Magistrados gandallas
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Opinión

BARATARIA

Magistrados gandallas

 


Dos magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Estado se tomaron muy en serio una frase célebre del gran escritor ruso, León Tolstoi, que reza así: “La condición esencial de la felicidad del ser humano es el trabajo”.

En efecto, ellos adoran mucho su trabajo que no quieren dejarlo. Tan es así que recurrieron al amparo de la justicia para que no los remuevan de éste.

Pero, ¿cómo van a dejar esa chamba, si están en la sombrita, forman parte de un poder, su sueldo oscila entre los 150 y 160 mil pesos mensuales, con prestaciones, aguinaldo, gastos médicos, vacaciones y un prolongadísimo etcétera?

Me refiero a los magistrados, Alma López Vásquez y José Luis Ríos; la primera presidenta de la Sala Familiar y el segundo de la Primera Sala Penal, del Tribunal Superior de Justicia del Estado.

Ellos se encuentran en este momento en el ojo del huracán; en lo que siempre odia el resto de jurisconsultos de ese Tribunal: el escándalo.

Resulta que el caso ha llegado a abordarse, de manera escandalosa, valga la redundancia, hasta en la conferencia de prensa de los lunes, del gobernador, Salomón Jara, en donde los magistrados han sido exhibidos, prácticamente de chambistas.

Ahí, el lunes pasado, el Consejero Jurídico, Geovany Vásquez Sagrero, dijo que los dos magistrados han llegado a esconderse para no ser notificados y de esta forma eludir una evaluación ante el Congreso local, pare ver si pueden ser ratificados en dicho cargo que actualmente ostentan, luego de haber fenecido su periodo.

Da risa, pero uno de ellos, el distinguido magistrado, José Luis Ríos, tuvo que esconderse en el baño para no ser notificado. Seguramente temblaba de pies a cabeza, pues sabe que de aceptar la notificación es evaluarse y de no aprobar el examen, dejar el confortable sillón de magistrado y con ello todas las prebendas que del cargo obtiene.

“Su personal, dijo que por indicaciones de ellos no querían recibir las notificaciones para no someterse a un procedimiento de evaluación. Tuvieron que regresar al otro día con notario y con Ministerio Público y, hasta entonces, aceptaron las notificaciones”, dijo el Consejero.

Qué lamentable es darse cuenta que ya no lo quieren a uno en el trabajo, y que es mejor ahuecar el ala, pues aún, aprobando la evaluación, es uno indeseable.

En este caso, los dos magistrados cumplieron el tiempo para el cual fueron combrados, su periodo fenece el 9 y 30 de abril y se jubilarán con un sueldo altísimo, pero aún así, no quieren dejarle el lugar a otros.

Si en Oaxaca se vive actualmente un periodo de austeridad republicana, tal y como lo ha dispuesto el gobernador Salomón Jara, ¿por qué no se echa tijera al sueldo oneroso que perciben los magistrados del Tribunal Superior de Justicia? Imagínese si ese dinero se destina a la obra pública, ¿cuántas escuelas primarias en colonias populares tendrían instalaciones dignas? ¿Cuántas colonias marginadas tendían drenaje o agua potable?

La magistrada Alma López Vásquez tiene años como magistrada. Ya fue ratificada en una ocasión por el entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz, de triste memoria, pero los tiempos han cambiado. Entonces los magistrados eran ratificados tácitamente, de un plumazo por el gobernador en turno, ahora no, por las modificaciones a las leyes, lo cual es saludable. La transparencia hace más saludable a la función pública.

La cosa es que este martes, la diputada Lis Arroyo, reprobó la actitud de la magistrada y del magistrado, los cuales batearon a los legisladores locales al no presentarse y violar flagrantemente la Constitución.

“El pueblo requiere de un Poder Judicial transparente y respetuoso de la legalidad, no de magistrados que vulneran la Constitución y aplican la ley a conveniencia cuando son ellos los obligados a ser ejemplo de legalidad y de justicia”, escribió Liz Arroyo.

Y tiene razón la legisladora, ¿cómo es posible que una señora y un señor que son encargados de impartir justicia de conformidad con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sean los primeros en no acatarla?

Resulta vergonzoso el papel de estos dos funcionarios judiciales estatales que recurren al amparo para no dejar sus cargos, pues ya están acostumbrados a la buena vida.

¿Qué opinarán de ellos los magistrados que hicieron carrera judicial, desde abajo, y al culminar su periodo, de manera disciplinada optaron por la jubilación en completo silencio?

¿Qué opinarán los compañeros de estos magistrados, que hacen a un lado la ética para exhibirse como unos magistrados gandallas que van por el todo o nada?

No es nuevo el que los magistrados del TSJE recurran al amparo para no dejar esos espacios. Hace unos años también se exhibieron, Ana Mireya Santos López, René Hernández Reyes, Tito Ramírez González, Narciso Abel Alvarado Vásquez, Patricio Camerino Dolores Sierra y Luis Cordero Aguilar, aunque éste, al final, fue ratificado como tal.

O sea que el chambismo ha tomado carta de naturalización en el seno del  Tribunal Superior de Justicia del Estado, o es que en verdad, ¿los magistrados y jueces aman su trabajo?