Hackeo y opacidad
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Opinión

Hackeo y opacidad

 


 

A los recortes de personal y de sueldo en la administración pública mexicana, se suman recomendaciones como no usar la computadora o no cargar el celular en las oficinas, como parte del plan de austeridad de Andrés Manuel López Obrador, que ahoga a los funcionarios sobre todo en medio de la pandemia. Lo que causó especial revuelo fue la cancelación de contratos de alquiler de computadoras a empresas externas y la invitación a los funcionarios a utilizar sus propios equipos.

López Obrador dijo que había corrupción en el alquiler de estos equipos, opinó que las computadoras “no son lo más importante” y recordó que los padres de la patria jamás usaron computadoras.

La pandemia demostró la importancia que tiene la tecnología en nuestro tiempo, mientras que el hackeo en Sedena evidenció la vulnerabilidad tecnológica, justamente en un tema tan delicado como la seguridad nacional.

El pasado 29 de septiembre se anunció que el gobierno de México sufrió un hackeó masivo por parte del grupo internacional de activistas denominado Guacamaya, quienes vulneraron el sistema de cómputo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para acceder a información que data de 2016 hasta septiembre de este año. El hackeo reveló detalles sobre el verdadero estado de salud de AMLO o las disputas entre los titulares de la Sedena y de la Secretaría de la Marina (Semar), la versión completa del “Culiacanazo”, así como la débil seguridad de las aduanas, son algunos de los hallazgos expuestos en los seis terabytes de material que incluye “Textos, archivos adjuntos, tarjetas informativas, cartas, videos, muchos de los cuales aparecen catalogados como ‘confidenciales’ […] Esta irrupción en los sistemas de cómputo del Ejército constituyen la más grave vulneración a la ciberseguridad del gobierno de México en su historia”

Legisladores solicitaron la comparecencia del Secretario de la Defensa Nacional para que dé cuenta de la información de seis terabytes filtrada por un grupo denominado “Guacamaya”. Sin embargo, el pasado 18 de octubre el Senado de la República canceló la comparecencia de Luis Cresencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y de Rafael Ojeda, Secretario de la Marina (Semar), que estaban programadas para el día 19 de octubre de este 2022.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que el hackeo a los documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) fue un rotundo fracaso y, al evadir responder si se confirma la información filtrada, dijo que “la guacamaya se volvió zopilote”.

“Quisieran que les ayudáramos a hacer el caldo gordo tratando el tema que fue un rotundo fracaso, en general. Se acuerdan como lo anunció Loret de Mola, casi era el derrumbe de nuestro gobierno y fue como el parto de los montes”, señaló.

El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, defendió a su homólogo de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Crescencio Sandoval, aclarando que “no es exactamente cierto” que éste “no haya querido rendir cuentas” ante la Cámara de Diputados para responder sobre la filtración del caso conocido como “Sedena Leaks”.

Es muy evidente el esfuerzo para que la Secretaria de la Defensa Nacional no brinde información de ningún tipo, con esa intención se la han asignado gran cantidad de obras, injustificadamente consideradas como de “seguridad nacional”.

Finalmente, los titulares de las Fuerzas Armadas acudieron al Senado, pero evitaron hablar sobre el histórico hackeo, mientras que la titular de la Secretaría de Seguridad, como siempre defendió la estrategia federal.

Si el ejército y la Secretaria de la Defensa Nacional pretenden ser “ajonjolí de todos los moles”, es importante que actúen con transparencia y rinda cuentas. Constitucionalmente, el poder legislativo está facultado para solicitar que cualquier servidor público comparezca y explicar sobre asuntos tan delicados como la vulneración de la seguridad nacional. El no rendir cuentas y ocultar información solo fomenta la corrupción que se dice combatir.

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