc Blanco, acusado de tentativa de violación. Teníamos la esperanza de que, al menos esta vez, la justicia se hiciera presente en un país donde las mujeres hemos tenido que levantar la voz mil veces para que nuestras denuncias no sean desestimadas. Pero no fue así.

Con 291 votos a favor, 158 en contra y 12 abstenciones, la Cámara de Diputados decidió proteger a un presunto agresor. Declararon improcedente la solicitud para retirarle el fuero constitucional y permitir que enfrentara su proceso judicial como cualquier ciudadano. Lo que vimos fue una bofetada más a la lucha feminista y a las víctimas que se atreven a denunciar.

Así, el espíritu de la “Ley 3 de 3” fue pisoteado. Esa ley que prohíbe a personas deudoras de pensión alimenticia, agresores sexuales o perpetradores de violencia familiar ocupar cargos públicos quedó en papel mojado.

Esta decisión trasciende porque refuerza el pacto de impunidad que sostiene la cultura de la violación en México. No es solo un voto: es el mensaje de que, en este país, los agresores con poder pueden seguir protegidos por el manto del fuero, mientras las víctimas siguen siendo revictimizadas y desoídas.

¿Cuántas veces hemos oído que un agresor fue liberado porque “no había pruebas suficientes” o porque “la carpeta de investigación estaba mal integrada”? Hoy, la historia se repite. Una vez más, el sistema deja sin justicia a una mujer y le da inmunidad a un presunto agresor.

Pero lo más doloroso fue ver que quienes lo protegieron fueron las mismas mujeres que, hace apenas unas semanas, se vistieron de morado para conmemorar el 8 de marzo. Las mismas que hoy le gritaron a Cuauhtémoc Blanco: “¡No estás solo!” Una frase que nosotras usamos en las marchas para acompañar a las víctimas y darles fuerza.

Con nuestra consigna, no. No se puede arropar a un agresor bajo las palabras que nosotras utilizamos para empoderar a las mujeres que denuncian. Esas diputadas olvidaron que están en esos escaños gracias a la lucha feminista, a años de trabajo por la paridad y la representación política de las mujeres.

Hoy, el pacto patriarcal quedó expuesto. Las mujeres que votaron por proteger a un agresor demostraron lo que Carol Pateman llamó el “contrato sexual”: las mujeres en el sistema patriarcal somos las pactadas, no las pactantes. Es decir, las que deben obedecer las reglas impuestas por los hombres en el poder.

Mientras nos quitan la justicia, intentan también arrebatarnos nuestras consignas, nuestra rabia y nuestra organización. Pero no lo lograrán. Porque en el feminismo hemos encontrado un espacio de esperanza, y ahí seguiremos.

Si ellas deciden olvidar por qué están ahí, nosotras no olvidaremos. La lucha feminista es un movimiento colectivo que no depende de partidos ni intereses políticos. Y aunque hoy intentaron apagar nuestras voces, nosotras seguiremos gritando con más fuerza:

“¡No estás sola!” es para las víctimas, no para los agresores.

 

*@Natali_Cruz_

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