Paro judicial
Paro judicial, los delincuentes felices.
El mapache Guasón
Hoy, jueves, cuando escribo, se ha generalizado el paro de empleados y jueces del Poder Judicial en toda la República. No se trata de una huelga; es un paro administrativo para protestar por las reformas que pretende realizar el presidente Andrés Manuel López Obrador en ese poder autónomo.
Expresan empleados y jueces que el paro será por tiempo indefinido y que no cesarán hasta que se rechacen los cambios constitucionales propuestos.
La situación es gravísima e inédita en la historia del país; virtualmente, se suspenden casi toda clase de amparos, juicios y procedimientos.
El problema se encuentra en manos del Poder Legislativo en funciones, cuyos miembros deberán resolver a más tardar el próximo 31 de agosto, y de no hacerlo, tocará a la nueva legislatura ya en el ejercicio de la presidente electa Claudia Sheinbaum Pardo.
Desde luego, se respetarán algunos actos de Derechos Humanos, pero en lo general, cuando usted lea estas líneas no tendremos un Poder Judicial en activo.
Esperemos que los senadores lleguen a la sensatez y se pongan a debatir auténticamente las series de reformas propuestas por el Ejecutivo.
Yo también soy pueblo.
Por ahí nos encontraremos.
