¿Para qué sirve ser diputada?
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Opinión

¿Para qué sirve ser diputada?

 


“Durante la campaña, como es costumbre, la gente se acerca a pedirnos ayuda sobre temas que ni te imaginas, entregarnos peticiones o tomarse la foto. Pero esa vez una niña pequeña quería decirme algo; esa niñita frágil, al escucharla, me dejó perpleja; no tendría más de 8 años”.

Así lo cuenta una diputada que ayer tomó protesta en un Congreso con mayoría femenina por segunda ocasión en la historia de Oaxaca, reflejo que el principio de paridad es un piso y no un techo. Cinco legislaturas atrás, en Oaxaca sólo había 9 diputadas; hoy, contamos con 25 de 42 curules, aunque estos avances también han traído un incremento de actos de violencia política contra las mujeres, lo que a decir del Magistrado Reyes Rodríguez Mondragón, Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, hace de México uno de los países con mayor incidencia.

Los pasos hacia nuestra democracia paritaria han tenido un alto costo. Las mujeres hemos sido excluidas de los procesos de democratización desde sus orígenes, aun cuando hubo manifestaciones de vindicación de derechos por mujeres como Olimipia de Gouges y Mary Wollstonecraftm que plantearon los ideales universales de libertad e igualdad para toda la humanidad y no solo para varones. Nosotras no accedimos a los derechos civiles y políticos tan fácil como los hombres blancos propietarios.

¿La razón? Aristóteles le llamó “orden natural” a la jerarquía que pone al varón sobre la hembra, al amo sobre esclavo, al adulto sobre el niño.  Betty Friedan, casi 2500 años después llama la “mística de la feminidad” adjudicada solo las mujeres, a esa “esencia biológica que las presentaba como criaturas cercanas a la naturaleza, emocionales, intuitivas, arrastradas por sus pasiones, ancladas al pensamiento concreto y con una inclinación innata hacia el cuidado de los otros”.

Actualmente la presencia de mujeres en la esfera pública es uno de los factores de cambio social más importantes. Con mujeres en la toma de decisiones se incrementa la probabilidad de que las necesidades de sus congéneres, su necesidad de conciliar la vida personal con la familiar y laboral y su derecho a vivir libres de violencia sean colocadas en la agenda pública y en las acciones de gobierno, quizá además inspirando a otras mujeres a llegar a los cargos y promover la igualdad de género como eje central en la democracia.

Es aquí donde se actualiza la declaración de la feminista radical Kate Millet, respecto a que lo que “lo personal es político”. Se configura la exigencia de que la problemática de las mujeres sea discutida en los procesos políticos, al implicar relaciones de poder. Como ejemplo está el gran número de iniciativas, dictámenes y puntos de acuerdo que desde la perspectiva de género fueron planteados y aprobados como en ninguna otra ocasión por las legisladoras que recién terminaron su periodo en Oaxaca, ocupando más del 60% de las comisiones. 

Entre las reformas aprobadas más trascendentes por la pasada legislatura figuran la de paridad en todo, las reformas para erradicar la violencia política por razón de género, la despenalización del aborto voluntario; las reformas relativas a la Ley Olimpia, y se establecieron sanciones para quien incurra en acoso sexual en los ámbitos privado y público.

Otras muestras más son la aprobación, por primera vez en el país, de una Ley que regula a las Instancias Municipales de las Mujeres, mecanismo clave de adelanto de las mujeres en el territorio, y la prohibición de concursos de belleza por considerarlos actos de violencia simbólica, entre muchas otras que encaminan un rumbo claro hacia la igualdad sustantiva.

Es necesario que las colectivas de mujeres en su pluralidad sigan llevando sus intereses y su voz a los congresos de todos los estados y a San Lázaro. Es necesario también mantener en el ámbito parlamentario un debate de altura y una discusión reflexiva y propositiva. No tienen cabida incidentes como el que vimos hace unos días en el Congreso de la Unión con diputadas divididas alzando pancartas con calificativos violentos y misóginos.

La agenda de las mujeres es amplia y pido que las legisladoras recién llegadas y reelectas se unan en favor de las niñas, las adolescentes, las jóvenes, las adultas, las ancianas, las indígenas, las afromexicanas, las mujeres con alguna discapacidad. En fin, en favor de todas las mujeres en nuestra diversidad.

Eso me remite a la escena inicial de ese artículo, a la niña que dijo al oído de la candidata: ¡Yo también quiero ser diputada!

ENTRETEXTO 1

“Cinco legislaturas atrás, en Oaxaca sólo había 9 diputadas; hoy, contamos con 25 de 42 curules, aunque estos avances también han traído un incremento de actos de violencia política contra las mujeres”

ENTRETEXTO 2

“Entre las reformas aprobadas más trascendentes por la pasada legislatura figuran la de paridad en todo, las reformas para erradicar la violencia política por razón de género, la despenalización del aborto voluntario; las reformas relativas a la Ley Olimpia, y se establecieron sanciones para quien incurra en acoso sexual en los ámbitos privado y público”