Informalidad, inflación, crisis
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Informalidad, inflación, crisis

 


Para quienes tenemos cincuenta años o más las crisis de fin de año no son nuevas, para los jóvenes si lo serán. El regreso de la guayabera populista y sus políticas económicas irresponsables nos pintan un fin de año difícil; la cuesta de enero será gélida.

Nada nos ayudará el optimismo artificial del gobernador, Oaxaca no está creciendo y en lo único en que somos campeones es en la informalidad laboral. Superamos a Guerrero, Hidalgo, Tlaxcala y Chiapas, que ya son un decir.

La pandemia provocó un cortocircuito económico que ha derivado en una profunda crisis social. Literalmente, hay gente recorriendo las calles ya no pidiendo dinero, sino solo que se les dé algo de comer.

Las calles, carreteras, parques, plazas, jardines y mercados de Oaxaca, en todo el territorio, son la comprobación de nuestro campeonato nacional de informalidad.

Afirman las autoridades que se ha recuperado el empleo previo a la pandemia. No es así porque apenas si los asegurados están alcanzando las cifras de 2020, pero faltan los que debieron haberse creado en este último año y medio.

En México caímos un 8.5% y, tal vez este año se alcance un 6% de crecimiento, lo que significa que ese 2.5% de diferencia es, en realidad, una recesión. Contrastamos con Estados Unidos. Allá cayeron un 3%, pero este año crecerán 6%, lo que significa, en términos reales, un crecimiento del 3%.

Y este caos se refleja en las calles, no solo por la enorme cantidad de ambulantes sino por la creciente inseguridad. Robos y asaltos de poca monta están a la orden del día, son delitos que no se denunciarán porque, si la fiscalía estatal no investiga crímenes graves, mucho menos investigará robos pequeños, pero que lastiman a una sociedad indefensa, dejada de lado por un gobierno que gasta enormes recursos, pero en protegerse a ellos mismos.

Tradicionalmente las políticas públicas mexicanas han sido muy tolerantes con la informalidad. Lo que se creyó sería un paliativo a las recurrentes crisis económicas se ha convertido en una forma de vida. Y los que a eso se dedican piensan que han creado derechos de propiedad sobre los lugares públicos.

Seguro lo han notado, quienes más sufren la informalidad laboral es el grupo vulnerable que también sufre la violencia física, verbal y psicológica: las mujeres, niñas y adultas.

Especialistas en economía han advertido del riesgo de otra crisis económica, y parece ser que la llegó. La inflación ha encendido todas las alarmas por su alto nivel. No es necesario ser un experto, basta con ir de compras al mercado o al súper para notar el fuerte incremento de precios. Los alimentos son los que tienen las mayores alzas.

Por un lado, el gobierno se ufana de haber realizado los mayores incrementos al salario mínimo, por otro lado, con la alta inflación, se pierde cualquier avance en el poder adquisitivo. La propaganda no puede ocultar la realidad.

En estos últimos días el peso se ha devaluado el 5%. La pesadilla de las devaluaciones abruptas y enormes vuelve a nuestras vidas. Hace apenas unos días se ufanaba el presidente de tener el dólar a $19.80. Hoy rebasa los $22.

Desde el inicio de este sexenio ha revivido la fuga de capitales. Solo en este último tercer trimestre se han ido de México 14 mil 500 millones de dólares, muchos de los cuales estaban invertidos en bonos del gobierno mexicano. La entrada de capitales no es suficiente para compensar la salida, y este será otro factor de devaluación.

Las crisis económicas de Echeverría y Portillo años no hemos terminado de pagarlas. Gran parte del presupuesto federal se destina al pago de deuda. Cada que pagamos algún impuesto o servicio al Estado estamos contribuyendo, por lo que nos afecta directamente. Si este gobierno provoca otra crisis económica, nos veremos envueltos nuevamente en una dinámica que podría tardar hasta 50 años en superarse.

En el tema de las deudas, el gobernador nos vendió la idea de que era necesario un préstamo al gobierno por 3500 millones de pesos. Ahora resulta que quiere otros 1500. Ya está en la recta final de su gobierno, en pocos meses empezará a arreglar su casa en el Estado de México y se irá con su familia. Nosotros nos quedaremos pagando altos costos de catastro, predial, placas y todo tipo de derechos que cobra el gobierno. Otro crédito es otra losa sobre la espalda de los contribuyentes.

Estamos a unos días de iniciar el mes de diciembre y tendemos a olvidar los problemas. Sin embargo, la situación es diferente, es necesario tomar precauciones porque la economía no pinta bien y la posibilidad de que la pandemia vuelva a tomar fuerza con una nueva mutación del virus está presente. En ninguna parte del mundo se resistiría un nuevo confinamiento, no habrá economía que aguante otra vez, un colapso de tal magnitud.

Twitter @nestoryuri