Por Yuriria Sierra
A propósito de mesías, las siguientes son algunas citas de Jay Haley en su fantástico ensayo Las tácticas de poder de Jesucristo, de 1986:
“Jesús no utilizaba con sus oponentes la resistencia pasiva; respondía con una pregunta o con un ataque. En realidad, jamás perdonó a nadie una crítica o algún daño a su persona, aunque perdonaba a los que habían causado daños a otros.
“En su lucha final, Jesús arregló la situación como para que no hubiese esperanzas de compromiso alguno. Condenó al clero e incluso se cuidó muy bien de no llamar a una rebelión abierta contra la jerarquía sacerdotal.
“Aun contra las objeciones de sus seguidores, Jesús insistió en ir a Jerusalén a que lo arrestaran. Cuando llegó a la ciudad, se comportó de manera tan extrema que forzó su arresto. Se las arregló para que los oficiales que debían arrestarlo lo encontraran fácilmente, o al menos esperó pacientemente a que llegaran.
“El poder romano debe de haber sido claramente invencible y un estratega del poder no ataca directamente al poder invencible; busca otros medios para socavarlo. La actitud de Jesús de no oponerse a Roma puso a Pilatos en una situación difícil. No podía ejecutarlo legalmente, pero si no lo hacía, se enfrentaba a una revuelta del clero iracundo. Imposibilitando la ejecución, Jesús provocó una disputa entre Pilatos y los sacerdotes…
“Jesús no sólo condenaba el establishment, sino que se ofrecía como alternativa (…) el establishment debía actuar en su contra si deseaba sobrevivir…
“Nos parece evidente que los líderes de los movimientos masivos, mesías de este siglo, han utilizado como modelos las estrategias de Jesús (…) Los líderes contemporáneos siguieron un conjunto de procedimientos que pueden resumirse aquí tal como fueron creados por Jesús.
“La estrategia básica de los líderes comunistas, fascistas, del Poder Negro y de otros movimientos masivos, consiste en buscar el poder fuera del establishment, apoyando a la gente abandonada y desvalida, grupo mayoritario en los países donde han triunfado los movimientos masivos. El líder afirma que los obreros y campesinos pobres merecen el poder más que ninguna otra clase y ataca a los acomodados y a los ricos. Si los pobres están suficientemente desesperados, como ocurre ante una derrota militar, las probabilidades de éxito del movimiento aumentan…
“Se presenta modestamente como el representante de una poderosa fuerza que transportaría a sus seguidores hacia el maravilloso futuro. Sin embargo, se postula como el único intérprete correcto de esa fuerza.
“El sanedrín podría condenarlo ilegalmente. Pilatos podría volverse a la multitud y el pueblo pedir su muerte. Y esta posibilidad, la que parecía la más remota, fue la que se hizo realidad.
“Cuando se acerca la lucha final, adopta la posición de ‘no compromiso’ con el poder gobernante. Ya que su finalidad no es el poder dentro del establishment, ningún compromiso ni transacción es posible. Cuando hombres como éstos triunfan, su poder es ilimitado porque toda otra oportunidad ha sido anulada. El próximo paso es una despiadada eliminación de cualquier oposición”.
Habiendo sido el líder social por excelencia, todos los líderes (de toda índole) en el mundo buscan imitarle, de una u otra forma. Tan en contacto hemos estado con la figura histórica (por todo lo que representa) de Jesucristo, que lo cierto es que todos tenemos comportamientos mesiánicos, aspiracionales y hasta inconscientemente hablando. De distintas formas y algunos con más éxito que otros. Y de ello, la historia del mundo nos ha dado sobrados ejemplos.