Adoremos al niño
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Opinión

Comentario Pediátrico

Adoremos al niño

 


Estas palabras que tan frecuente se escuchan relacionados con el nacimiento del hijo de Dios, parece que solo aplican en forma teórica, para dar tributo nostálgico de algo que tenemos pendiente por cumplir en la realidad.
Desde cualquier punto de vista: ético, moral, religioso, emocional o instintivo incluso, siempre tendremos como adultos el compromiso de cuidar por los más pequeños de nuestra especie; más, sin embargo, parece que los seres superiores racionales, nos olvidamos fácilmente de estos principios ante diferentes circunstancias.
Cada uno de nosotros estamos entre nuestras labores o profesiones, involucrados en particulares actividades de los seres humanos; y así entre ellos, los médicos son personas que velan por la salud de los demás, y de forma aún especializada nos encontramos los pediatras, que atendemos la salud y bienestar de los seres humanos en desarrollo.
Llama la atención desde nuestra labor y vocación, notar la forma como el niño pasa desapercibo; y como el texto de inicio luego, suena hasta en forma burlona al considerar todo lo que cada uno de los integrantes de la sociedad hace por los niños.
Adoremos al niño… cuando desde un inicio, un grupo “selecto” de personas deciden por encima del niño, por bienestar de algunos o en plan protagónico de ellos mismos, apropiarse el derecho a su vida, y decidir desde antes de su nacimiento su muerte, justificándose en el hecho que la forma de ser concebidos no fue en forma planeada…
Adoremos al niño… cuando lo tenemos en casa, formando parte de una familia, y debido a la inmadurez o estabilidad emocional de la pareja, decidimos dejarlo desvinculado del primer compromiso de la base de la sociedad, que es el matrimonio. Enseñándole de manera muy eficiente por sus padres, que ante cualquier problema difícil de resolver: está la alternativa cobarde de la huida, con un divorcio, y que sea el niño quien tenga que desarrollar su personalidad con roles diferentes…
Adoremos al niño… cuando lo tenemos con el inicio de alguna enfermedad, esperando como padres que con los remedios caseros, o en forma espontanea se componga al paso de las horas, y no sea necesario buscar la atención médica temprana, sino hasta que se note más complicado….
Adoremos al niño… porque él debería de merecer la atención prioritaria en su salud, a los deberes laborales que desempeñan los padres de familia, y las condiciones de trabajo impiden poder dar ese tipo de atención, no permitiendo que alguno de los padres pueda ausentarse de sus labores bajo esa condición (¿primero el trabajo?)…
Adoremos al niño… cuando ya estando enfermo, buscamos la atención que sea de lo más económica, o bien con el médico que menos se meta a corregir nuestros defectos como padres, porque nos molesta que alguien nos recuerde nuestras obligaciones con el bienestar de ese ser indefenso, y que solo se apropia de la defensa biológica y social del niño…
Adoremos al niño… cuando ya una vez con la receta en la mano, optamos en comprar productos baratos que pueden carecer de la calidad eficiente, para poder recuperar más rápido y mejor su salud; y optamos por emplear sustancias que habrá de dudar de su origen, por tener un costo menor, que incluso las autoridades sanitarias toleran…
Adoremos al niño… porque en la sociedad no ocupa el verdadero lugar, que con muchas frases huecas expresan algunos líderes solo por conveniencia…
Adoremos al niño… porque a pesar de estar demostrado año con año de accidentes sucedidos en guarderías de diferentes tipos, y de contar con una legislación que los protege; en ninguna de ellas, se da la atención por una enfermera especializada en pediatría en la proporción que corresponde, bajo el argumento que sea, y en esas instalaciones la atención médica es inexistente, cuando en cada ocasión que se enferma el niño, no es revisado o cuidado por el médico que debería estar a cargo por estar en ese momento en otro lugar, reflejando su deficiencia de vocación humana…
Adoremos al niño… porque debería de ser prioritaria su atención en los hospitales bajo recursos que sean convenientes a su atención, pero de entrada al servicio de urgencias podemos distinguir en cualquiera de ellos, que sus instalaciones son adaptaciones; y las extensiones que el servicio de adultos siempre requiere, se llevan a cabo quitando espacio físico al área de niños…
Adoremos al niño… porque nuestras autoridades institucionales deberían de modificar las normas de construcción y diseño, para hacer de los hospitales en los pisos de pediatría, lugares adecuados a los niños y sus familiares, cuando notamos que ellos se sienten asustados en un lugar donde no hay motivos infantiles, o medios para su distracción, y muchos se conforman con dejar una simple silla incomoda para el “descanso” toda la noche de su madre…
Adoremos a los niños… cuando entre los médicos que atendemos a ellos, solo queremos imponer nuestros manejos, invariables como una receta de cocina, negándonos a modificar o actualizar tratamientos y mucho menos revisar a conciencia la evolución de cada uno de ellos, porque lamentablemente carecemos del razonamiento clínico de la enfermedad (hay enfermos no enfermedades)…
Adoremos al niño… porque el personal que trabaja en un hospital, no tiene la sensibilidad para poder dar la atención a cada uno de ellos, solo forman un número más en sus estadísticas. No se motiva a dar confianza a los pacientes; y sencillamente, los ignora en su contacto visual que ellos quieren siempre hacer (bastaría solo con verlos por un rato y sonreírles, (¿acaso es mucho?)…
Adoremos al niño… porque no debería existir nunca el comentario de: “atiéndelo como si fuera tu hijo”, o “te lo encargo porque es hijo de fulanito”. Todos somos iguales…
Adoremos al niño… porque nos debería de interesar que se formaran en un nivel educativo que sea adecuado, y no con personal que pide ser admitido con calificaciones que están por debajo de un nivel aceptable, y que ni siquiera ellos estén dispuestos a evaluarse en su nivel de conocimientos, por temor quizás a la evidencia…
Adoremos al niño…porque a nuestras autoridades sanitarias no les interesa aplicar esquemas de vacunación adecuados y, sencillamente los ignoran, quizás en atención a bienes diferentes…
Adoremos al niño… porque en los lugares más apartados de nuestras comunidades rurales, tanto la institución de enseñanza como la sanitaria, se encargan cada año de mandar no un profesionista ya formado, sino solo un pasante con una calificación dudosa, que le toca ese lugar por su preparación académica deficiente; y al año siguiente, será exactamente la misma historia, y le tocará aprender con esa población humilde y marginada…
Cada uno, en estas fechas podrá tener diferentes deseos por la esperanza de una renovación verdadera, pero quienes tenemos vocación por la atención de los niños, no podemos ver lo que cada integrante de nuestra sociedad dice y no hace, o bien solo buscar el bienestar de sus propios hijos primero…quizás el problema no sea difícil de resolver, si acaso pudiéramos ver un poco más allá de nuestros intereses personales…
Adoremos al niño… en especial aquel que vive en cada uno de nosotros y que al paso del tiempo lo hemos olvidado y lo llenamos de amargura y le quitamos su creatividad e imaginación, además de su forma espontánea de hacer amigos.
Con verdaderos deseos de cambios personales y de sociedad… que pasen una feliz navidad… demostrando el amor al prójimo: más con hechos y no con palabras… Adoremos al niño… pero de verdad…
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