El Hospital Civil, en coma
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BARATARIA

El Hospital Civil, en coma

 


La divulgación de la imagen en redes sociales de un recién nacido colocado “por algunos minutos” en una caja de cartón a falta de cuneros en el Hospital Civil ha sido ya un escándalo nacional que ha sido retomado por medios nacionales.

La fotografía, publicada el martes por EL IMPARCIAL ha exhibido, causado escozor y puesto el dedo en la llaga de la situación en que se encuentra el principal hospital público del estado, donde se atiende a los más pobres de los pobres, a quienes no tienen alguna otra opción y ponen los reflectores sobre a la situación que afronta el cáncer y la miseria económica y humana que afronta el sistema de salud en el estado.

Los “genios” de la comunicación social oficial, comandados por el argentino René Palacios, buscaron a toda costa proteger a la ineficiente secretaria de Salud, Alma Lilia Velasco Hernández, evitando por todos los medios que tuviera contacto con medios para intentar “explicar” la crisis sanitaria en el Aurelio Valdivieso, cosa que le iba a resultar muy difícil, pues en 9, casi 10 meses, solo una vez ha pisado el lugar y fue como “visita de doctor”, por lo cual desconoce y es notorio que no le interesa saber de la situación que se enfrenta.

Intentando lavarse el rostro, el Gobierno del Estado se fue por la fácil y despidió al funcionario más cercano por lo que calificó “decisión unilateral” de colocar al infante en una caja de cartón cuando, dice el comunicado, existían cuneros. “Decisión unilateral e irresponsable del médico la de llevar una caja de cartón para un recién nacido cuando había dos cunas térmicas y tres bacinetes; siempre hay capacidad para atender a los bebés”.

El gobierno reconoció que “hay sobrecarga de trabajo, pero los servicios no están rebasados” no está claro, no es explícito o no entendemos: “sí, pero no”.

Sin embargo, el trabajo expuesto en estos días por nuestra compañera Yadira Sosa arroja más luz en lo que solo es la punta del iceberg. El hospital está abandonado, carece de recursos, poco importa al Gobierno del Estado y sus funcionarios la grave crisis que enfrenta.

La improvisación es una constante, relataron médicos y enfermeras a Yadira Sosa, se usan como cuneros desde cajas de cartón hasta garrafones cortados por la mitad, indican quienes están en la primera línea de batalla, con lo que se echa por tierra la acusación de “actitud irresponsable”. Si no es cartón o garrafones ¿entonces en dónde se colocaría a recién nacidos? ¿en el suelo?

Se carece de suficientes medicamentos, y de equipo de rayos X; se colocan sábanas simulando puertas o para brindar un mínimo de privacidad a los pacientes. Se apresura el dar de alta a quienes dan a luz. En una labor titánica y con gran inventiva, las enfermeras elaboran antifaces para recién nacidos hechos con cubrebocas para evitar que la luz de los cuneros afecte a los bebés.

Familiares de pacientes exhibieron recibos con pagos realizados a cambio de algún servicio. El Gobierno del Estado en su boletín afirmó categóricamente que la atención es gratuita. Ello contrasta con voces de quienes aseguran que para todo se cobra una “cuota voluntaria” que los trabajadores o funcionarios del Aurelio Valdivieso se molestan si alguien busca eludir esa “cooperación voluntaria” e incluso los funcionarios reclaman “¡todo quieren gratis!”.

Pasar una noche en el Civil cuesta mil pesos, aparte medicamentos e insumos que, la mayoría de las veces deben ser adquiridos y llevados por allegados a pacientes.

En urgencias hay saturación, lo mismo en cuidados intensivos, geriatría, tococirugía medicina interna o especialidades. Lavandería no funciona, se debe llevar la ropa del hospital, gabinetes y quirófanos a un particular.

A pesar de denuncias, publicaciones, el escándalo nacional funcionarios de salud estaban mejor ocupados en otras cosas, como tomarse la foto el día del destape de la corcholata. La salud y la vida de los oaxaqueños pueden esperar.

Luego de la exhibida del martes, hasta ayer hubo silencio de los SSO. Solo tres boletines: el dengue, que esa es otra historia de ineficiencia; atención a migrantes en el Istmo y el llamado a la vacunación infantil, aquí también rayando en lo criminal por el desabasto de vacunas pediátricas.

¿Y qué dice y dónde anda Alma Lilia? Pues reenviando mensajes oficiales “con grandes avances en igualdad y economía, nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador ha demostrado que el bienestar se construye desde abajo, con el pueblo”.

Este dicho, sin duda, no aplica en Oaxaca y el civil, que atiende a la población más marginada, está en el abandono. Aquí no ha llegado la Primavera, continúa en un abrupto y criminal invierno.

 

GRITO Y NOCHE MEXICANA A LO DISNEY

De los creadores de “por nuestra sangre corren las venas” o curso de capacitación “Atención en el servicio a lo Disney”; el reparto de juguetes por el Día del Niño con disfraz de la Mujer Maravilla o como todo buen vendedor ambulante el grito a pulmón abierto “¡Rey, rey!” a Felipe VI de España llega la “Noche Mexicana” a lo Disney con la colocación de carpas atadas con cuerdas de ventanales o con grandes ganzúas sobre la catedral de Nuestra Señora de la Asunción.

Luego del escándalo y hacer lo “políticamente incorrecto” durante la Guelaguetza, Saymi Pineda había quedado en un tercer o cuarto plano; pero el jueves volvió por sus fueros al contratar una empresa, de esa que ponen ferias y, en un verdadero atentado, profanó el edificio histórico de Catedral para clavar sendas ganzúas en muros, atar cuerdas a ventanales de Catedral y edificios particulares aledaños. Y dice el municipio sin permisos.

¿Quién responderá por ello?

 

“ENCOGEN” A ACEITES, YOGURT, LECHE…

¿Ha notado querida lectora-lector que las empresas transnacionales han hecho ya una práctica común reducir la cantidad de su producto simulando con sus envases que siguen vendiendo la misma cantidad?

Un ejemplo, el aceite comestible ha experimentado un grosero incremento en sus precios a lo que se debe sumar que los litros ya no son “de a litro” sino de 940 ml o menos, pero uno se percata de ello hasta que lee las “letras chiquitas”. Y eso pasa, por ejemplo, con los yogurt industrializados que eran de a kilo, diversas presentaciones de leche o muchos productos que se expenden por litro o por gramaje.