La prioridad es Oaxaca
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Editorial

La prioridad es Oaxaca

 


Terminó 2021, un tanto peor que 2020, en materia de pandemia y letalidad. Según cifras oficiales fueron 3 mil 538 oaxaqueños fallecidos el año próximo pasado, frente a 2 mil 116 defunciones ocurridas en 2020. Es decir, más de 5 mil 600 amigos, familiares, conocidos, compañeros, forman parte de la estadística de este terrible mal que sigue pendiendo sobre nosotros, con su carga mortal, luego de dejar hasta la fecha una estela de dolor, frustración y tristeza. Los latigazos han sido generalizados. Y la nueva normalidad no llega. Se descubre una nueva cepa y llega otra y otra. Tal parece que el virus pernicioso es como una tela de Penélope, ese personaje mitológico de Homero que, esperando el regreso de Ulises, tejía por el día y destejía por la noche, en espera de aquel que nunca llegaba. A veces estamos en semáforo epidemiológico verde, o en amarillo o naranja. Las restricciones son constantes. Y los golpes a la economía son letales. 

Dentro de todo, hemos sobrevivido, algunos con más estoicismo que otros; muchos, con más penurias que los demás. Pero ahí vamos para adelante enfrentando un porvenir que, si bien pudiera parecer incierto y preocupante, siempre con la esperanza de que sea mejor. Este 2022 es año político en Oaxaca. Habrá elecciones en el mes de junio y relevo gubernamental en diciembre. Es decir, el fin de un ciclo y el inicio de otro. Siempre a la espera de que le vaya bien a nuestro estado y a los oaxaqueños. Hay quienes cada día le apostamos a que nuestro estado cambie; que deje de ser el paraíso de la protesta perpetua; el Edén de esos vividores que lideran cerca de 400 organizaciones sociales y que perviven alargando la mano. 

Que se deje atrás el miedo para ejercer la ley y mantener firme el Estado de Derecho. Lo que vivimos en la capital los últimos días del mes de diciembre no debe repetirse jamás. Si las nuevas autoridades que sean electas, siguen con el mismo discurso, estarán perdidas. En este año político debe prevalecer el bien del estado por sobre todas las cosas. Más allá de filiaciones políticas o ideológicas. Si le va bien al gobierno, estamos seguros que nos irá bien a los oaxaqueños. Pero debe prevalecer la civilidad, la tolerancia, la responsabilidad de los gobernantes. Debe existir un rotundo no a la impunidad, a la violencia, a la corrupción. Sabemos que no es fácil, pero si se trata de pedir buenos deseos para este 2022 que recién inició, éstos son los nuestros.

 

Municipios: Relevos con civilidad

 

Con bombo y platillo rindieron protesta el pasado primero de enero, presidentes y presidentas municipales de al menos 218 ayuntamientos en todo el estado. Para tal efecto, el gobierno estatal desplegó un impresionante operativo de seguridad. Y es que si existe un tema que polariza más a la ciudadanía, son las elecciones locales. Familias enteras quedan confrontadas y enconadas, como si el poder político fuera el último recurso de supervivencia. Llama la atención, por ejemplo, el caso de la Villa de Mitla, en donde el candidato que no fue favorecido con el voto popular, pariente de quien triunfó, impugnó la elección ante los órganos jurisdiccionales, diecisiete veces, hasta que logró con artimañas y complicidades, echar abajo la elección. En Chahuites, por ejemplo, el candidato que ganó la elección lo hizo con un solo voto de ventaja. Su opositor no reconoció el triunfo y demandó elecciones extraordinarias.

Los procesos electorales municipales se han convertido en una moneda al aire. Todos quieren ganar. De no lograrlo pueden pasar meses impugnando ante los tribunales, dejando en las comunidades incertidumbre y confusión, hasta que los magistrados estatales o federales emitan sentencia. El camino es tortuoso. Primero las quejas ante el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana. Luego ante el Tribunal Estatal, después con la Sala Regional Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y, al final, la Sala Superior. Al final del camino y ya sentados en la silla presidencial, muchos ediles se asumen especie de virreyes. Con aquello de la representación proporcional, encabezan cabildos con concejales de filiaciones ideológicas contrapuestas. El reto ahí es lograr acuerdos. O llenan la administración con incondicionales, paleros, recomendados de compadres y padrinos. 

Y muchos de éstos llegan a realizar los grandes negocios. Hay quienes llegarán administrar gestiones sanas; otros, a saldar deudas millonarias que les dejaron sus antecesores. Es decir, a pagar los platos rotos de otros. Habrá quienes arranquen con un plan de Desarrollo; otros, llevarán su trienio improvisando o dando bandazos. Los hay también que muestren verdadera vocación de servicio; pero también los que llegan a llenarse los bolsillos. Para vigilar su desempeño, deben crearse organismos de la sociedad civil, para que como ciudadanos no tengamos que padecer los errores de gobiernos locales irresponsables e indolentes.