Itzel Donají Galván Castellanos, originaria de la Ciudad de Oaxaca y estudiante de la Facultad de Ciencias Químicas de la UABJO, habla con gran seguridad sobre el tema “variabilidad morfológica de la especie triatoma phyllosoma (vector de la enfermedad de Chagas) en las regiones Sierra Sur e Istmo de Tehuantepec.
Y es que la facultad perteneciente a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (FCQ UABJO) es su hogar académico, y en donde encontró la oportunidad de competir y medirse ante doctores, docentes y estudiantes de siete países.
Hace unos meses, durante el Congreso Internacional de Parasitología Neotropical, organizado por la Asociación Peruana de Helmintología e Invertebrados Afines (APHIA) y celebrado del 28 de octubre al 1 de noviembre en Bogotá, Colombia, la estudiante de séptimo semestre demostró sus conocimientos y manejo del tema.
La joven originaria de la ciudad de Oaxaca, aborda con soltura el tema “variabilidad morfológica de la especie triatoma phyllosoma (vector de la enfermedad de Chagas) en las regiones Sierra Sur e Istmo de Tehuantepec”.
Es importante mencionar que las intenciones para desarrollarlo tienen una profunda base humana y de empatía social “la enfermedad de chagas (trypanozoma cruzi) afecta principalmente a poblaciones de escasos recursos y ellos deben conocer al vector y los riesgos”.
El tema comenzó a interesarle más cuando supo que su madre, quien viaja constantemente a las comunidades por trabajo, había visto a estos insectos conocidos como chinche besucona y desconocía si alguna vez la habían picado.
“Me dijo que nadie sabe, ni ella sabía de esa enfermedad, incluso mis compañeros que vienen de otras regiones me decían de esas luego hay en mi casa, pero desconocían que son transmisores de una enfermedad”, admite.
Considera preocupante que chagas sea una enfermedad olvidada y considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como de no relevancia internacional, esto a pesar de que los últimos estudios han determinado que la especie portadora del parásito, conocida como chinche besucona (triatoma phyllosoma), ha demostrado su adaptabilidad a las condiciones de vivienda humana, como constató la Brigada del Laboratorio 9 en la región del Istmo de Tehuantepec.
Subraya que “además no sólo es una especie, son varias y tienen la potencia de ser vectores de este parásito, entonces es importante saber la distribución del vector y con ello también de la posible distribución de la enfermedad”.
Explica que el movimiento migratorio ha influido en la redistribución, pues algunas especies que sólo habían sido reportadas en Latinoamérica, ya se han encontrado en México e incluso “antes era una enfermedad del sur del país, pero ahora también ya hay presencia en estados como Monterrey, Sinaloa y Sonora”.
Y durante la investigación se percataron de que no existe un registro anual de los casos de chagas.
Considera que es mejor atacar la enfermedad desde el vector que tratar todas las complicaciones que giran a partir de la detección de una enfermedad en los humanos, por ella se plantea a largo plazo llevar capacitación a las comunidades para que aprendan a identificar al vector y conozcan el riesgo de la mordedura.