El cuarto de Tula que cogió candela
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Opinión

El cuarto de Tula que cogió candela

 


Por Juan Jorge Bautista Gómez

La situación está que arde, el país caribeño no aguanta más, la realidad es sumamente complicada en toda Cuba.
El factor más preponderante para el desastre es el terrible embargo y bloqueo comercial a que ha sido sometida la nación por parte del imperialismo yanqui.
Sesenta años de continuo embargo económico asfixian al más pintado. Desde la más elemental ética política es insostenible cualquier argumento con el que se pretenda justificar este embargo.
Hace apenas unas semanas atrás en la Organización de las Naciones Unidas, por 29ª ocasión fue rechazado el embargo a la isla. En esta ocasión sólo dos votos apoyaron la continuación del bloqueo frente a 184 votos en contra.
Sin embargo y a pesar de esta contundente mayoría por el desbloqueo, el embargo continuará ¿Puede esta calidad de democracia universal permitir una buena convivencia a nivel internacional? ¿Sirve de algo la ONU hoy día? ¿Tiene sentido someter periódicamente a votación los asuntos trascendentes que siempre son rechazados y bloqueados por el imperio? Aunque parezca contradictorio, sí es importante dejar constancia de que, aún hoy día, en pleno siglo XXI el poder bélico y económico, puede más que cualquier preponderancia ética o moral, esto al menos sirve para permanecer en alerta, además de que constará en actas, quedara en la historia.
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador lo ha dicho con toda claridad: “Si se quiere ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo“. Es de sentido común.
Las recientes protestas ocurridas en diversas ciudades de Cuba han mostrado nuevamente que la situación es insostenible. En seis décadas no habían ocurrido protestas de esa magnitud.
Los niveles de precariedad que acosan la vida en Cuba son muy elevados, la carencia de alimentos, medicina, y servicios básicos ha volcado a la gente a la calle, no se aguanta más esta situación.
Hay quienes echan la culpa de esto al régimen político hecho gobierno llamándolo dictadura, más no hay que olvidar que este sistema de gobierno tiene un origen histórico nacido precisamente de la emancipación del imperialismo, quien había tenido a la isla caribeña bajo se pleno control imponiéndole títeres como líderes políticos, esquilmando sus recursos naturales, vilipendiando a su gente, apropiándose de sus ciudades y sus playas y montando ahí sus burdeles de diversión desenfrenada.
La revolución cubana ocurrió precisamente para emanciparse de esa terrible servidumbre.
Lo que el imperio no perdona, es que una pequeña nación vecina, le haya puesto enfrente el manual mínimo de ética política internacional, le haya mostrado lo que es la dignidad de un pueblo, le haya expropiado sus jugosos negocios y cerrado las puertas para que Cuba no siguiera siendo su sitio de juerga.
A partir de entonces la nación americana optó por la opción de ahorcar a esta sociedad imponiéndole ese terrible embargo, su objetivo principal era destruir ese régimen incómodo que había optado por un sistema político más incluyente y social, y específicamente contrario a lo que el imperialismo pretende expandir: el capitalismo desenfrenado, que apueste por el crecimiento económico desmedido y la acumulación de riqueza en pocas manos, construido todo esto, por medio de la expoliación del otro.
En estos sesenta años de bloqueo la nación caribeña ha mostrado temple y aún con el embargo ha alcanzado desarrollo, alcanzando metas que otras naciones del orbe no han logrado sin padecer un embargo similar: erradicación plena del analfabetismo, atención médica universal, y una solidaridad franca con otros pueblos en situación de catástrofe.
La Unión Americana argumentó recientemente en la tribuna de la ONU que, las razones del embargo tienen su fundamento en la necesidad de que en la isla se respeten los derechos humanos.
Argumento insostenible, pues es precisamente el embargo el que finalmente provoca la merma de esos derechos provocando una situación de precariedad crónica y en crecimiento exponencial ¿Cómo se puede pretender la protección de los derechos humanos marginando, amenazando y excluyendo al otro?
También argumentó que es necesario erradicar ese régimen socialista y/o comunista que está demostrado es caduco y no funciona.
Acaso alguien califica de positivo y benévolo el régimen imperial-capitalista que provoca depredación, pobreza, invasiones injustificadas y guerras indiscriminadas a favor de la protección de intereses estrictamente económicos.
Se ve la astilla en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.
Cada nación tiene y posee la potestad absoluta para darse el gobierno que decida ¿Quién da poder a quién para pretender imponer al otro cómo debe organizarse y comportarse? Este paternalismo utilitario mal disfrazado de bonachón es totalmente insostenible.
Sin embargo y más allá de este pretendido y claro intervencionismo, hay que decir, que la vida contemporánea exige de todos los partícipes del foro internacional, el buscar permanentemente la construcción de acuerdos que eviten el más mínimo sufrimiento de las personas, pues no por defender a ultranza un tipo de régimen político se puede permitir que la gente viva precariedades evitables, esto es también inadmisible.
Es el momento de reflexionar sobre el proceso revolucionario primigenio y de tener claro que toda revolución implica también una evolución.
La vida actual ha cambiado mucho en seis décadas, y los paradigmas de ayer, ya no son aplicables hoy. Habrá que entender que es necesario permitir la transformación de todas las sociedades.
Ya en su momento lo señaló en su apotegma -que puso las bases del Derecho internacional contemporáneo- el célebre presidente mexicano Benito Juárez García: “Entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”.