Mafalda era feminista
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Opinión

Mafalda era feminista

 


Esta semana América Latina lamentó la pérdida de Joaquín Salvador Lavado, el escritor argentino más leído, mejor conocido como Quino, creador de la entrañable historieta Mafalda, que desde su primera aparición en septiembre de 1964, logró con gran ingenio hacer reflexionar sobre profundas posturas políticas y sociales a grandes y a menores, por medio de la simpatía de sus personajes.

Las desigualdades y los roles de género fueron temas recurrentes en Mafalda; es más, el personaje mismo se rebeló al molde patriarcal. Mafalda, siempre inquieta, despeinada y regordeta, interesada en la realidad de su familia y del mundo, lo mismo hablaba de política, de guerra, de felicidad y de dignidad, que cuestionaba la terrible realidad de su mamá (reducida al rol reproductivo y de cuidados) mientras lavaba los montonales de ropa: “Mamá, ¿Qué te gustaría ser si tuvieras vida?”.

Por su parte Felipe, el amigo flacucho y dientón de Mafalda, tímido, y lleno de miedos sobre la escuela y las niñas, (quien por cierto, se dice es el personaje con quien Quino más se identificó), es también una afrenta al modelo hegemónico de masculinidad, donde los niños son los fuertes, seguros de sí, que lo saben todo o por lo menos no deben expresar jamás miedo, duda o alguna emoción más allá de la ira.

Mafalda, estuvo presente en pancartas de las más grandes manifestaciones feministas en Argentina, España y México. Alguna vez, Quino declaró: “Siempre he acompañado las causas de derechos humanos en general, y de los derechos de las mujeres en particular, a quienes les deseo suerte en sus reivindicaciones”. Los años de la historieta nos muestran la congruencia de estas palabras.

La diversidad que somos las mujeres también está presente en la historieta, cada una con su propia personalidad, sueños e inquietudes. Los ideales de Libertad, las pretensiones tradicionales de Susanita, las verdades de Mafalda y los quehaceres de la madre, todo enseña y se aproxima a una realidad fuera, nuevamente, de una cultura patriarcal que siempre ha querido imponer un solo tipo de femineidad y de ser mujer.

Aquí van algunas reflexiones seleccionadas en Mafalda: femenino singular, una recopilación de viñetas sobre el papel de la mujer: “¿A qué edad el espíritu empieza a necesitar maquillaje?”, pregunta Mafalda a una madre que no sabe qué hacer con los cuestionamientos que su pequeña hija le hace; o qué tal aquella felicitación en el Día de la Madre: “¡Aprovecho el día de la Madre para felicitar a todas las mamás! … Y para recordarles a algunas sacrificadas que fregar, planchar, cocinar y todo eso… No quiere decir fregarse la vida, plancharse las inquietudes, freírse la personalidad y todo eso, ¿saben?”

Por eso hoy es un buen día para recordar a Quino leyendo a Mafalda en familia, especialmente con nuestras hijas e hijos. Queremos Mafaldas de carne y hueso, seguras de sí mismas, contentas con su cuerpo, críticas pero nunca violentas, ávidas por aprender y que nunca duden en cuestionar al mundo y en señalar las injusticias, sin perder por ello la capacidad del gozo y del disfrute de la vida.  Joaquín Salvador Lavado, descansa en paz. Tu legado, querido Quino, está vivo y más presente que nunca, en un mundo que los últimos 50 años ha alcanzado los más altos grados de desarrollo económico, pero también las disparidades y brechas más grandes; un mundo donde el enfoque de derechos humanos prevalece en casi toda el orbe, pero donde solo una reducida cantidad de personas realmente pueden ejercer estos derechos con plenitud. Gracias Quino por crear una Mafalda humana, adorable y  feminista.