Austeridad, ¿para qué?
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Opinión

Austeridad, ¿para qué?

 


“Llegado es el momento de la abstinencia y el ayuno”… o no; llegado es el momento de la austeridad republicana. La de recatarse en los gastos onerosos de gobierno, la de guardar dinero para lo que más se necesite y para cuando se necesite. Llegado es el momento de apretarse el cinturón y donde comen dos, comen dos… y así… Son los nuevos tiempos… Ahorrar-ahorrar-ahorrar…
Así que en esas estamos cuando, como primera medida, el gobierno federal decidió dar de baja de la administración pública a por lo menos el 70 por ciento de los empleados de confianza, honorarios… Esto es: Son 319 entidades públicas que emplean a un millón 567 mil personas, de las cuales 20.3% ocupa puestos de confianza, o sea 348 mil. El recorte del 70% a las plazas de confianza implica el despido de 222 mil 600 personas que se quedan sin empleo sin ingresos para ellos y su familia… Aparte los de honorarios.
A lo largo de los meses también hemos sido testigos de cómo se disminuyen recursos para los temas de salud pública, investigación científica, educación superior, salarios médicos, medicinas, recorte en viajes de trabajo, eliminación de oficinas de promoción e inversión, reducción presupuestal a entidades públicas de lo social, reducción presupuestal a municipios… y tanto más. El objetivo, se dice, es parar el dispendio y ahorrar. Austeridad, pues.
Si todo está bien, sobre todo luego de que hemos sido testigos de gastos criminales desde el gobierno, saqueos, corrupción y bandidaje burocrático. Había que detener esa sangría de recursos que se necesitaban y se necesitan en todo el país, sobre todo porque aun somos una nación con más de 50 por ciento de su población en pobreza y 15 por ciento de estos en pobreza extrema.
Y ya se anuncia que el gobierno federal quiere disminuir los gastos enormes que le cuesta al país el Instituto Nacional Electoral. Este deberá reducir sus gastos al mínimo, aunque sus Consejeros argumentan que de hacerlo no garantizan la probidad de los procesos electorales. Vaya, pues.
Y ya se anuncia que el gobierno federal busca reformar el artículo 41 de la Constitución, para disminuir hasta el 50 por ciento de las prerrogativas a los partidos políticos registrados. El INE ya aprobó 5 mil 138 millones de pesos para los partidos en 2020. En caso de prosperar el recorte, el monto total quedaría en 2 mil 569 millones de pesos para ese año. Y como la distribución se hará en base al registro de militancia, pues el ganón será Morena, en este momento.
En lo general está bien; requetebién, sobre todo si no son años electorales y más si los partidos políticos dejan de ser elefantes blancos que no garantizan ni buen gobierno ni independencia ni proyectos de nación, ideología distinta o doctrina partidaria sustentada… Muchos de estos partidos son rémoras inútiles que sirven nada más que para vender sus votos como la “Aventurera” del bolero de Agustín Lara. Ya hemos referido la urgente necesidad de reformar el sistema de partidos políticos en México para que sean eso, precisamente: partidos políticos.
Y de vuelta al tema de la austeridad y los ahorros. Todo eso que se dice de disminuir gastos, costos, pérdidas y pillaje de recursos públicos está muy bien… Pero mejor sería si antes se hubiera hecho una estrategia en la que, en efecto, estos recortes garantizaran ahorros y al mismo tiempo un eficiente desempeño en las funciones públicas. Sin daños colaterales.
Con frecuencia se dice que las medidas tomadas por el actual gobierno federal tienen un sentido social importante, pero que no tienen diseño, estrategia, protocolos, escenarios distintos de solución, metas fijas, rutas críticas, tiempos y formas: resultados, pues. Así, ahorrar por ahorrar es hedonista. Y a ver si luego no sale más caro el caldo que las albóndigas, como se dice.
Ya en este momento deberíamos saber en dónde están esos ahorros. ¿En dónde, en qué fondo, a quién se están asignando, cuáles son los montos y beneficios –aun sociales-? Cuentas claras, chocolate espeso, también se dice.
No es simple y sencillamente que retiran recursos a la salud, a salarios, que dejan sin empleo a miles, o que quitan presupuesto a gobierno, municipios, entidades públicas… y todo eso que ya se ve como parte de esta Cuarta Transformación…
También debemos saber qué está pasando con estos ahorros. También debemos saber, en base al artículo 6 Constitucional que refiere el Derecho a la Información que tenemos todos los mexicanos y en base a Transparencia, en dónde está ese recurso, cuánto es a la fecha, quién los administra, quién se está beneficiando con ellos, cuáles son los resultados y sus perspectivas.
Se dice que estos recursos serán asignados para los proyectos emblemáticos del gobierno de la 4-T: Aeropuerto en Santa Lucía; Refinería en Dos Bocas, Tabasco; Tren maya… Si. Pero cuánto es y cómo se asignarán y eso mismo: cuál será la utilidad social y económica para los mexicanos.
Ojalá que estos ahorros que le cuestan mucho a los mexicanos, no sean utilizados en frivolidades o rejuegos al viejo estilo. The Wall Street Journal del 25 de octubre publicó que el gobierno del presidente López Obrador está asignando cantidades enormes al estímulo del beis bol para hacerlo el deporte prioritario en México. Ojalá no… Sería un engaño para todos y una verdadera aberración para quienes aportamos esos recursos en forma de austeridad y ahorro.
Así que, eso: “Cuantas claras, chocolate espeso”. ¿En dónde está el resultado de la austeridad?
joelhsantiago
@gmail.com