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Opinión

Representación Histórica

 


Sin duda los triunfos electorales de las mujeres candidatas en la elección del 6 de junio son dignos de reconocer y celebrar pues la paridad política es reflejo de la calidad democrática de los países. Siete gobernadoras encabezarán la política estatal a partir del próximo año: Indira Vizcaíno (Colima), Marina del Pilar Ávila (Baja California), Lorena Cuéllar (Tlaxcala), Evelyn Salgado (Guerrero), Layda Sansores (Campeche) y Maru Campos (Chihuahua). A ellas se suma Claudia Sheinbaum, actual mandataria de la Ciudad de México. En cuanto a las legislaturas locales, por primera vez los 30 congresos renovados serán paritarios, e incluso en siete, de manera inédita, habrá más mujeres legisladoras que hombres.
Estas entidades son: Jalisco, Yucatán, Sinaloa, Michoacán, Baja California, Querétaro, la Ciudad de México, y orgullosamente también Oaxaca. Además, aunque en Quintana Roo y Coahuila no hubo elecciones para renovar diputaciones locales, sus congresos ya son paritarios.
Tenemos buenos indicios del compromiso que las seis gobernadoras electas tendrán con la agenda de género. Destaco a la colimense Indira Vizcaíno, quien inaugura la alternancia política en el estado que también eligió a la primera gobernadora de México en 1979. Vizcaíno se comprometió a conformar un gabinete paritario y ha expresado que “Colima será tierra de justicia, igualdad y libertades, donde la perspectiva de género no será simulación”.
Lorena Cuéllar venció a seis candidatas y a un candidato en Tlaxcala; en campaña, ella también se comprometió a conformar un gabinete paritario y propuso una agenda de 12 puntos en favor de las mujeres. Muchos ojos vigilarán que haga honor a esta promesa.
En Baja California, la abogada Marina del Pilar Ávila fue la vencedora; antes se desempeñó como alcaldesa de Mexicali, donde creó el Instituto Municipal de las Mujeres y como diputada federal también impulsó iniciativas en materia de igualdad de género. Sin duda la candidatura más controvertida fue la de Evelyn Salgado Pineda por la mancha de nepotismo y patriarcado que la definió, y muchas temimos que se tratara de otra “juanita”. Sin embargo, Salgado se desempeñó durante el sexenio de Héctor Astudillo como titular del Instituto de la Mujer en Acapulco, trabajó como coordinadora regional en la Secretaría de las Mujeres de Guerrero y además ha proclamado que la gobernadora será ella y no su polémico padre. Todas las miradas, especialmente de las feministas, estraán atentas a su actuar. Habrá que darle el beneficio de la duda.
Por su parte, la también polémica Layda Sansores ha sido una mujer aguerrida durante su larga trayectoria, si bien nunca se ha manifestado feminista, ha vivido violencia política y se ha topado de frente con el techo de cristal en varias ocasiones; ésta fue la segunda vez que contendió por la gubernatura de Campeche. Si quiere ganar credibilidad con la Agenda de Género tendrá que actuar de manera contundente desde sus primeros días de gobierno.
El caso de la panista Maru Campos en Chihuahua es diferente. En campaña se declaró víctima de violencia política, al tiempo de enfrentar un juicio de cohecho; ciertos grupos de la sociedad y algunas feministas, la acusaron de tergiversar los conceptos. Al final, Campos ganó por un amplio margen y esperemos ver su empeño en revertir estas impresiones y su convicción con la agenda de las mujeres.
Es cierto que ninguna de las gobernadoras se declara feminista pero hoy comenzamos a ver los frutos de la larga lucha del feminismo por los derechos políticos de las mujeres, que particularmente en la última década supo dar tiros de precisión para ganar terreno. La lucha contra las estructuras patriarcales se han alargado por muchos años, pero en los siete últimos, las reformas legales y la unión sororal de las redes de mujeres en cargos públicos y de la sociedad civil han hecho posible que la paridad comience a ser una realidad en la vida política de México.