Elecciones en Hidalgo y Coahuila

“Usted lo conoce, lo ha visto, escuchado y leído”, López Obrador, un presidente “con cobertura total”.

El Mapache Guasón

Cuando usted lea estas líneas amigo lector, querida lectora, será oficial el resultado de las elecciones en los estados de Hidalgo y Coahuila.

Se puede interpretar en dos formas a saber: Ganó el PRI, o perdió Morena como diría el filósofo loco, que parece la misma cosa.

Sin embargo, el hecho es contundente, ya que el partido en el gobierno aspira a ganar el mayor número de elecciones el próximo año, y los resultados que menciono pueden ser un síntoma delicado de una enfermedad oficial: las malas decisiones del gobierno federal. Desde luego con la más reciente, es decir la eliminación generalizada de todos los fideicomisos que conservaba el gobierno de la República y la consiguiente toma del dinero en ellos ahorrado.

En ese contexto, a mi juicio, no hay otra interpretación posible más que aquella que afirma que ganó el PRI, o parafraseando el cuento más corto en la literatura mundial, El dinosaurio, de la autoría del hondureño Augusto Monterroso que dice así: “Cuando desertó el dinosaurio todavía estaba allí.

En efecto, en Coahuila el PRI ganó las dieciséis diputaciones locales en disputa, y hay que aclarar que en esa entidad no hubo elecciones para gobernador.

En cambio, en el Estado de Hidalgo, se llevaron a cabo elecciones municipales en las cuales el PRI ganó veintiocho presidencias, el PRD seis y Morena cinco; también ganó el tricolor el Gobierno del Estado. Así las cosas, la situación política para Morena pinta mal.

En la semana que termina, deben haber terminado las “encuestas espejo”, para determinar al ganador a la presidencia de Morena, ya sea Mario Delgado por cierto confinado por haber contraído el Covid 19, o el vetusto Porfirio Muñoz Ledo.

Entonces el ganador tendrá escasos siete meses para reorganizar a su partido, desde formar comités seccionales, distritales y estatales en todo el país, los que serían formados por aproximadamente doscientos mil ciudadanos.

De no reorganizar en la forma que menciono, se corre el riesgo de nominar a candidatos sin popularidad y sin los análisis correspondientes a su trayectoria, lo cual puede llevar al dedazo desde el Centro.

Esperemos pues.

Para finalizar, doy a conocer a vuela memoria, los puestos que ocuparon los antecesores de López Mateos Emilio Portes Gil y Abelardo Rodríguez, a raíz de la decisión de ponerlos a trabajar: presidente de la Academia de Derecho Internacional y director de la Pesquera del Pacífico respectivamente. Con esos datos cierro mi artículo de la semana pasada, denominado “Los López de México”; está usted servida querida lectora. 

Yo también soy Pueblo.

Por allí nos encontraremos.