Elegir y hacerlo como mujer
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Opinión

Elegir y hacerlo como mujer

 


Enrique R. Blanhir 

En el año 2004, María Moreno, una de las más grandes periodistas y narradoras de la Argentina, publicó un artículo titulado como “Romina”, donde abordó magistralmente los problemas y conflictos que existieron y existen alrededor del caso de Romina Tejerina. Con una brutal critica cultural fue sacudiendo temas como el aborto, el abuso, el infanticidio y la desproporción de las penas en los delitos.

María Moreno comenzó aquel artículo de la siguiente forma: “Elegir es un verbo burgués. Implica un número determinado de bienes materiales y simbólicos…Elegir puede tener el rostro de una aventura, de una apuesta, o de la asunción de una responsabilidad.”

Me atrevo a tomar la idea de María Moreno para comenzar este artículo, porque sí, así como “Romina Tejerina no eligió ni durante el 1° de agosto de 2002 en que fuera abusada por un vecino, ni el 23 de febrero de 2003 en que mató a puñaladas a su hija recién nacida”, así, tampoco, pudieron elegir Carolina o Hilaria, así, tampoco, pudieron elegir las miles de mujeres víctimas del abuso, del acoso, del hostigamiento, del dolor, del llanto y del hartazgo.

El pasado 14 de marzo, en Oaxaca, frente al templo de Santo Domingo, se reunieron alrededor de 200 mujeres cansadas y molestas de que el verbo elegir se presente así, como burgués. Porque una mujer violentada, no es una mujer que elige. Porque una mujer que coloca el nombre de su amiga en los carteles de las víctimas del feminicidio, no es una mujer que elige. Porque una nieta que lleva esperando justicia por el asesinato de su abuela, no es una mujer que elige. Porque una niña de doce años que ha sido hostigada, no es una mujer que elige. 

Se reunieron así: hartas de una sociedad que ha convertido la libertad de hacer y de no hacer, en una situación burguesa y de poder. Se reunieron primero para colocar consignas y exigencias, después para entonar Canción sin Miedo, luego, para hacer un pase de lista a las víctimas del feminicidio en Oaxaca y finalmente, para en un acto fraterno y de total confidencialidad, compartir sus experiencias, historias y casos.

Al lugar llegaron mujeres de todas las edades, de todos los grupos, de todas las escuelas, de todas las colonias. Llegaron mujeres vestidas de morado. Llegaron madres que acompañaban a sus hijas de la mano para que participaran en el movimiento. Todas ellas hicieron suyo uno de los lugares más emblemáticos no solo de Oaxaca, sino de México y el mundo. Entonces surgen las preguntas: ¿Dónde están las notas periodísticas? ¿Dónde quedaron los artículos? ¿Hacia dónde se fueron las fotografías y videos? ¿Dónde se esconde la opinión pública?, no hubo nada, lo único que quedó y queda son las publicaciones y relatos de las mujeres que como Andrea y Ximena participaron. 

Así, los medios de comunicación y periodistas que acudieron en aquella ocasión a tomar nota de lo ocurrido decidieron no publicar nada, ¿por qué?, porque ellos tienen el poder de elegir, y desde el palco más burgués de la sociedad, decidieron, quizá, que no había un espacio para el catorce de marzo en Santo Domingo. 

Todo esto pasó en un momento sumamente peculiar para el Estado, pasó cuando la renuncia de Rubén Vasconcelos como fiscal llevaba una semana en la mesa, pasó cuando “Beto” Santos fue acusado por la existencia de un chat de pornografía de mujeres mixes, pasó durante el índice de feminicidios más preocupante para la Entidad. Todo esto pasó y aún así decidieron dejarlo fuera. 

Aquel catorce de marzo, fue colocado a un costado del templo un cartel que decía: ¡Hazlo como niña!

Habrá que tener especial atención a la frase que fue colocada, porque ¿qué es hacerlo como niña? ¿qué es hacerlo como mujer?, Ximena, Andrea, Karla y seguramente todas las que estuvieron ahí aquella noche, entienden que hacerlo como niña y como mujer es hacerlo juntas, es hacerlo con valor, con coraje, con honestidad, con empatía, con fuerza, con todas las fuerzas que tengan y queden. Habrá que tener especial atención porque hacerlo así, como ellas, es darse cuenta que el verbo elegir es también un verbo revolucionario, un verbo que ante la negativa te permite decir: sí, porque tú eliges. 

Que se queden entonces con la burguesía, que ellas se han quedado con Santo Domingo. Que se queden entonces con las falsas decisiones, que ellas se han quedado con su voz. 

Quédense con lo que quieran, que al fin y al cabo no las tienen a ellas.