La Justicia (II)
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Opinión

La Justicia (II)

 


Por Eduardo Aragón Mijangos

La vida, la naturaleza, la igualdad, la libertad y la fraternidad o solidaridad deberían ser los valores supremos que la humanidad tendría que superponer a todo; incluso a los falsos valores que hoy consideramos superiores, divinos, impuestos por el capitalismo: el dinero y la propiedad privada.
Aquí está el problema de la justicia, en ponderar y determinar los valores más importantes para la humanidad, así como los alcances de los beneficios colectivos de una acción que se piensa juzgar de justa o injusta.
La Justicia no es la aplicación de la Ley o el Derecho positivo; la Justicia debe ser la aplicación del Derecho natural. El problema del derecho positivo no es sólo que es establecido por unos cuantos, sin tomar en cuenta a toda la sociedad, sino que, además, agregó a la lista de valores jerarquizables, valores artificiales. En esas condiciones nunca podrá haber virtud plena en el derecho positivo.
Sólo desde esa inclusión de valores artificiales en la jerarquización de lo justo, se puede entender que una sociedad valore más el valor trabajo que la vida; o que la propiedad privada sea más valiosa que la libertad; o que el dinero esté por encima de cualquier otro valor.
Por la inclusión de estos bienes antinaturales y su sobre valoración en la sociedad, es que la aplicación de la Ley y el Derecho no siempre van a generar Justicia, sino más bien lo contrario. Hay leyes injustas, todos lo sabemos, su aplicación nunca va a generar virtud, por eso no podemos reducir la impartición de Justicia en el mundo a la aplicación de la Ley y el Derecho.
La mayoría de las leyes protegen intereses patrimoniales de grupos de poder y se olvidaron del orden natural, el cual debemos respetar para vivir en armonía entre nosotros y con la naturaleza. Sólo el Dios vigente: El Capital, con su actual religión: el consumo, no han considerado necesario respetarlo, por tal motivo, nos estamos acabando el planeta, nuestras sociedades se rompieron, perdieron la virtud y todo se ha convertido en un caos. Sociedades que no jerarquizaron adecuadamente sus valores para determinar lo que es justo o no, donde hemos construido una ética capitalista, donde si hay lucro es justo y bueno, mientras que si hay pérdida es injusto y malo.
Por lo que, si limitamos lo justo a la aplicación de la Ley, caemos en una falacia que nos convierte en una sociedad injusta, porque esa Ley que creemos justa no lo es, lo que nos condena al vicio, la maldad y la infelicidad.
La mayoría de las leyes en el mundo han sobrepuesto a cualquier valor, los valores antinaturales del dinero, la propiedad privada y el trabajo en circunstancias de subordinación (explotación). Estamos construyendo sociedades que fincan sus nociones de Justicia y virtud a partir de jerarquizaciones erróneas de los valores protegibles por las propias sociedades para su convivencia armónica o subsistencia, lo cual las convierte en sociedades injustas per se.
Por lo anterior, también, la clásica y más conocida definición de Justicia de Ulpiano, no debe entenderse desde una perspectiva de valores antinaturales, como la propiedad privada, sino en un plano natural y comunitario o por lo menos colectivo y no material ni egoísta. Dar a cada quién lo que le corresponde, SÍ, pero desde un plano no individual, sino desde el beneficio colectivo, es decir, dar a cada quién lo que le corresponde en tanto miembros de una sociedad, no en lo individual. Además, que no necesariamente se va a traducir en la propiedad individual o privada de algo material –no es que estemos repartiendo un pastel, es que estamos buscando mejores condiciones de vida en comunidad–. En Justicia, a nadie, en ninguna circunstancia, le pueden corresponder 5 panes, mientras otro no tiene ni uno, aunque no lo merezca.
Tenemos que erradicar de la noción de Justicia, la noción de individualidad y de propiedad privada, si no nunca alcanzaremos la virtud. La Justicia, tristemente, no se reparte en los tribunales, porque éstos aplican leyes injustas, basadas en la protección de valores antinaturales.
A veces, creemos que, por someter los asuntos a las instituciones creadas por un grupo de personas en el poder para procurar y administrar justicia, ya somos una sociedad justa y podemos esperar justicia. Pero no, la virtud y condición de justa de una sociedad se determina antes, en la justicia con la que determina la escala y jerarquización de valores que van a contener las leyes que van a aplicar esas instituciones.
El derecho positivo no puede ser determinante de Justicia nunca; el derecho positivo, si acaso sirve para darle publicidad y certeza al derecho natural y su jerarquización en una sociedad determinada, pero como una guía, no como un dogma inapelable.
Cuando el derecho positivo contraviene al derecho natural y se vuelve antinatural, supra valorando bienes antinaturales sobre bienes naturales, este derecho se vuelve injusto y su aplicación lo único que traerá será injusticia, vicio e infelicidad.

@LaloAragonOax