Luego que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional la criminalización total del aborto, la Iglesia Católica se pronunció a favor de la mujer y del derecho a la vida.
“En la actualidad estamos viviendo una gran crisis ante el pensamiento relativista que da lugar a la cultura del descarte, de discriminación y violencia, en el que con mucha facilidad podemos eliminar lo que nos estorba y de esta manera pretendemos alcanzar una falsa felicidad”, señaló Pedro Vázquez Villalobos, Arzobispo de Antequera Oaxaca.
“Hemos experimentado también, con profunda tristeza, que hay pensamientos engañosos, que aparentemente evitan un sufrimiento, pero que dañan severamente a las familias porque con el tiempo dejan heridas incurables en el corazón y en la conciencia de las mujeres”.
El Arzobispo expuso que las mujeres que han vivido en carne propia un momento tan difícil y doloroso, son las que mejor conocen, viven y pueden dar testimonio, “de que no podemos destruir la vida en cualquiera de sus etapas, es un don precioso de Dios. La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y solo Dios es Señor de la Vida desde su comienzo hasta su término”.
“Como su Pastor y Obispo, les bendigo de corazón y que Dios nos dé un buen discernimiento para valorar el bien que nos ofrecen las leyes y, si es algo que atenta contra los principios y valores humanos, no vale la pena promoverlas”, destacó Vázquez Villalobos al encabezar la homilía dominical en la Catedral Metropolitana de Oaxaca.
Invitó a los feligreses a ser solidarios con los más vulnerables que sufren por alguna situación, pero consideró que una sociedad que no respeta y destruye lo más preciado, que es la vida, se destruye a sí misma.
“Todo esto que vivimos, nos hace reflexionar como discípulos del Señor. Sufrimos mucho y nos duele tantos muertos a causa de la pandemia, pero yo quisiera que nos preguntáramos, ¿nos da el mismo dolor saber de los miles y miles y millones de abortos? Parece que los que mueren en el vientre de una mujer no duelen, pero sí duele la muerte de mi padre, de mi madre, de mi hermano, de mi esposa, de mi esposo, de mis hijos, pero no la muerte de alguien que se estaba formando en el vientre, y tenía derecho a vivir como yo vivo”.
“Nos duelen los feminicidios y alzamos la voz y decimos que la mujer merece respeto y lo seguiremos diciendo, pero también diremos y no nos vamos a callar, que el no nacido merece el mismo respeto a la vida. Sufrimos a causa de la violencia y, en el vientre de esa mujer se hace violencia para matar a un inocente. Eso no nos hace pensar. Hay mucho qué preguntarnos y hay mucho que decir”.
“Yo le doy gracias a Dios, a mi padre y a mi madre, porque puedo estar aquí, frente a ustedes. Gracias papá, gracias mamá porque me diste la vida y no me abortaste en tu vientre, pudiste haberlo hecho y no lo hiciste”, afirmó el Arzobispo.