Las super carreteras Barranca Larga-Ventanilla; Mitla Tehuantepec y la ya añeja Oaxaca-Cuacnopalan se han convertido en dolor de cabeza para los oaxaqueños, paseante y visitantes que se trasladan por tierra a los principales atractivos del estado.
Derrumbres, deslaves, cierres carreteros intermitentes, “pasos provicionales”, túneles sin iluminación, tramos sin señalización, obstáculos o materiales de construcción en el camino, bloqueos, accidentes vehiculares, inseguridad mantienen a los transportistas, traileros, automovilistas y pasajeros en vilo.
El martes 11 de marzo, hace trece días, se registró un aparatoso derrumbe en la super carretera Oaxaca-Cuacnopalan, que obligo a la Coordinación Estatal de Protección Civil y Gestión de Riesgos (CEPCyGR), a cerrar la carretera 135 D Oaxaca-Cuacnopalan “hasta nuevo aviso”, debido a un derrumbe que se registró en el kilómetro 218, cerca de la caseta de San Pablo Huitzo.
Han transcurrido 13 días y no hay para cuando reabrir completamente la vía a la circulación.
El tránsito de automóviles permaneció suspendido por más de cuatro días hasta que se habilitó un paso provisional en tanto se realiza la limpieza. Los primeros días los usuarios reportaban largas filas de una o dos horas para transitar por el punto. Aún hoy automovilistas señalan a EL IMPARCIAL que maquinaria sigue trabajando a escasos metros de los vehículos y continúan laborando camiones de volteo y trascabos en el retiro de escombros.
En la red social X Caminos y Puentes Federales de Ingreso mantiene “fijado” el mensaje “ACTUALIZACIÓN-CAPUFE. Autopista Tehuacán – Oaxaca, km 206. Se informa a las personas usuarias que en la zona del derrumbe, continúa habilitado un paso provisional para todo tipo de vehículos en ambos sentidos. Personal de CAPUFE se encuentra en el lugar realizando las labores necesarias para el retiro del escombro”. El mensaje fue colocado el 14 de marzo y, a 10 días de distancia no hay para cuando se regularice el tránsito vehicular, con las consecuentes pérdidas para el traslado de mercancías, retraso en el transporte y afectaciones para automovilistas.
LA COSTA, LOS COATLANEZ Y LOS MUERTOS
Domingo 23 de marzo, una balacera en inmediaciones de la supercarretera Barranca-Larga Ventanilla puso en peligro a los conductores. Las comunidades de San Francisco y San Sebastián Coatlán se enfrentaron durante la realización de un tequio en la zona; sin embargo, el lío tiene un mar de fondo con un conflicto agrario que, entre otros asuntos, aplazó por varios años las obras en la súper a la Costa y llevó a AMLO a emplazarlos para resolver sus diferencias o cambiaría el trazo de la vía.
La balacera dejó 5 muertos, dos en la vía y tres más en el hospital y llevó al cierre carretero por más de 12 horas ayer domingo. La súper a la Costa ya había sido cerrada por una protesta de los profesores de la Sección 22 a finales de febrero.
La vía fue reabierta a la circulación el domingo por la tarde-noche. Hoy lunes permanece la circulación normalizada.
Además, apenas abierta se denunció el tránsito de hasta ¡mototaxistas! que se “inauguraron la obra” y se fueron a vacacionar a Puerto Escondido. Ahí también hay derrumbes; sin concluir las obras, a casi un año se comenzó a cobrar el peaje, a pesar de que en muchas zonas aún se labora y carecen de señalización. También se han registrad accidentes con víctimas mortales.
La supercarretera Mitla-Tehuantepec tampoco canta mal las rancheras; en un recorrido realizado el fin de semana fue posible observar las deficiencias en señalización. En apenas poco más de un mes de inicio de operaciones, incrementó en 5.7% el costo de peaje de la vía de169 kilómetros al pasar de 278 pesos a 294 pesos el costo global de sus dos casetas, de acuerdo a operadora Ideal, administradora de esa ruta.
En los túneles la vía carece de iluminación, con el riesgo que representa transitar por la noche o deslumbrar a automovilistas el paso de luz de día a la oscuridad o viceversa. En algunos puntos es necesario disminuir la velocidad, hay residuos en el camino y, al igual que otras vías, mala señalización.
Se cuentan con vías “modernas”, es cierto. Pero no en las condiciones de seguridad y tránsito adecuadas como se merecen los automovilistas oaxaqueñas.