La agenda de la oposición
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Opinión

La agenda de la oposición

 


Por Víctor Manuel Aguilar Gutiérrez

Fundado por Plutarco Elías Calles como Partido Nacional Revolucionario (PNR), hoy Partido Revolucionario Institucional (PRI), después de asesinato de Álvaro Obregón, nació como un espacio en el cual los caudillos revolucionarios podían dirimir sus diferencias y encontrar espacios de poder. Aunque ideológicamente se apropió de los postulados de la revolución, en la práctica fue un crisol que logró, mediante el corporativismo dar respuesta a los intereses de los diferentes sectores. Si bien en un sexenio se beneficiaba a los empresarios, en el otro la balanza se inclinaba a los trabajadores. Una especie de péndulo que logro ciertos equilibrios políticos que permitieron pacificar al país. Por décadas la “paz social” fue la bandera de este partido. La metodología fue simple, el pacto con cacicazgos locales para mantener el control político en todo el país. Se perdonaba todo robo, corrupción, etc. excepto la irrupción a la paz.
En 1939, fundado por Manuel Gómez Morín junto con Efraín González Luna entre otros, nace el Partido Acción Nacional (PAN) como una alternativa civilizada y democrática en base a los principios humanistas de la solidaridad, la subsidiariedad, el bien común y la preeminencia del interés nacional sobre cualquier otro. Para el Partido Acción Nacional la persona es el centro de la actividad política, la cual a su vez debe desarrollarse dentro de un marco ético. Desde su fundación el PAN se consolidó como el principal partido opositor en México. Fue el primer partido en México en postular mujeres a una gubernatura, promotor de la democracia como forma de vida e impulsor del municipio como base del sistema político mexicano. Luego de varias décadas de participación política electoral y presencia en el poder legislativo federal y local tuvo una etapa de consolidación al gobernar varios estados desde 1989 en el que triunfa en las elecciones de Gobernador de Baja California y a nivel federal con la integración de un bloque en 1997 y con el triunfo de Vicente Fox Quesada a la Presidencia de la República en el año 2000 y de Felipe Calderón Hinojosa en 2006. Ambos han sido los dos ejercicios del PAN en el Poder Ejecutivo en México entre los años 2000 y 2012.
El PRD nace como una coalición de diversos partidos políticos de izquierda si bien sus fundadores pertenecían a la Corriente Democrática del PRI, al fusionarse con los movimientos y organizaciones de la histórica izquierda mexicana, se crea el PRD, antes de ser bautizado como PRD, su origen es el Partido Mexicano Socialista (PMS) que nace de la fusión de 6 fuerzas políticas de Izquierda a nivel Nacional: Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), Partido Socialista Unificado de México (PSUM), Partido Patriótico Revolucionario (PPR), Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), Unión de la Izquierda Comunista (UIC); más adelante se unen a la fusión una parte de la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Ideológicamente, el PRD defiende la participación del estado en los sectores que considera estratégicos, principalmente recursos energéticos y comunicaciones. Asimismo, le da al estado un papel preponderante en lo que se refiere a política social. Actualmente, el PRD se encuentra en su peor momento, ya que una parte importante de sus militantes y electores migraron al actual partido en el poder Morena.
Hoy en día, el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) representan a la oposición a través del bloque surgido de la coalición electoral denominada “Va por México” que compitió en las elecciones federales pasadas. De estos tres destaca el Partido Acción Nacional con una mayor cantidad de legisladores.
El problema que tienen hoy los partidos de oposición es el desgaste político que deja el ejercicio del poder, y en la percepción ciudadana hay una pérdida de identidad y falta de empatía con sus votantes. Como partidos de oposición la agenda que defiendan y la construcción de ésta con la ciudadanía representa el único camino que tiene para fortalecerse y ser verdaderas opciones de oposición.
El dar la espalda a la ciudadanía y sus demandas representa para estos partidos un acto suicida. Creará vacíos que sin duda serán ocupados por otras opciones políticas o formas de organización ciudadana que sí atiendan las demandas de los ciudadanos.

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