Dengue y el calvario llamado IMSS
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BARATARIA

Dengue y el calvario llamado IMSS

 


El viernes pasado, al mismo tiempo que el delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) daba a conocer su informe de labores, el discurso del funcionario se topaba con la cotidiana realidad que afrontan los derechohabientes, trabajadores que deben hacer frente al calvario de ser “atendidos” en una unidad médica de esa maltrecha institución.

Mientras Julio Mercado Castruita, delegado del IMSS en Oaxaca, rendía su tercer informe de labores y destacaba en su discurso el “garantizar el derecho a la salud y la asistencia con servicios oportunos, eficientes, transparentes y dignos”, en la Unidad de Medicina familiar 65 de la colonia Las Flores 12 personas, más las que se iban acumulando, esperaban en el área de urgencias por más de 5 horas para ser atendidos y, al menos en dos casos, debieron soportar esas 5 horas con todos los malestares causados por el dengue, aunque los enfermos aún no lo sabían.

En medio de acarreados, líderes sindicales y representantes del gobierno, Mercado Castruita abundó que en 2022 los gobiernos federal, estatal e instituciones de salud “pusieron en marcha la estrategia para la transformación de los servicios de salud”. Sin embargo, esa “transformación” no ha alcanzado dado que ya es cotidiano que la demanda rebasada a la oferta y no se han tomado medidas para brindar solución al problema que no sea hacer esperar más y más tiempo a derechohabientes, apelando a su paciencia y a que “no les queda de otra”.

Sencillo, a diario en el área de urgencias se deja de brindar atención hasta por espacio de dos horas por el “cambio de turno”, cuando presuntamente hay atención médica continua. Un punto a favor es la instrumentación de la “unifila” con la cual derivan a pacientes de consultorios médicos saturados o, como sucedía hace apenas dos años, un enfermo, independientemente de su estado, debía acudir a formar fila desde la seis de mañana para, si alcanzaba ficha y contara con suerte, ser atendido. Al menos ahora esto ha sido superado o es menos gravoso.

Las unidades médicas derivan al Hospital General de Zona 1, sobre calzada Niños Héroes, a derechohabientes que deben realizarse exámenes de gabinete o consulta de especialidades y a diario se forman largas, larguísimas filas para obtener cita para uno o dos meses después, independientemente de la urgencia por la atención ante el avance de alguna enfermedad. Los pacientes deben formar esa fila aglomerados, bajo el rayo del sol.

Los derechohabientes que buscan apoyo simplemente no lo encuentran. En cada unidad, presuntamente, se encuentra personal Técnico en Atención y Orientación al Derechohabiente (TAOD) “pero esas nunca están”. Son esas modocitas mujeres que brindan “pláticas” de pasillo a pacientes. Las que, a pesar de contar con todos los medios tecnológicos y digitales arman sus cartulinas con recortes de periódico pegando las palabras, letra por letra, cual apresurado trabajo escolar y con ello “orientan” a la ciudadanía. Esa es su labor, “y nunca están en sus módulos”, reconoce el propio personal del IMSS.

“Luego de acudir a urgencias, debí bajar al hospital para un examen de laboratorio por sospecha de dengue”, explica una paciente. Debí formar una fila de 2 horas en medio del rayo del sol y con más de treinta personas por delante y detrás de mí, con el riesgo de esparcir la enfermedad, mezclado con algunas con síntomas de Covid o alguna enfermedad respiratoria, sin mantener una sana distancia y con personas en silla de ruedas, adultos mayores y trabajadores que se habían salido de sus trabajos, nos explicó una molesta derechohabiente.

En lo que va del sexenio el porcentaje de la población mexicana que prefirió atenderse en servicios privados de salud y no en públicos pasó de 43 a 49 por ciento en este sexenio, conforme los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2022. Aunado a esto el Gobierno de México, se desapareció varias de las Normas Oficiales Mexicanas de Salud (NOM) con lo cual se perdieron los protocolos para atender a muchas enfermedades.

“Se cruzó el fin de semana y, como el sábado en el IMSS no hay laboratorio, fui a un particular que me confirmó contagio de dengue y, además, estaba baja en plaquetas”, indicó una segunda persona positiva a esa enfermedad. Fue hasta el lunes, sin cita, como acudió a la UMF 65 de la colonia Las Flores solo para que le justificaran el día que no acudió a trabajar y, “si se sigue sintiendo mal, con debilidad, fiebre, diarrea ¡venga mañana!”, señaló la médica familiar en la versión de trato humanitario y el mejor rostro de servicio oportuno, eficiente y digno que señaló 72 horas antes el delegado Mercado Castruita.

Es evidente la cifra negra de dengue en el estado y la ciudad, también la carencia de protocolos para realizar, por lo menos, un cerco sanitario. El mundo acaba de transitar por una gran pandemia que aún no ha sido superada, pero para el IMSS se ha retornado a los mismos vicios, la mala atención, deshumanización, desinterés de niveles de pre pandemia.

El IMSS no ha aprendido la lección, su personal, con salario quincenal asegurado no ha aprendido que son los trabajadores a quienes se deben y, por ende, merecen una atención esmerada. Todas las mañanas, en la zona de laboratorios, hay aglomeraciones, se mezclan quienes van a exámenes rutinarios de diabetes, de pruebas de orina, mujeres embarazadas, aquellos que sospechan Covid, tuberculosis, dengue o alguna enfermedad transmisible y todos, todos, son reunidos en una pequeña y maltrecha sala, sin ventilación y sin sana distancia.

Eso es todos los días; la pandemia ya ha superado los tres años y aún el IMSS, ni los derechohabientes, hemos aprendido la lección.