Jorge González Sánchez
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Opinión

Jorge González Sánchez

 


Tengo la tristeza de informar sobre el fallecimiento de un oaxaqueño ejemplar, y entrañable amigo de toda la vida: Jorge González Sánchez.

Extiendo mi pésame más sincero a sus hijos Jorge, Fernando, Chelita y Virginia.

Quizás haya sido Jorge, el profesionista de Turismo que más corrientes de visitantes generó para nuestro Estado, en cosa de miles de personas sin exagerar de ninguna manera.

Fundó la primera agencia de viajes en Oaxaca, “Centroamericana de viajes”, con oficinas en el Portal de Flores de nuestro zócalo, a un par de puertas del Bar Jardín y del supermercado, ya desaparecido, La Lonja.

Era un gran promotor turístico y recuerdo entre otras cosas, que organizó por allá de los años sesenta tres carnavales, en los que participaron muchas jóvenes como reinas y princesas: Anita Figueroa, Laurita Fernández, Estelita Rodríguez, Paty Benfield y Chelita Aragón entre otras.

Adicionalmente desarrolló con eventos una idea turística suya: “La semana del Oaxaqueño ausente”, que atrajo a cientos de turistas de origen oaxaqueño, ya que en esa semana eran celebradas casi todas la fiestas de nuestra entidad, a saber, El Lunes del Cerro con su correspondiente Guelaguetza, calendas, exposiciones de artesanías, pintura, feria del mezcal, teatro en el Macedonio Alcalá y presentación de nuestra gastronomía en varios restaurantes que ofrecían descuentos especiales, una noche de rábanos y así la semana hacia las delicias de los oaxaqueños ausentes.

Puedo afirmar sin la menor duda, que en combinación de Mexicana de Aviación, él llenaba materialmente el Hotel Victoria y lograba que otros hoteles tuvieran un alto índice de ocupación.

Inició como chofer de su propio taxi en la Alameda Central y como era buen administrador, logró construir un hotel de cinco estrellas que todavía compite en la hotelería local: El San Felipe Misión.

Viajé con él a varias partes del mundo en carácter de abogado para promover Oaxaca, establecer contratos y acuerdos con compañías turísticas y así lograr que se conociera y visitara nuestra ciudad capital y los Valles Centrales.

Su desaparición es una pérdida para nuestra Entidad, aunque su legado de honradez, entusiasmo y laboriosidad allí queda para siempre en la memoria y afecto de quienes lo conocimos de cerca.

Sé que descansa en paz, y solo me resta sugerir que el Gobierno del Estado por medio de su Secretaría de Turismo, pudiera rendirle un homenaje póstumo, es lo menos que merece ciudadano tan valioso.

 

Yo también soy Pueblo.

Por allí nos encontraremos.