“Todos los días estamos viviendo la tragedia de la impunidad y de la falta de justicia”, exclamó la periodista y defensora de derechos humanos Soledad Jarquín Edgar. A nombre de su familia y las de las más de mil mujeres víctimas de feminicidios en los últimos 12 años en Oaxaca reiteró la exigencia de justicia.
Desde temprana hora, el Palacio de Gobierno había sido blindado con vallas metálicas y un grupo de empleados alistaba el escenario para un foro político por la conmemoración, en el que destacaban los adornos naranjas y morados.
Pero cerca de las 13:00 horas, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Colectivo de Madres contra el Feminicidio y la Impunidad tomó el espacio para reivindicar la esencia de la conmemoración y la existencia de sus hijas.
Recordaron y alzaron la voz por quienes fueron “asesinadas por la misoginia machista en circunstancias distintas, en tiempos diferentes, a lo largo de 12 años en Oaxaca” y durante los gobiernos de Gabino Cué Monteagudo, Alejandro Murat y el primer año de Salomón Jara Cruz.
Las madres denunciaron que desde hace 12 años se han registrado más de mil 200 feminicidios o asesinatos violentos contra mujeres por razones de género. “Casi 12 años desde que el congreso de Oaxaca aprobó las reformas al Código Penal estatal que tipifica el delito de feminicidio. Y casi el mismo periodo desde que en Oaxaca existe un protocolo de actuación ministerial, pericial y policial en el delito de feminicidio”.
Sin embargo, lamentaron que en este mismo periodo haya prevalecido la impunidad en los casos de sus hijas y de las más de mil asesinadas: “12 años de sobrevivir a gobernadores y funcionarios corruptos”.
Sobre el templete del acto institucional, Soledad Jarquín cuestionó la decoración del mismo y del primer año de gobierno de Salomón Jara Cruz. “Deberían de decorarlo de negro, de luto, porque en estos 12 años que estamos contando a partir del asesinato de Alma Daisy han ocurrido mil ,200 asesinatos de mujeres; 102 de ellos ya están bajo la responsabilidad de Salomón Jara. No es borrón y cuenta nueva, es su responsabilidad”.
Para cuando ocurría la protesta de las madres, ya se habían registrado otros dos asesinatos violentos de mujeres.
Soledad Jarquín, madre de la fotoperiodista María del Sol señaló que el caso fue sobreseído en 2022 y que aunque hay un sentenciado por el robo del equipo de su hija, el inculpado aún no pisa la prisión y su condena ha sido reducida. “Y ha pedido recientemente que se absuelva”.
Aunado a ello, ni la Fiscalía de Delitos Electorales ni el Tribunal en la materia “han hecho nada” para investigar el delito electoral: “han protegido a políticos oaxaqueños del sistema actual y del pasado”. Por ahora, la defensora espera la resolución de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW”.
La madre de Viridiana Monserrat García Robles externó que en su caso han sido “11 años de lucha y de tocar puertas para poder tener la escucha y lograr el acceso a la justicia”, y por lo cual exige al gobernador Salomón Jara “ponga ya en actividades a la Comisión de Víctimas, que fue creada como un elefante blanco”.
La madre de Leslie Wilson Pérez (asesinada el 21 de noviembre de 2011) exigió la ejecución inmediata de las órdenes de aprehensión para dos de los inculpados, así como la reaprehensión para otro. Además de sentencia condenatoria a dos de los procesados.
Como ellas, la madrea de Ivonne Guevara Reyes (privada de la vida el 21 de diciembre de 2014), relató que aun cuando les ha dado los elementos a las autoridades, estas siguen sin aplicarla, pues han dejado libre a su presunto asesino.
En tanto, la madre de Alma Daisy Martínez exigió la sentencia de Julio C. H. L., de Roberto O. R, y Jesús F. M. “Llevan 10 años presos y no están sentenciados, no sé los beneficios que tienen todos los presos que no tenemos nosotras como víctimas”.
A 10 años del feminicidio de Dafne Carreño Bengochea, su madre, Zoila Bengochea, externó que aun cuando ya hay sentencia y reafirmación de la misma, el asesino (Alejandro E. R. L.) apeló y se amparó. “No sé qué más sigue, para nosotras las madres es cruel este dolor tan grande que llevamos”.
Una a una, las madres se dijeron hartas de la injusticia y un sistema que permite la corrupción y el tráfico de influencias, por lo que nuevamente exigieron justicia para sus hijas.
