¡Serenos, morenos!
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Opinión

BARATARIA

¡Serenos, morenos!

 


Serenarse, es la recomendación que debe privar entre funcionarios menores de instituciones de segunda línea del actual gobierno estatal. Serenarse ante los señalamientos de sus yerros, reconocerlos y enmendarlos. Nada más, nada menos.

La exhibición de una familia en extrema pobreza en la colonia Bugambilias la pasada semana atrajo reflectores de las condiciones en que viven muchos oaxaqueños a escasos 10 minutos de palacio municipal y a no más de 3 o 4 kilómetros de las cómodas oficinas de burócratas como los Servicios de Salud de Oaxaca, el Registro Civil, los DIF municipal y estatal o todas aquellas “dependencias” involucradas o que deben tener la mira en resolver los rezagos sociales, no como dádiva, sino como política de estado.

Serenarse y ponerse a trabajar. No revirar de manera iracunda, enviando comunicados de prensa (por cierto imprecisos) a diestra y siniestra y resolver los problemas torales como el acceso a la salud, a la educación, a la alimentación, el derecho a la identidad, a una vida y vivienda digna; en suma, brindar “piso parejo” a las y los oaxaqueños para su desarrollo y fincar las bases para romper el ciclo de la pobreza y no trasladar la discusión que desvíe la atención a si hacen bien o mal su trabajo. Ahí están las pruebas y EL IMPARCIAL las documentó la semana pasada. ¡Qué bueno que se montaron en el tequio en favor de la familia de la señora Honorina! y ojalá le den seguimiento a la atención de los menores y a la madre que requiere de atención médica especializada.

¡Serénense! en el Registro Civil. Una de los principales factores de exclusión social es la falta de identidad; en el país más de medio millón de infantes carecen de un acta de nacimiento, muchos de ellos, sino es que la mayoría: oaxaqueños. Carecer de un acta de nacimiento los excluye de los servicios médicos, de beneficios de programas sociales, del acceso a la educación, están prácticamente en la indefinición jurídica.

Fácil es achacar esta negligencia a los padres al no acudir a las oficinas del registro civil, argumento socorrido por los burócratas de ese lugar. Sin duda. Pero ¿al menos conocen la magnitud del problema? ¿saben cuántos infantes carecen de identidad, las razones, las regiones más afectadas? Emiten boletines que han llevado oficina y trámites a la Unión Americana, pero no, por ejemplo, han realizado una caravana en los Mixes o la Mixteca. Censuran, se molestan cuando alguno de los padres, indígenas, semi analfabetas, con problemas de salud, no indican con precisión año o fecha de nacimiento y ello es impedimento para extender el documento, negando un nombre e identidad legal. ¿Por qué no establecer políticas para que ningún infante oaxaqueño quede sin ser registrado desde el momento mismo de su nacimiento?

Leemos: en 2019 el entonces director de estadística sociodemográfica del Inegi, Édgar Vielma Orozco, refirió que la segunda razón principal que argumenta la gente para no registrar a sus hijos es el “elevado costo” del trámite, que oscila entre 100 y 120 pesos, elevado para personas que viven en zonas de alta marginación y pobreza. ¡Es en serio! Nos parece absurdo para quienes vivimos en la ciudad o cobramos quincenalmente por hacer…algo… en alguna oficina gubernamental, pero basta tener el ejemplo de los tejedores de palma que acaban de regresar a sus comunidades luego de expender sus productos a 20 o 30 pesos a las afueras de las iglesias y para quienes obtener 50 o 100 pesos es una odisea, máxime cuando en la ciudad les regateamos e insultamos con un : “¡Cuánto es lo menos!”

En otra encuesta oficial, son datos Oficiales, 22 por ciento se justificaron por no realizar el trámite por el costo; 34 por ciento por la falta de documentos (este es el argumento empleado en Oaxaca para los niños de Honorina) y 15 por ciento por el tiempo que invertirían en el trámite. Baste recordar que el Registro Civil de Oaxaca se ha visto en vuelto en paros por falta de hojas valoradas e insumos, apenas con el año se “ajustaron” las tarifas. Lo engorroso, tardado que representa la búsqueda de datos, de actas extraviadas y el costo que ello significa (por lo que se acude a los siempre oportunos “coyotes”) Paró y cerró sus puertas por brotes de Covid, por el cambio de sede hacia el complejo de los 7 príncipes y muchos peros más. Solo hay que pararse por la zona para observar, previo al inicio de clases, las largas filas.

Realicemos una campaña para brindar identidad a quienes carecen de ella, vayamos, llevemos los servicios a la montaña, a la costa, a la mixteca; indaguemos dónde hace falta dotar de documentos. Es clave.

Y serenarse.

 

PARA EL IMSS ¿NO HAY COVID?

Tres años, tres se cumplieron del inicio de la pandemia y la primera muerte por Covid-19 en Oaxaca. ¡Y no entendemos! Ayer estuvieron por aquí, en Oaxaca, los directores del IMSS, Zoé Robledo y del ISSSTE, Pedro Zenteno Santaella. Bueno hubiera sido que Robledo se hubiera dado una vuelta por el Hospital General de Zona 1. Largas filas de pacientes referenciados que acuden para una cita de especialidades, sin sana distancia, al rayo del sol atendidos por dos personas. ¿Por qué no han logrado resolver esta deficiencia tres años después? La institución que debe velar por nuestra salud obliga a formar, codo con codo, por varios minutos para obtener una cita. ¿Qué no se puede realizar ello en línea?, por ejemplo.

En la farmacia, igual, largas filas, pasándose la pluma para firmar, poner el teléfono y domicilio detrás de las hojas ¿por qué seguir así? Y un bote de ge seco. O, por ejemplo, tener el centro de detección de Covid-19 junto con los cubículos de la toma de sangre de laboratorio, exponiendo a quienes ahí entregan sus muestras. Nadie, en verdad, nadie ha tenido la inteligencia de analizar cómo se pueden mejorar estos servicios e, insistimos, resguardar lo mejor posible nuestra salud.