La burocracia, falta de apoyo y la pobreza, se reflejaron en el caso demigrante Alma Aragón Cruz, una migrante que se fue con el sueño de hacerse de sus bienes, y regresó casi dos meses después de su fallecimiento en un ataúd, a su natal San Marcos Tlapazola. La acompañó su hija Alexa de 8 años, en otro ataúd.
La familia de Alma pasó diversas complicaciones, entre ésas la falta de un abogado, el desconocimiento de las leyes americanas, y la desventaja de ser migrantes sin documentos en un país en donde van 93 de cada 100 que salen de sus comunidades al extranjero.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática, a 2020, de Oaxaca salieron 35 mil 936 personas para vivir en otro país, 93 de cada 100 se fueron a Estados Unidos de América. A nivel nacional se registraron 802,807, de ellos 77 de cada 100 se fueron a ese país.
Alma fue una de esas 93 que en el 21 decidió dejar a su mamá María Cruz López y a su hermana Ericelda con quienes compartía vivienda en la tierra del barro rojo, que se está quedando sin varones, por el fenómeno migratorio.
El infortunio acompañó a la madre independiente el 23 de noviembre Día de Acción de Gracias en Los Ángeles California en donde estaba viviendo.
La mujer de 26 años, estaba en una parada con su hija y un accidente las embistió. Antes de fallecer, Alma estaba en una llamada telefónica con su mamá.
Lo último que le dijo a la familia que dejó en San Marcos Tlapazola, fue que estaba sentada en la parada del “bus” junto con su hija Alexa Antonio Aragón para regresar al lugar donde vivía.
“Estábamos en llamada con la mamá y nos dijo que ya estaban sentadas esperando el autobús y por eso, fue que nos enteramos que les pasó eso, en la forma en que gritaron, nos dimos cuenta de que algo les había sucedido”, dijo en su momento, Eriselda Aragón Cruz, hermana de Alma.
Por el accidente, la mujer perdió la vida de manera instantánea y la niña murió días después en el hospital, por las fuertes lesiones que recibió.
Sus familiares contaron que desde un momento pidieron ayuda de las instancias americanas, buscaron indemnización, detención de las personas responsables del accidente y agilizar los trámites de repatriación.
Sin embargo, en Estados Unidos se encontraban con la falta de personal, con dilaciones, por eso, aun cuando esperaban la llegada de los cuerpos en diciembre a Tlapazola, fue hasta esta semana que pasó cuando los restos llegaron.
El viernes fue el sepelio, dijo la hermana de la migrante fallecida.
La familia contó con el respaldo económico de las personas radicadas en Los Ángeles para realizar el trámite de la repatriación de los cuerpos, pero requieren de más recursos para cubrir sus gastos que realizan en Oaxaca.
