Benditas redes sociales de EL IMPARCIAL
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BARATARIA

Benditas redes sociales de EL IMPARCIAL

 


“Es lo que necesitaba yo”, dijo un emocionado Apolinar Morales, de 65 años, al recibir su silla de ruedas de color azul, que la empresa “Modatelas” le obsequió en un gesto humano.

El pasado 13 de enero, EL IMPARCIAL, El mejor diario de Oaxaca publicó un video conmovedor logrado por el reportero, Jesús Santiago, donde se observa a un hombre, que ahora sabemos se llama Apolinar, empujar una silla de ruedas apoyado en un banquito. En la silla de rueda va su madre, doña Nicolasa Sánchez López, de 93 años, impedida para caminar.

En esas condiciones, madre e hijo, realizan todos los días una penosa travesía que va de la agencia de San Juan Chapultepec al Mercado de Abasto, donde ellos expenden pepitas para sobrevivir o recurren a la caridad pública.

El material periodístico del caso que nos ocupa se hizo viral y alcanzó 75 mil visitas en Facebook y 48 mil reproducciones, además de generar opiniones a favor y en contra.

Admirable los alcances de las redes sociales que son estructuras formadas en Internet por personas u organizaciones que se conectan a partir de intereses o valores comunes, pues a través de ellas se intercambia la información. Y de qué forma.

Pues resulta que gracias a esas benditas redes sociales, por fin llegó la ayuda para Don Apolinar y ésta provino no del gobierno federal, estatal o municipal, sino de la iniciativa privada.

Un empresario, dueño de “Modatelas”, decidió desprenderse de un recurso y decidió regalarle una silla de ruedas a Don Apolinar.

Así, este martes en punto de las 9 de la mañana, un empleado de la tienda comercial en referencia llegó hasta el número 19 de la calle Emiliano Zapata, en la populosa agencia de San Juan Chapultepec a entregar el aparato de dos ruedas.

De un desvencijado cuarto construido con láminas oxidadas y piso de tierra, salió don Apolinar Morales a recibir el apoyo.

Sin foto oficial y sin pieza oratoria, el empleado de la compañía le explicó que era un obsequio para él, pues su patrón había visto la información en el periódico. Luego el trabajador lo invitó a sentarse y explicarle la forma en que funcionan las sillas de ruedas.

“Esto era lo que necesitaba yo”, sostuvo Don Apolinar al tiempo de señalar que varias personas le habían prometido uno, pero que no habían cumplido.

Indicó que la silla la ocupará cuando tenga que movilizarse solo, mientras tanto, tendrá que seguir utilizando el banquito cuando tenga que salir a la calle con su mamá.

La vida de Apolinar ha sido difícil. Era albañil, pero a causa de un accidente tuvieron que amputarle una de las piernas, en tanto que su mamá, debido a su edad, quedó postrada en una silla de ruedas que él empuja para trasladarse diariamente al Mercado de Abasto en donde obtienen algunos recursos para sobrevivir.

La casa en donde vive, se nota que no ha entrado la primavera. Para empezar no es de él, sino de una tía que le presta un cuarto para que viva con su madre. Además, sus vecinos también les brindan apoyos diversos.

Cuando se dio a conocer este caso, muchos pensaron que intervendría de inmediato el gobierno, ya sea estatal o municipal, pero no fue así, sino actuó la iniciativa privada. Tal parece que la asistencia social no existió en el pasado gobierno como tampoco en éste.

Con frecuencia se observa a las personas en situación de vulnerabilidad pernoctar en las calles, durmiendo a la intemperie, cubiertos con harapos del terrible frío.

Son las organizaciones civiles las que atienden en los hospitales a las personas de escasos recursos, prodigándoles alimentos y, en otros casos, medicinas para que su familiar pueda vencer a la enfermedad.

Lejos ha estado y está el gobierno de los más necesitados, de las personas pobres que habitan los cinturones de miseria, de los desempleados y hasta de los ilegales que van de paso y que necesitan ayuda. ¿Cuál solidaridad gubernamental?

El caso de Don Apolinar y su madre es uno de miles de casos que hay en el estado y que el gobierno pretende ocultar ante su incapacidad por resolver los problemas sociales. Pero ¿qué tal cuando buscan el voto?

 

SOLIDARIDAD PARA MALENA

Luego de que el juez de control Teódulo Pacheco Pacheco dictara prisión domiciliaria a Juan Antonio Vera Carrizal, autor intelectual del intento de feminicidio de la saxofonista María Elena Ríos, diversas organizaciones sociales e instituciones se pronunciaron en contra de este dictamen y mostraron su respaldo a la joven, a más de tres años de que fuera agredida con ácido.

Lo que llamó la atención fue que ante el pronunciamiento del gobernador del Estado, Salomón Jara Cruz y el secretario general de Gobierno, Jesús Romero López, María Elena Ríos saliera a desmentir el supuesto apoyo que ambos aseguraron brindar por medio de sus redes sociales.

La joven saxofonista no se quedó callada y utilizó también las diversas plataformas para mostrar su rechazo a los posicionamientos donde se asegura recibir apoyo del Estado, al señalar que en ningún momento ha sido recibida por el mandatario estatal.

En su cuenta de Twitter, María Elena Ríos afirmó que el secretario general de Gobierno y el Gobernador no le contestaron las llamadas que ella les realizó pidiendo ayuda. “La finalidad de su comunicado es meramente retórica social”, expresó la joven en su red social.

Al mismo tiempo de este desmentido de María Elena, un grupo de mujeres feministas decidió mostrar su rechazo en contra del juez de control Teódulo Pacheco en la Puerta 1 de Ciudad Judicial, donde exigieron su destitución y lo acusaron de corrupto.

Sin duda alguna esta resolución pone en duda el actuar de las autoridades judiciales, así como la indefensión en la que se encuentran las mujeres en un estado que ocupa el quinto lugar en violencia feminicida.