Oaxaca, una ciudad que se desfigura
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BARATARIA

Oaxaca, una ciudad que se desfigura

 


La crisis de basura que se ha eternizado en la ciudad ante la ineficiencia de autoridades municipales y estatales, a la cual no se le ve salida ni ruta de solución no digamos a corto, ni siquiera a mediano plazo, ha arrojado o “ocultado” debajo de la alfombra muchos otros problemas citadinos como el deterioro de la infraestructura urbana, la falta de inversión en obra, la carencia de espacios verdes, desatención al arbolado urbano (el cual solo gana reflectores cuanto cae algunos de los gigantes) o la gentrificación y éxodo habitacional del centro de la capital hacia colonias o municipios conurbados.

A un año del gobierno de Francisco Martínez Neri, y 4 años de (des)gobiernos de Morena en la capital, ya se debería contar con un proyecto no para revertir, al menos para contener el deterioro de espacios urbanos, fenómeno que está directamente ligado al abatimiento de la calidad de vida no solo de los capitalinos, sino de los habitantes de los 23 o 24 municipios conurbados de Valles Centrales y, con ello, en detrimento de la vida de los más de 4 millones de almas de Oaxaca.

El manejo de los desechos sólidos se ha mantenido como eje de la discusión y estudio tanto para autoridades como para ciudadanos, pero tras tres meses de crisis, no hay solución. Ello aplaza la discusión, realización de proyectos, pero, sobre todo, la atención a una red de drenaje obsoleta que, con las primeras lluvias y con la basura en las calles de inmediato entra en crisis y revienta coladeras en diversos puntos de la ciudad, con el potencial riesgo para la salud pública.

Está también la vieja y achacosa red de distribución de agua ¿potable? cuando esta se llega a utilizar. Las autoridades ni siquiera tienen datos de cuál es el porcentaje de agua que se fuga por la sedienta red citadina y que, ante la falta de vital líquido, se distribuye de manera irregular y nunca llega a las partes más altas de la ciudad que, por curiosidad, son las zonas más pobres y marginadas. Es cierto, esta es tarea de organismos como SAPAO, y es uno de los principales retos para flamante director Omar Pérez, también señalado como beneficiario del nepotismo gubernamental al ligarlo como familiar de la diputada morenista, Nancy Benítez.

Y están esos pequeños grandes detalles, coladeras abiertas, registros sin tapas, tanto en las calles como en las aceras. En otras ciudades del país, como la capital, han sido causa de muerte por confiados transeúntes que llegan a caer en un hoyo urbano. Acá solo se han reportado extranjeros fracturados, ciudadanos lesionados al caer en dichas trampas. La sociedad civil, como el grupo Salvando Vidas, ha debido tomar el problema en sus manos y sellando estos hoyancos. De la autoridad, nada.

Empresas como Teléfonos de México, al introducir cableado, la Comisión Federal de Electricidad, al “tuzar” arbolado urbano que obstruye sus líneas de conducción, las cableras que realizan trabajos sin solicitar permiso ni avisar al o los ayuntamientos, y con la mirada complaciente de estos, también contribuyen al deterioro urbano.

Además, en el centro de la ciudad y en barrios como Jalatlaco o Ejido Guadalupe Victoria se está registrando un fenómeno de gentrificación de zonas; ante la demanda de extranjeros y el comercio, se ha ido encareciendo el mercado inmobiliario, las rentas y el pago de servicios y ha sido tomadas por asalto por extranjeros o personas llegadas de otros estados con mayor poder adquisitivo o que vienen a hacer negocios. Además, lo dicen los datos del INEGI y de Índice Nacional de Precios al Consumidor, Oaxaca ha estado, de forma permanente, entre las 5 ciudades más caras del país por un “simple” pecado: ser zona turística, carente de industria y que debe importar mercancías desde otras entidades.

La Verde Antequera carece de un verdadero bosque al interior de la ciudad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes una ciudad debe contar entre 9 y 15 metros cuadrados de espacio verde por habitante y, además, se recomienda que su distribución permita que todos ellos vivan cerca de alguno de estos espacios.

¿Cuáles son los “parques” citadinos?: El Paseo Juárez, El Llano, el Jardín Conzzatti, el parque Colosio o el Vinicio Castilla, en el norte de la ciudad. Ninguno, ninguno, con vocación de bosque urbano. Todos descuidados, sucios y, de vez en vez, como El Llano o el Conzzatti, tomados por ambulantes. ¿El Tequio? Está muy lejos de la ciudad y, si consultamos a la autoridad, señalan como espacios verdes los camellones de avenidas, algún “jardín” como el Antonia Labastida o el Carbajal, planchas de concreto sin un rastro de pasto. Se carece de un pulmón urbano que no sea el Cerro del Fortín, el Parque Benito Juárez, El Crestón, todos fuera del área urbana.

En 4 años de gobierno morenista y uno de la actual administración nadas se ha escuchado para atender al menos uno de estos problemas urbanos. Para salvaguardar a la Ciudad Patrimonio de la Humanidad el municipio lo único que hizo, acompañado de comparsas, arrancar la placa en la esquina de la plaza de Santo Domingo, limpiarla y colocarla en un pedestal en algunos metros de distancia.

No es suficiente.

 

¿PATEAR EL AVISPERO?

Bien por el gobierno federal tan maltrecho por el Culiacanazo. Es una afrenta el mantener en libertad a Los Chapitos, lo malo es que la operación de ayer fue para brindarle al virrey extranjero la cabeza de uno de los principales narcos que están señalados entre los que “envenenan” a los Estados Unidos con fentanilo.

Sólo esperamos que no hayan pateado el avispero.