Estamos a sólo unos días de que el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri, cumpla seis meses en el cargo que le otorgó el voto ciudadano y es la hora en que no ha dado cuenta de la situación de su administración en los primeros cien días, tal cual se acostumbra. Mucho menos ha presentado ante la ciudadanía el Plan Municipal de Desarrollo, que contemple los ejes sobre los cuales habrá de caminar su gobierno. Cuestión de revisar la Ley Estatal de Planeación, para verificar si aún existe la obligación de los gobiernos locales de presentar dicho plan. Se trata de una demanda social e institucional, pues cada municipio o gobierno estatal debe tener un eje rector de su quehacer; los ejes básicos que deberán atenderse; el catálogo de prioridades, así como los recursos que cada acción u obra habrán de requerir.
En los últimos años se ha dado una cuestionable omisión para cumplir con este mandato legal. He ahí la causa de que autoridades municipales, como la del ex munícipe Oswaldo García Jarquín, inicien su gestión y la terminen dando bandazos, con ocurrencias y sin plan alguno. Lo vimos a lo largo del trienio, un gobierno desarticulado, sin proyecto, sin propuestas hacia la ciudadanía. Simplemente actuando conforme las condiciones se le imponían. Con toda esa experiencia tan negativa y con las buenas expectativas que Martínez Neri despertó entre la población, debería atender con prontitud hacer las consultas necesarias y rodearse de los especialistas en diversas áreas para elaborar su propio plan municipal y no esperar a que termine su mandato sólo actuando de manera espontánea y sin planeación alguna.
La caída del laurel histórico en el Zócalo de la capital, puso en tela de juicio dos cosas: en principio, la falta de información respecto al estado del arbolado urbano y la situación de muchas especies que están en peligro de caerse ante la omisión de la autoridad local para atender dicho rubro y, en segundo lugar, la ausencia de un proyecto, programa o plan que contemple la atención a las áreas verdes de la ciudad y el qué hacer en casos de contingencia. Es cierto, hay circunstancias que están más allá de la voluntad humana, sin embargo, el tema de las plagas urbanas y de los daños en el arbolado no son nada nuevas. Desde hace años se vienen difundiendo en redes sociales. He ahí el por qué se acusa de apatía e irresponsabilidad al gobierno de la ciudad.
Relleno sanitario: Eterno rehén
Desde hace al menos cinco o seis trienios municipales, el tema del relleno sanitario ha sido recurrente y hasta de ofrecimientos por parte de quienes han buscado la presidencia de Oaxaca de Juárez. Sin embargo, nadie ha dado un paso para proponer o buscar alternativas viables para la construcción de un nuevo tiradero de desechos. Empresas foráneas han ido y venido haciendo ofertas y exhibiendo sus proyectos. Nada ha ocurrido. Que si el aprovechamiento de la basura para generar energía o si la industrialización de los desechos orgánicos. Todo ha tenido oídos sordos de parte de quienes han estado al mando en el edificio de la Plaza de la Danza. Por parte del gobierno estatal se han explorado sitios en donde podría ser reubicado el que existe actualmente en jurisdicción de la Villa de Zaachila y está completamente lleno. Lo mismo en terrenos de Zautla, Etla que en Tocuela, Ocotlán, pero nada en concreto.
Lo ciert0 es que muchos de los problemas que se han generado en el manejo de los residuos sólidos de la capital oaxaqueña y de 25 municipios conurbados que depositan su basura ahí, es precisamente porque avecindados de la agencia Vicente Guerrero o de la decena de colonias que ahí se ubican, cada que quieren chantajear al gobierno estatal con una y mil exigencias, su arma favorita es cerrar los accesos al basurero. Es decir, lo que debería ser –por salud pública- un depósito totalmente accesible, se ha convertido en una moneda de cambio de autoridades auxiliares, dirigentes de colonos, partidos políticos u organizaciones sociales que lucran con la salud de los ciudadanos que se ven obligados a mantener sus desechos sólidos en casa, ante la suspensión en la recolección.
Desde hace años en este mismo espacio editorial hemos repetido una y otra vez, la urgencia de construir un nuevo espacio para depositar la basura que se genera en Oaxaca de Juárez y al menos 25 municipios conurbados. Ni los gobiernos locales ni los trabajadores de limpia y otros servicios ni, mucho menos el ciudadano que paga por los mismos, puede estar a merced de chantajistas y oportunistas. Fueran cuales fueran las razones, se les debe quitar a dichas personas este instrumento de extorsión y presión a las autoridades que, durante más de una década, ha convertido la capital de cuando en cuando, en un gigantesco basurero, con todo lo que ello implica para la salud ciudadana y para su imagen.