Mezcal, desastre ambiental
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Mezcal, desastre ambiental

 


Un amanecer en el campo es una imagen idílica; ver el sol emerger sobre las montañas, el campo apacible, las aves levantando vuelo y respirar aire puro.

Amanecer en el valle de Tlacolula es un panorama desolador, sobre todo en Matatlán. El aire sucio, ennegrecido, cargado de un profundo olor a madera quemada, lleno de pequeñas partículas de hollín. No hay olor a humedad, a flores del campo ni aves levantando el vuelo.

Al amanecer lo que dibujan los rayos del sol son chimeneas humeantes, máquinas de polución sumergidas en su propia nata de smog, similares a las imágenes de Londres en el siglo XIX, en plena revolución industrial en que era un orgullo, y símbolo de progreso, tener una neurosis de descargas de humos tóxicos, pero productoras de riqueza. Sobre la capital mundial del mezcal vive ahora una espesa capa de contaminación que no se puede ocultar ni a los turistas.

Las advertencias sobre la polución y devastación ambiental por la producción del mezcal vienen de años atrás, pero han sido ignoradas en aras de fomentar una actividad económica que genere recursos. Pero no a cualquier precio porque, si continúa el calentamiento global, no habrá clientes a quien vender.

Por un lado, la necesidad de atender la enorme demanda del producto y, por el otro, las políticas públicas irresponsables que solo atienden una faceta de este problema: la promoción, pero dejan de lado el fuerte impacto ambiental.

Producir mezcal requiere tres elementos indispensables: materia prima, fuego y agua.

Es evidente que se consumen miles de toneladas, metros cúbicos, de leña. De acuerdo con la FAO, un camión de 3 toneladas de leña alcanza solo para una orneada; cientos de miles de litros de agua que, una vez usados, se desechan en ríos y arroyos. La deforestación es gigantesca. Con solo pasar por la carretera se ve el valle de Nejapa que ha sido desmontado para sembrar agave, con la gravísima repercusión en la flora y fauna silvestre. Los mismos campesinos, con esas prácticas, están acabando con los murciélagos y las abejas, los indispensables polinizadores. La deforestación llega incluso a municipios limítrofes con Chiapas en que están desmontando la selva para sembrar maguey.

La producción del mezcal consume mucha leña, ¿de dónde la llevan a Matatlán? En un estudio de la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, realizado a mediados de los años 90, habla de que la traían de un radio de más o menos 70 km alrededor. ¿De dónde la traen ahora porque los bosques se han ido acabando? Parte de esa leña es de la práctica de la roza anual, parte viene de bosques controlados, pero probablemente, la mayoría es madera de origen clandestino.

Estudios revelan que para producir un litro de mezcal se requieren cerca de 30 litros de agua. Entonces, para la producción anual de 7 millones de litros de mezcal que se producen en Oaxaca se contaminan 230 millones de litros. Un millón de litros equivale a un depósito de 100 metros por lado y de altura, de ese tamaño el consumo. Un litro de mezcal requiere 10 kg de leña. Según la FAO, con un m3 de madera se producen 125 litros. Un camión de 3 toneladas carga 3 metros cúbicos. Producir 7 millones de litros requiere algo así como 19 mil camiones de tres toneladas cargados de leña, por año.

La producción artesanal tiene ventajas y desventajas. Una gran desventaja es su ineficiencia productiva, pero al mismo tiempo, al ser artesanal y producido en lotes pequeños su valor aumenta. El problema es la gran cantidad de palenques, pero que en conjunto producen una enorme polución y es difícil modernizarlos.

La misma FAO recomendó introducir otros combustibles, como el gas o el diésel. En los años en que se hizo el estudio el bajo precio del mezcal no lo justificaba, sin embargo, los precios actuales lo justifican plenamente.

Lo hemos dicho antes, es necesario que no dejemos solo en manos del gobierno el manejo de nuestra herencia cultural porque únicamente usan criterios económicos de depredación para las políticas públicas. Mucha gente en el gobierno, funcionarios, tienen negocios en el turismo, el mezcal y las artesanías.

La falta de resultados de la actual administración la ha llevado a hacer una loca promoción folclórica de Oaxaca sin considerar su impacto ambiental y tomar medidas de mitigación. Esta administración es enemiga de la ecología. El turismo consume muchos alimentos, energía, combustible, agua y hasta drogas, es mentira que sea una industria sin chimeneas. Los alebrijes y sus productores depredaron el árbol de copal, no hay suficiente para satisfacer la demanda y probablemente lo están extrayendo de reservas naturales protegidas. El mezcal está acabando con la flora y fauna nativa de nuestro territorio.

La falta de compromiso ambiental podría hacer que grupos ambientalistas en el extranjero promuevan un boicot contra productos de Oaxaca.

Twitter @nestoryuri