¿No cualquier mujer puede ser presidenta de México?
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Opinión

¿No cualquier mujer puede ser presidenta de México?

 


Observo con emoción cómo se prepara el terreno para las elecciones del 2024 y cómo se vislumbra será una elección de mujeres. Estamos a punto de romper un techo de cristal en México y aunque llevamos varios meses con el rumor de que “Claudia es la favorita del presidente”, comparto el escepticismo de varias mujeres que desconfiamos en el proceso interno de Morena y éste juegue una traición a Claudia, incluso ordenada por el propio presidente.

Hace algunos días le preguntaron a Claudia ¿qué opinaba del destape de Xóchitl Gálvez como aspirante a la candidatura a la presidencia por parte de la oposición?, a lo que respondió: “No cualquier mujer puede ser presidenta de México”, ¿estará consciente Claudia de lo que representa su respuesta?

Y es que ciertamente no cualquier mujer puede ser presidenta de México, como no cualquier hombre ha podido serlo. Las reglas para acceder a la silla presidencial han sido marcadas por un grupo de hombres con poder político, poder económico, poder religioso y poder militar, que, aunque estemos en tiempos de la 4T, no han cambiado.

Apenas hace unos años se comenzó a romper la burbuja del poder político gracias a la paridad y a la representación a la que han llegado mujeres diversas a través de cargos de elección popular, lo que ha costado muchas pataletas de los hombres políticos de este país.

Pareciera que “Soy mujer” ha sido la oración que abre las puertas de la representación para las mujeres, sin considerar que la paridad se pensó desde la representación de las mujeres para reducir las desigualdades de género, es decir, que las mujeres que lleguen al poder realicen los cambios necesarios para que más mujeres vivan en igualdad.

Desde ese enfoque, no cualquier mujer debería ser presidenta de México, sino además de ser mujer, entender la realidad diversa de las mujeres con una visión feminista.

No quisiera hacer una evaluación de las decisiones de Claudia como jefa de Gobierno de CDMX en torno a la agenda feminista, pero en sus dichos y su discurso esta agenda está ausente. Cuando afirma que “no cualquier mujer puede ser presidenta”, siendo la mujer que encabeza las encuestas y la favorita de AMLO, ¿está consciente de su privilegio?

Una de las principales críticas al feminismo blanco, que no se centra en que sean mujeres blancas, sino se ha nombrado así al feminismo que reproduce las mismas desigualdades que dice erradicar o peor, reproduce desigualdades que ignora que existen, es que reproduce modelos de opresión y discriminación invisibilizando realidades y universalizando experiencias. Esto se explicaría mejor cuestionando el dicho político ¿“si llega una llegamos todas”? Leía, también por ejemplo el testimonio de Edith Espínola, portavoz de Servicio Doméstico Activo (SEDOAC): “Mientras salen a trabajar, van a asambleas y avanzan en su carrera, nosotras limpiamos y cocinamos”. Si estas realidades de desigualdad estructural no están presentes en la agenda y el discurso de la próxima presidenta de México, la silla presidencial seguirá ocupada por la estructura patriarcal.

Importa y mucho desde donde se hace política con la bandera de las mujeres. Importa y mucho si se es mujer con privilegios (raza, color, clase social, nivel de educación etcétera), que ese privilegio se haga consciente y empático. Por eso, sí importa desde qué óptica se dice “No cualquier mujer puede ser presidenta de México”, si desde el status quo o desde el feminismo.