Reforma eléctrica
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Columna sin nombre

Reforma eléctrica

 


El señor Presidente López Obrador, ha enviado una iniciativa constitucional para cambiar las reglas de inversión, control de la generación y distribución de energía eléctrica en nuestro país.
El tema es muy complejo y difícil de prever sus resultados en la realidad para el caso de ser aprobada.
Me atrevo a señalar, que el dilema se pudiera sintetizar como sigue.
¿Seguimos permitiendo la inversión privada tanto extranjera como nacional en la producción y distribución de energía eléctrica?
¿Cedemos nuevamente el control virtualmente absoluto al Estado, la CFE, en dicha actividad?
Aunque existen otros temas en la iniciativa de marras como el de las energías limpias, estimo en primera instancia, sin escuchar debate alguno, que el tema toral es el que he planteado.
Recurrir a la Historia, que Lázaro Cárdenas, que López Mateos, francamente es tratar un problema moderno con base en circunstancias del pasado.
México vive asociado con varios países del mundo por medio de tratados internacionales que hay que respetar, y parece que esta iniciativa no los respeta.
De Don Lázaro Cárdenas del Río y la Expropiación Petrolera a la fecha han transcurrido ochenta y tres años.
De la Expropiación de la Industria Eléctrica de Don Adolfo López Mateos a la fecha hemos visto pasar sesenta y un años.
En ese orden de ideas, se puede afirmar que el mundo ha cambiado radicalmente en todos los órdenes, principalmente el económico.
Entonces, a mi juicio, se debería rechazar la reforma mencionada, esto si se atiende a la Economía principalmente.
Sin vamos a la política, bueno, el PRI se encuentra en un serio dilema: Aprobar la reforma de AMLO y así rechazar la Reforma Energética que aprobó hace siete años, o votar contra la iniciativa del señor presidente y conservar un algo del prestigio que todavía le queda.
Claro, puede clavar el último clavo en su ataúd, o volver a la vida después de estar entubado.
Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.