¡Qué no se repita!
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Carpe Diem

¡Qué no se repita!

 


Apenas en mayo de 2018, con la Plaza de la Danza llena a su máxima capacidad y escoltado por Francisco Martínez Neri y Benjamín Robles Montoya, iniciaba pletórico su campaña hacia la presidencia municipal de Oaxaca. Tres años después la Plaza de la Danza se llena, pero de basura llevada por los propios barrenderos en su pasional protesta contra Oswaldo García Jarquín quien, a puerta cerrada, rindió su último informe de gobierno.

No nos victimicemos, gran parte de la responsabilidad de esta mala administración se debe a quienes votaron por ella. Por tanto, lo deseable sería que antes de llorar como plañidera cada uno asumiera su responsabilidad en el desastre oaxaqueño que, además, no apareció de la nada hace tres años, es importante aclararlo, el desastre actual es la acumulación de también malos gobiernos anteriores y una ciudadanía apática y lacrimosa a conveniencia. El mal resultado de este gobierno es un espejo de la mala ciudadanía que somos.

Elegimos mal. No se trata de la persona y los gustos de su vida privada sino de sus actos y políticas públicas. Para calificarlo debemos tomar en cuenta sus promesas de campaña, acciones, omisiones y resultados.

Por ejemplo, “Las obras públicas tendrán otro enfoque, de nada sirven calles bonitas si por ellas caminan personas sin trabajo, sin esperanza y sin apoyo del gobierno”. Fueron palabras suyas en su mitin inicial. En parte esta es una promesa cumplida porque las calles están horribles, pero siguen caminando por ella personas sin trabajo ni esperanza ni bienestar y, mucho menos, la ayuda de un gobierno transformador que eliminó las estancias infantiles, el Seguro Popular y los tratamientos contra el cáncer, entre otros agravios.

Discurso recurrente de todo político “transformador” es el combate a la corrupción. Entre otras promesas ofreció rotar a los inspectores, promover los mercados públicos y la reubicación de los ambulantes construyendo para ellos nuevos espacios.

Si bien se atrevió a tocar los intereses de varias mafias de ambulantes, haberlos quitado del andador turístico no resolvió el problema, solo lo trasladó a otros lugares. El efecto cucaracho de los informales se vive con intensidad en El Llano y en la colonia Reforma, a donde han llegado cientos de puestos callejeros que, aquellos inspectores que prometió no serían corruptos, toleran amablemente.

Como buen oaxaqueño se dijo inspirado por el ideario de Benito Juárez y por su amor personal por Oaxaca. “Yo si nací y crecí en Oaxaca” fue uno de sus diferenciadores de campaña, un mensaje directo para el gobernador Murat, que no solo no es oaxaqueño, ni siquiera conocía “su tierra”.

Se quejaba del pequeño presupuesto de la capital, de lo mal que se gastaba, de la deuda contraída y de la serie de problemas que se han ido acumulando y paliando, pero no resolviendo. El diagnóstico es correcto y es vigente. Y será vigente dentro de tres años, que nos estaremos quejando del trienio de Martínez Neri y sus malos resultados.

Prometió fuerte apoyo a la educación, aunque el municipio no tiene atribuciones y, por supuesto, el apoyo a los “ninis”, los consentidos del populismo actual, con el pretexto de no dejarlos en las garras de la delincuencia. La promesa que no puede faltar a ningún candidato también la hizo puesto que aseguró que mejorarían las condiciones de seguridad para que viviéramos y camináramos tranquilos por nuestra apacible Antequera.

Administración eficiente, respeto por la ley, solidaridad social, honradez y rectitud institucional puesto que nuestro país no aguanta más fraudes, son otras frases de sus discursos.

¿Quién está mal? ¿El que prometió o el que le creyó? La misma pregunta se aplica al presidente de la república y a quienes, en un acto de fe, le siguen creyendo.

La percepción generalizada es la de un mal gobierno y, dentro de pocos días, será historia. No todo fue para mal, algunas áreas de esta administración, como la de Economía, tuvo un buen desempeño. Comparando, la Secretaría de Economía municipal tuvo en este tiempo un mucho mejor desempeño que la desastrosa Secretaría de Economía Estatal y su ostentoso apoyo a ciertos proyectos en lo que muchos políticos tienen intereses metidos.

¿Qué historia se creó en Oaxaca en este trienio? Una que llevó a la ciudad a las condiciones en que se encuentra: la lucha de egos entre el gobernador y el presidente municipal por ser el consentido del amado líder.

Oswaldo García Jarquín pronto estará en el muro de presidente que ha tenido nuestra capital. Compartirá lugar con personajes que trascendieron por su buen gobierno y con quienes sería mejor olvidar. No será el único gobierno con malos resultados, lo increíble es que sigamos eligiendo mal.

No fue la pandemia. Al contrario, tanto para AMLO como para otros políticos fue una oportunidad de convertirse en estadistas. Pero “lo que natura no da Salamanca no presta”. No por Oswaldo, sino por nosotros.

Twitter @nestoryuri